El debut de Michael Bloomberg en los debates de candidatos presidenciales demócratas no fue auspicioso. Lo castigaron casi todos sus rivales y no logró defenderse adecuadamente, además de no haber podido pasar nunca a la ofensiva transmitiendo sus propias iniciativas. El mismo, reconoció ayer que fue derrotado y que eso hizo que el verdadero ganador del debate fuese Donald Trump y no alguno de sus adversarios.
Varios analistas suponían que la irrupción de Bloomberg en la campaña podría alterar el cuadro electoral pero no fue lo que ocurrió, al menos hasta ahora. Este fin de semana habrá asambleas en Nevada y luego primarias en Carolina del Sur en la antesala del supermartes del 3 de marzo cuando se elegirá a un tercio de los delegados que son necesarios para obtener la nominación en la Convención partidaria.
Según todas las encuestas, Bernie Sanders ganaría en el primer estado mientras que enfrentaría una elección muy reñida con Joe Biden en el segundo. Ayer a la tarde se conoció otro dato muy favorable para Sanders porque una encuesta lo mostró encabezando cómodamente la intención de voto en California en donde el martes 3 se elegirá el 10% de los delegados.
A esta altura del partido, la situación de Sanders se parece a la de Trump en 2016. Muchos dirigentes de su partido no lo ven presidenciable, pero sigue sumando delegados. Y si como todo indica, sale bien parado el 3 de marzo, su candidatura ya será difícil de parar. El gran interrogante es si Sanders estará en condiciones de unir a los distintos sectores del partido detrás de su candidatura. No parece sencillo, pero no le sería tampoco para ninguno de los otros candidatos. Incluido, luego de su mal paso en el debate de Las Vegas, a Bloomberg.
