La segunda y la cuarta economía del mundo entregaron ayer malas noticias. En Alemania el PIB se contrajo 0,1% en el segundo trimestre del año, siendo el único país de la zona euro que mostró un dato negativo y muchos analistas entienden que se encamina a una recesión. Las exportaciones tienen un papel relevante en la economía alemana y se han visto afectadas por el conflicto entre Estados Unidos y China, que son además, su primer y tercer destino respectivamente.
A su vez, en el segundo cuarto del año la economía de la zona euro creció 0,2% con relación al primer trimestre y 1,1% en la comparación interanual. Estos datos le dan más argumentos al Banco Central Europeo para poner en marcha una política monetaria más expansiva en su reunión de septiembre.
Por otra parte, los indicadores de China también muestran una economía menos dinámica. La producción industrial creció en julio 4,8% contra el mismo mes del año pasado mientras que la expansión interanual en junio había sido de 6,3%. La ventas minoristas crecieron en julio 7,6% en tanto que en junio lo habían hecho al 9,8% y tampoco fue positivo que el desempleo urbano haya trepado al 5,3%. Los analistas consideran que el gobierno de China deberá poner en marcha políticas de estímulo para lograr que el PIB suba entre 6% y 6,5%, como es su objetivo.
A estos datos, se sumó la inversión de la curva de los rendimientos en los bonos del Tesoro de Estados Unidos que es interpretada como una señal de que los mercados ven posible una recesión en un plazo no muy lejano.
Ante este contexto de desaceleración económica global, las bolsas se derrumbaron y el Dow Jones bajó 3%. Frente a ese comportamiento de los mercados, Donald Trump sostuvo que no es consecuencia de los conflictos comerciales con China, sino a los errores de la Reserva Federal. A su juicio, en un contexto de menor crecimiento no debió haber subido las tasas en cuatro oportunidades como lo hizo el año pasado y ahora deberías bajarlas mucho más rápido.
