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Lousteau busca despegar para seguir en carrera

¿Estaba en los cálculos de Martín Lousteau, cuando decidió abandonar la embajada argentina en Estados Unidos, la pobre performance que obtuvo en las primarias en la Ciudad?

22 septiembre de 2017

¿Estaba en los cálculos de Martín Lousteau, cuando decidió abandonar la embajada argentina en Estados Unidos, la pobre performance que obtuvo en las primarias en la Ciudad? Seguramente, no. Sobre todo, luego de su antecedente inmediato, que lo tuvo a las puertas de la jefatura del Gobierno porteño, balotaje reñido mediante. ¿Lo hubiese intentado de haberse percatado con cierta antelación de que un resultado de este tipo podía darse? Posiblemente no. El economista apuró los tiempos pensando que para dar la pelea en 2019 debía disputar la elección de medio término, pero sin que ésta le resultase tan costosa. ¿Qué tipo de elección necesita hacer Evolución para no disgregarse como espacio político y preservar el atractivo de su principal referente? Difícil saberlo.

Más allá de las respuestas inciertas, estas preguntas forman parte de un abanico más amplio de interrogantes que gira hoy alrededor de Lousteau, a un mes de las elecciones generales. Los primeros dos, casi a modo de reproche sin sentido. El tercero, como clave para pensar el futuro. La necesidad de mejorar los números, para ofrecer una pelea mano a mano (no deseada, si se quiere) con Unidad Porteña por el segundo lugar, resulta casi un mandato para este tramo de la campaña. Mientras el excelente resultado de Elisa Carrió y Vamos Juntos le quita espacio social de representación a su espacio y pone en aprietos a uno de los socios que conforman Evolución: el radicalismo porteño. O, por lo menos, el sector oficialista del partido en la Ciudad.

Ante este escenario, alrededor de Lousteau bajan las expectativas. Explícitamente, al menos. Aunque juegue mucho en la elección del 22 de octubre. Y parece redireccionar la campaña. Con menos críticas a Carrió, con quien había confrontado mayormente en el camino a las primarias y una disputa más directa con el kirchnerismo. “Compartimos con el PRO dejar atrás el pasado. Tenemos acuerdos y diferencias en el presente. No creemos que puedan hablar de modernidad quienes nos aislaron del mundo”, dijo hace unos días, en el relanzamiento de su campaña, junto a su compañera de boleta, la radical Carla Carrizo, y la primera candidata a legisladora porteña, la periodista y extrapartidaria Débora Pérez Volpin. “No hay polarización en la Ciudad. El PRO ya ganó, ahora la discusión es quién es la mejor oposición, si nosotros o el kirchnerismo”, señaló como eje a seguir por sus militantes.

Las dudas sobre el futuro de Evolución como espacio, como se dijo, forma parte de los interrogantes. Que los resultados de octubre ayudarán a develar. Pero también el impulso del PRO y la Coalición Cívica de sumar al radicalismo orgánicamente a Cambiemos, dado que la Ciudad es el único distrito del país en que la coalición no se conformó para las legislativas. Lousteau apuesta a escalar algunos puntos desde el escaso 13% y convertirse en interlocutor de peso del gobierno de la Ciudad y del Gobierno Nacional. Ya avisó que no se sumará al interbloque Cambiemos, pero también sabe que tendrá márgenes menores para negociar espacios de poder. Mientras que el trabajo que haga de aquí en más, incluso en términos de recomposición de su fuerza, serán clave para saber cuánto puede quedar en pie su sueño de volver a pelear el gobierno de la Ciudad en 2019.

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