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Vicepresidencia

Victoria Villarruel marca una identidad propia en medio del desorden interno en el Gobierno

La vicepresidenta se diferenció de la postura del jefe de Estado, Javier Milei, y el equipo de gobierno en varias oportunidades. El 2 de abril, el primer mandatario y Villarruel tendrán agendas distintas.

El presidente, Javier Milei, y la vice, Victoria Villarruel.
El presidente, Javier Milei, y la vice, Victoria Villarruel.

"Tenemos una excelente relación", aseguró el jefe de Estado, Javier Milei, al ser consultado sobre su vínculo con la vicepresidenta, Victoria Villarruel. Y admitió que "no pensamos exactamente igual", aunque consideró que "nuestras diferencias son imperceptibles para la gente".

En el último tiempo circuló el rumor de que el mandatario estaba distanciado de su compañera fórmula luego de que ésta convocara a sesionar en el Senado para tratar el DNU, que finalmente fue rechazado. 

La decisión de Villarruel de tratar el decreto sabiendo que el oficialismo tenía las de perder en el debate generó molestias en el núcleo duro de la Casa Rosada. Sin embargo, desde la Vocería presidencial intentaron minimizar la interna. 

La vicepresidenta también se diferenció del Ejecutivo al revelar que se enteró por los diarios de la postulación del juez Ariel Lijo para la Corte Suprema de Justicia. En esa instancia, afirmó que no le gustó el actuar del juez en la causa del asesinato del sindicalista José Ignacio Rucci por parte de Montoneros, que el magistrado federal tuvo en su despacho. 

Las diferencias continuaron en torno al aumento de sueldos finalmente frenado a los senadores y la decisión de sumar a las Fuerzas Armadas a la lucha contra los narcos.

"¿Presidente?, No sé, no lo descarto", respondió Villarruel cuando le preguntaron por sus aspiraciones. 

El 24 de marzo, Día de la Memoria, Verdad y Justicia, el Gobierno fijó su posición sobre lo sucedido durante la última dictadura con dos spots. La cuenta oficial de X (ex Twitter) de la Casa Rosada publicó un video reclamando conocer "la verdad y la justicia completa", en tanto Villarruel compartió su propio documento en el que aseguró que "no fueron 30.000" los desaparecidos en la dictadura.

De cara al 2 de abril, cuando se conmemora el 42° aniversario de la Guerra de Malvinas, el Gobierno prevé, nuevamente, una agenda dividida entre Milei y la vicepresidenta. 

El jefe de Estado estará en la Plaza General San Martín participando en la colocación de una ofrenda floral en el Cenotafio de los Caídos en Malvinas. 

Por su parte, Villarruel asistirá al acto frente al Cenotafio y luego comenzará su propio tributo en el Senado. Allí, hará entrega en el salón Azul de Diplomas de Honor a excombatientes y a integrantes de la Comisión de Familiares Caídos.

La fecha es de sensibilidad no solo para la ciudadanía argentina, sino también para Villarruel, que reivindica a su padre como veterano. En la relación con Milei, la cuestión de Malvinas genera ruido luego de que el Presidente expresara en campaña su admiración por Margaret Thatcher y la calificara como "una gran líder en la historia de la humanidad".

Identidad propia

El analista político y director del Observatorio Electoral Consultores y Roger Data, Julio Burdman, planteó que el objetivo de mostrar una identidad diferenciada se vincula con el hecho de que "ella no es libertaria: tiene una visión distinta, más conservadora y nacionalista que la ideología núcleo de Milei". 

Por eso, lo que se interpreta como "desafíos de poder" son, en realidad, expresiones de la identidad política de Villarruel. "En la medida en que ella no desafíe el poder de Milei, no va a haber inconvenientes", dijo Burdman. 

Y agregó: "Distinto sería el caso si ella aparece teniendo reuniones con referentes políticos en forma pública". En tanto, la vicepresidenta no sostenga un rol político que implique la construcción de su propia base de apoyo, la diferenciación se mantiene en el plano identitario. 

Sin embargo, el analista destacó que el panorama genera "curiosidad" dado que "tenemos todo un pasado reciente caracterizado por la tensión entre presidente y vice, que es algo común a todos los países presidencialistas".

Respecto a las fechas de conmemoración, Burdman señaló que Villarruel "le da una impronta personal e ideológica a todos estos temas, y a Milei mal no le viene porque delega en ella esta agenda más vinculada a la historia y a posiciones más conservadoras".

En ese sentido, explicó que Milei es un economista, y que "casi siempre intervino en la opinión pública hablando de economía: él considera que estos temas no le son propios". 

Por su parte, el consultor político Pablo Touzón definió: "La pareja de Milei, y el éxito de su alquimia, es que concilia opuestos". 

Planteó que Milei y Villarruel logran hacer confluir conceptos no tan fáciles de reconciliar. "Son la pareja del caos y el orden; la disrupción y la tradición; el globalismo y el nacionalismo", expresó Touzón. 

Y agregó: "La pregunta (y la interna) surgen cuando la pregunta amanece: ¿al ajuste de la revolución libertaria no debería seguirle en algún momento un orden conservador? Esa secuencia posible despierta todos los resquemores entre presidente y vice."

Un caso particular

La tensión en la fórmula presidencial trae el recuerdo de experiencias pasadas. 

En la última gestión, se evidenció una inversión en el equilibrio de poder: la vicepresidenta, Cristina Fernández, tenía más influencia y fuerza política que el presidente, Alberto Fernández

En casos anteriores, los vices que se diferenciaron del Jefe de Estado tenían un peso político propio y respaldo en distintos sectores debido a su trayectoria previa a la integración de la fórmula. Tal es el caso de Julio Cobos, Carlos "Chacho" Álvarez e incluso Carlos Ruckauf

Por el otro lado, los casos en los que no hubo una relación estresada fueron los de Víctor Martínez junto a Raúl Alfonsín; y Mauricio Macri con Gabriela Michetti

Pero este caso cuenta con una particularidad, que es el hecho de que Villarruel no cuenta con  una trayectoria política previa relevante. La vicepresidenta busca construir una base de apoyo a partir del cargo que hoy ocupa al que llegó por exclusiva decisión de Milei. Antes de asumir, fue diputada nacional y reconocida por un círculo reducido por sus reivindicaciones y proyectos para representar a las víctimas de los grupos guerrilleros durante los '70.

Por lo tanto tiene un largo camino por delante si quisiese construir un poder político propio.

Desorden interno

La tensión entre Villarruel y Milei acompaña un clima de desorden hacia el interior del Gobierno. 

La Libertad Avanza asumió el poder en diciembre del año pasado sin una estructura partidaria sólida. Ese fue uno de sus atractivos durante la campaña, es decir, la oferta de un espacio "nuevo" y "distinto" a todo lo anterior, sin viejas lealtades políticas ni participación en el ámbito público. Pero hoy ese atractivo electoral se manifiesta en dificultades para la gestión. 

A poco más de cien días en la administración, unos 15 funcionarios ya dejaron su cargo. Las renuncias o desplazamientos se dieron luego de que el Gobierno quedara envuelto en alguna polémica. 

Y desde el interior de la administración, funcionarios advierten que la situación está teniendo impactos directos en la gestión. 

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