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Entrevista

Oppenheimer: "El crecimiento económico es indispensable pero no suficiente para que la población sea feliz"

El Economista dialogó con el periodista argentino Andrés Oppenheimer, quien recientemente publicó el libro "Cómo salir del pozo".

Oppenheimer: "El crecimiento económico es indispensable pero no suficiente para que la población sea feliz"
27 noviembre de 2023

Tras varios años de relativa estabilidad internacional, la pandemia del Coronavirus y la guerra en Ucrania han impactado de lleno en la economía mundial, provocando que muchos países caigan en recesión y miles de personas en la pobreza.

Sin embargo, los problemas económicos y el descontento de la población no son un fenómeno nuevo. Un ejemplo de esto es que el estrés, el cual antes afectaba a un cuarto de la población, ahora ya alcanza a la tercera parte. 

Por ello, no sorprende que, en 2022, en una encuesta anual sobre la felicidad y las emociones realizada por Gallup en 137 países, el índice de personas que se declararon enojadas o estresadas fue del 33 % (en 2006 la cifra fue del 24%). 

Y a esto se suma que, como consecuencia de este descontento, populismos de todo tipo están surgiendo a lo largo del globo.

Esta interesante cuestión es abordada por el periodista argentino Andrés Oppenheimer en su último libro "Cómo salir del pozo" (Debate), quien intenta no solo encontrar una explicación a la crisis, sino también detallar soluciones para la misma. 

En dialogo exclusivo con El Economista, Oppenheimer no solo brindó más información sobre su nueva investigación, sino que además argumenta cómo estos niveles de insatisfacción también explican la llegada de Javier Milei al poder en Argentina. 

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Andrés Oppenheimer
  • ¿A qué se deben los niveles actuales de infelicidad mundial? 

En mi libro comento que el crecimiento económico es indispensable pero no suficiente para que la población sea feliz. No es casualidad que los países más felices del mundo, según el ranking mundial de la felicidad, son los escandinavos en donde sus habitantes están económicamente bien y tienen las necesidades básicas cubiertas.

Tampoco es casualidad que los países que están "en la lona" económicamente, como Venezuela, ocupan los últimos puestos del ranking.

Hoy hay una nueva disciplina, que aún no se conoce bien en América Latina, que está enfatizando en el hecho de que, paralelamente al crecimiento económico, debe haber políticas públicas, empresariales y educativas para aumentar la felicidad. Sino, sucede lo que pasó en Chile, en donde hubo 30 años de crecimiento económico, pero en 2019 hubo un estallido social.

En mi libro, parto de la base de que, según las encuestas mundiales ya mencionadas, hay una ola de descontento y en los últimos veinte años la infelicidad está creciendo en todos lados.

Por ello, hay cada vez más países que están tomando medidas innovadoras para hacer crecer la economía y aumentar la felicidad.

En mi libro cito los viajes que hice por los países nórdicos, el Reino Unido, India, Bután, Israel y otros países, detallando mis experiencias con la esperanza de que esas medidas se adopten en nuestros países. 

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Imagen tomada durante el estallido social en Chile

 

  • ¿Por qué las actividades comunitarias son tan importantes en Dinamarca? 

En América Latina somos muy familieros y amigueros, y tenemos una rica vida social, pero no tenemos una vida comunitaria como otros países ni una cultura del voluntariado. 

En Dinamarca me costó mucho conseguir entrevistas después de las 16:00 pm porque todos los funcionarios, académicos y periodistas se iban a sus clases de karate, yoga, coro, y otros tipos de actividades.

Al mismo tiempo, observé un gran sentido del voluntariado, ya que muchísima gente participa en ellos, e incluso algunos gobiernos, como el danés, estimulan esto.

Dinamarca suele salir primera o segunda en los rankings mundiales de la felicidad, y muchos funcionarios me destacan que es gracias a la vida comunitaria y sus voluntariados.

Por ejemplo, allí, que tiene unos 5,7 millones de habitantes, hay tres veces más grupos de filatelistas que en México, en donde viven 130 millones de personas. 

Pero lo interesante es el que gobierno estimula estas actividades: hay una ley por la cual las oficinas públicas y las escuelas deben prestar sus instalaciones después de hora a los grupos comunitarios o vecinales para hacer talleres literarios, clases de canto y baile. 

Además, el gobierno le da un dinero a estas instituciones que es suficiente para limpiar los establecimientos luego de las reuniones.  

Este tipo de actividades no solo aumenta la felicidad de la gente, sino que además reduce los costos hospitalarios y de salud que provoca la depresión. 

  • ¿Cómo abordan estos problemas en el Reino Unido?

Sus funcionarios me comentaron que allí hacen encuestas de felicidad: le preguntan a la gente cuán feliz es en una escala del 1 al 10 y, de acuerdo a eso, detectan bolsones de infelicidad y pueden determinar que en un barrio determinado de Londres hay una gran cantidad de personas descontentas.

Entonces, mandan un asistente social para que hable con las personas y después crean diferentes actividades para contrarrestar los problemas, como clases de cocina o grupos de coleccionistas de estampillas.

Así no solo logran aumentar la satisfacción de vida de las personas, de las cuales muchas están solas, sino que se ahorran una millonada en gastos hospitalarios. 

  • ¿Qué son las clases de felicidad en India?

Viajé a India para escribir el capítulo de la educación y la felicidad. En Nueva Delhi los chicos tienen clases diarias obligatorias de felicidad en todas las escuelas públicas.

Les enseñan a meditar y a tolerar los fracasos a través de casos concretos de personas famosas. Les cuentas historias de cómo estas han perdido muchas veces y luego les piden a los chicos que comenten sus propios fracasos y hagan deberes sobre cómo se sobreponen a estos problemas.

Les enseñan a los chicos desde muy pequeños a familiarizarse con la idea de que todos nos caemos y nos levantamos en la vida, por lo que no debemos ahogarnos en un vaso de agua. Uno de los ejemplos que escuché fue el de Lionel Messi, cuando la Selección Argentina llegó el mundial de Qatar con un invicto de más de 30 partidos, pero el equipo perdió el primer partido del torneo con Arabia Saudita.

Pero después del partido Messi, que como todos los deportistas está acostumbrado al fracaso rutinario, destacó que, pese a la derrota, la selección tenía un excelente equipo y que iban a poder revertir la situación. Y así fue, ya que terminaron ganando el Mundial. 

Así, los chicos entienden que Messi ha fracasado a lo largo de su vida muchas veces, por lo que seguramente a ellos también les va a suceder, pero eso no es motivo para rendirse.

  • ¿El triunfo de Milei está relacionado con la infelicidad de la población argentina?

Definitivamente el triunfo de Milei es una expresión más del descontento de los argentinos, principalmente porque el gobierno kirchnerista ha sido desastroso. El engaño de que se puede hacer crecer la economía y reducir la pobreza imprimiendo dinero es un disparate y la gente se dio cuenta de eso.

Pero lo mismo está ocurriendo en otras partes del mundo, ya que las apariciones de Donald Trump o Jair Bolsonaro son parte del mismo fenómeno, al igual que la de Gabriel Boric en Chile, Pedro Castillo en Perú o Gustavo Petro en Colombia. 

En Inglaterra el que comenzó todo este movimiento de empezar a hacer censos de la felicidad e implementar políticas públicas para contrarrestar los problemas fue James Cameron, un primer ministro conservador.

En América Latina, lo que han hecho los gobiernos populistas, como el de López Obrador en México o el de Alberto Fernández, es tratar de usar la felicidad como un pretexto para sus fracasos económicos.

López Obrador prometió tasas de crecimiento del 4% pero no lo logró. Entonces ahora dice que lo importante no es el crecimiento sino la felicidad.

El presidente electo, Javier Milei.
El presidente electo, Javier Milei.
  • ¿Podrá Milei revertir la situación?

Creo que para Milei es fundamental poder terminar con la inflación y promover el crecimiento, aparejándolo con políticas públicas que aumenten la felicidad.

Sin inversión no habrá crecimiento, y sin crecimiento no habrá reducción de la pobreza, por lo que no podría haber un pueblo feliz. Creo que hay una esperanza de que Milei logre lo que prometió y eso va a depender de él mismo. 

Todo va a depender de que él entienda que, pese a que ganó por 11 puntos, no tiene un aparato político, ni tampoco gobernadores ni legisladores suficientes, para poder gobernar, por lo que deberá hacer una alianza estructurada y firme con Mauricio Macri, Patricia Bullrich y otros sectores de centro y de derecha.

Milei solo no podrá lograrlo, por lo que es fundamental que comprenda esto. Si lo entiende y logra formar alianzas fuertes y duraderas, le podría ir bien a él y a la Argentina. 

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