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Fernando Sánchez

"No importa si vos sos un neonazi, un socialdemócrata o un liberal humanista, para el presidente Milei son todos iguales"

"¿Cuántas iniciativas le votó el kirchnerismo a Milei? Ninguna. Fijate cómo va a votar la designación de Lijo", asegura Sánchez en diálogo con El Economista.

El ex diputado nacional Fernando Sánchez
El ex diputado nacional Fernando Sánchez .
Ramiro Gamboa 30 mayo de 2024

"El presidente Milei no va a lograr seguridad jurídica para las inversiones con un juez como Ariel Lijo en la Corte", dice Fernando Sánchez, dirigente de la Coalición Cívica, integrante de la mesa chica de Elisa Carrió y exsecretario de fortalecimiento institucional del gobierno de Mauricio Macri. 

"No importa si vos sos un neonazi, un socialdemócrata o un liberal humanista, para el presidente Milei son todos iguales", asegura Sánchez en diálogo con El Economista y dice que "lo primordial para Milei, como para el kirchnerismo, es la confrontación sin límite". También entiende que el secretario de Culto de la Nación, quien se manifestó en contra del divorcio, le parece un horror: "Si esa es la sociedad que quiere, yo estoy 150 kilómetros del otro lado".

Sánchez nació en Resistencia, Chaco, y cuando terminó el secundario se mudó a la Ciudad de Buenos Aires y estudió Ciencia Política en la Universidad de Belgrano; fue elegido Diputado Nacional por la Coalición Cívica en el 2007 con 31 años. "Fui uno de los diputados más jóvenes —cuenta Sánchez— porque antes el promedio de edad era mucho más alto. No estaba de moda que los jóvenes tuvieran cargos de tanta significancia. Estaba lleno de abogados y de señores grandes. Hoy no es más así".

En el 2015, Sánchez acompañó a Martín Lousteau como candidato a Vicejefe de Gobierno de la Ciudad, y su fórmula electoral obtuvo 48% de los votos; perdieron por solo dos puntos contra Horacio Rodríguez Larreta. A principios del 2018, comenzó a trabajar en la Casa Rosada para el equipo de Marcos Peña como Secretario de Fortalecimiento Institucional, cargo que ocupó dos años, hasta el diez de diciembre de 2019: "Fue una experiencia extraordinaria. Aprendimos mucho y dejamos muchas ideas. Trabajaba con Marcos, con Mauricio y con los ministros", cuenta Sánchez.

En el 2022 y en el 2023, coordinó el trabajo de cuatro fundaciones: el Instituto Hannah Arendt de la Coalición Cívica, Fundación Pensar del PRO, Fundación Alem de la UCR y la fundación Encuentro Federal del peronismo encabezado por el diputado Miguel Ángel Pichetto, donde trabajaron planes de gobierno para los dos candidatos de Juntos por el Cambio: Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich.

 "Usamos parte del trabajo entre las fundaciones para hacer proyectos de ley, así que sirvió. Estuvo muy bien el trabajo que hicimos en conjunto, e hizo pensar que teníamos muchas coincidencias, pero después vino el factor Milei que desordenó todo lo que venía ordenándose. Aunque por ahí ordena otras cosas, ¿no?", dice Fernando. Hoy trabaja en el bloque de diputados de la Coalición Cívica, que tiene una oficina ubicada enfrente del Congreso de la Nación desde donde conversa con El Economista.

—¿Por qué Juntos por el Cambio perdió las elecciones del 2019?

—Perdimos en 2019 porque estábamos en el medio de una transición muy grande entre la Argentina kirchnerista y un país moderno. Había trampas conceptuales; también hubo grandes ilusiones con el gobierno de Cambiemos, y una parte de esas ilusiones no salieron bien. Si miramos los números, la pobreza y la inflación no bajaron. Es difícil cubrir una expectativa si la inflación y la pobreza no bajan y las perspectivas de progreso no aumentan. Sin embargo, hay un montón de otros aspectos de la agenda de la vida de los ciudadanos en los que sí estuvimos a la altura: la convivencia pacífica, el sentido de la justicia, la disputa política sin irte a los extremos, una inserción al mundo razonable con aliados que quieren proteger tus valores, tu proyección propia al mundo, una pelea contra la corrupción infernal. Esas fueron nuestras grandes conquistas. Por eso perdimos, pero con un buen número, porque la inflación y la pobreza no son las únicas variables que miden los ciudadanos, no es el único punto de las agendas. Los ciudadanos cuando votamos llevamos una canasta de intenciones y de reclamos y hacemos un cocktail ahí adentro y sacamos un resultado. También hubo una conexión emocional con nuestro gobierno.

El ex diputado nacional Fernando Sánchez
En el 2015, Sánchez acompañó a Martín Lousteau como candidato a Vicejefe de Gobierno de la Ciudad, y su fórmula electoral obtuvo 48% de los votos

—¿Cómo era trabajar con Marcos Peña?

—Muy fácil porque es una persona con la que coincidimos mucho en términos de valores. Es un tipo muy de centro, y eso hizo que el gobierno nunca se fuera para ningún extremo, no hubo tentaciones. Además, es un tipo muy íntegro Marcos, dejaba hacer muchas cosas. Era un trabajo muy lindo. Era desafiante porque escribíamos cosas que luego eran publicadas en el Boletín Oficial o se convertían en leyes que iban a ser obligatorias para cuarenta y siete millones de argentinos, así que lo hacíamos con mucha responsabilidad. También ayudábamos a Marcos cuando tenía que responder las preguntas que le hacían como jefe de Gabinete, que eran miles y miles de preguntas que nos mandaban para que miremos. El gobierno argentino es muy grande, la realidad que administra es muy grande y no te sirve ignorar los problemas o no designar a los funcionarios como está pasando ahora. El kirchnerismo te solucionaba todo creando más secretarías y direcciones, más burocracia que no resolvía los problemas. Y Milei todo lo contrario: no hace nada. Y el problema no desaparece aunque vos no designes al funcionario.

—A diferencia de lo que sucedió con el gobierno del Frente de Todos, en el de Cambiemos sí había un jefe claro.

—Nosotros gobernamos los cuatro años en minoría parlamentaria y con un número muy chico de gobernadores, que son como los elementos políticos que pesan mucho institucionalmente ajenos a tu presidencia. Juntos por el Cambio no perdió ni un diputado, ni un senador, ni un gobernador ni un intendente durante cuatro años, y no es que no había discusiones dentro de Juntos por el Cambio; había y muy fuertes, pero no abandonó nadie y no fue por lealtad al presidente, fue por lealtad al proyecto que todos habíamos construido.

—¿Podemos pensar en la presidencia de Macri como una gestión partida en dos? La primera etapa 2016-2017 sin crisis cambiaria, y una segunda etapa 2018-2019 con una mayor volatilidad financiera?

—Sí, los primeros dos años fueron extraordinarios, creímos que íbamos a ser Canadá en ocho años; eso también formó parte de una ilusión, de una mala lectura de las posibilidades y de las velocidades reales. Era todo ilusión, donde también laburábamos un montón. Los dos últimos años fueron un realismo duro, no hubo más crédito, estábamos apalancados en el crédito porque nadie estaba dispuesto a hacer un reordenamiento del gasto público y decidimos, en vez de la motosierra, algo más "civilizado", más digerible, que fue el gradualismo. Le dimos a la sociedad lo que nos pedía, que era un cambio con menos dolor, encontramos un bache y nos fuimos a la banquina. ¿Por qué perdimos? Porque no logramos nuestras propias expectativas, las que sembramos, las que nosotros mismos teníamos; aun sin haber defraudado todos los objetivos que teníamos, muchos de los cuales fueron conseguidos, y es por eso que perdimos con muchos votos. Eso después sirvió para resistir en una lógica razonable los cuatro años de Alberto, quien no tenía mayoría propia. Y tenía una gigantesca interna. El gobierno de Alberto estaba condenado a morirse en punto muerto. Pensá en un auto, Alberto estuvo en punto muerto cuatro años. La caja de cambios la bloqueaba su propia interna.

—El bloque de Juntos por el Cambio se mantuvo unido hasta la victoria de Milei en 2023. ¿Por qué hoy no siguen juntos?

Milei se convirtió en el nuevo polo de atracción, de gravitación, un nuevo planeta. No todo el mundo fue a gravitar alrededor de ahí, pero hay quienes fueron atraídos por ese nuevo polo de atracción. El planteo de Juntos por el Cambio podía ser más liberal, humanista, conservador, socialdemócrata, pero era una coalición definitivamente de centro con los matices de todos los actores. Hay quienes no estaban tan contentos con ser de centro, algunos querían ser más de centro-derecha, o de derecha decidida, o conservadores puros.

"La Constitución y sus pensadores fueron sabios en establecer que la regla es la libertad y la garantía de la libertad es el respeto mutuo", dice
"La Constitución y sus pensadores fueron sabios en establecer que la regla es la libertad y la garantía de la libertad es el respeto mutuo", dice

—Si la Coalición Cívica contribuyó a que Juntos por el Cambio se corriera para el centro en 2015, ¿qué pasó en 2023?

—Hubo un fenómeno emergente: Javier Milei. Él, en realidad, fue un depositario de lo que la sociedad empezó a sentir. Había latente algo en la sociedad que no estaba en 2015. Las frustraciones recurrentes hacen que las sociedades empiecen a buscar caminos alternativos que normalmente no son los mejores. Porque emergentes como Milei te ofrecen algunas soluciones alternativas basadas en algunas cuantas verdades, pero también soluciones y explicaciones mágicas. Lo primordial para Milei, como para el kirchnerismo, es la confrontación sin límite: nunca vi a un país que progrese en libertad y con una convivencia pacífica con planteos que vengan de los extremos.

—En la película Trumbo del director Jay Roach puede verse la persecución a un grupo de escritores de Hollywood por sus ideas políticas; se muestra cómo en una época de crueldad de Estados Unidos a fines de 1940 y principios de 1950 se penalizó a decenas de personas por lo que pensaban, a tal punto que un escritor como Dalton Trumbo fue a prisión por su ideología progresista. Cuando uno ve al Comité de Actividades Antiamericanas tildando de comunista a todo el mundo es imposible no pensar en Milei.

—Esa es otra característica de los extremos; los extremos creen que todo el resto no vale la pena, por algo se posicionan en un extremo. A medida que vos te vas yendo hacia los centros, lo que tenés ahí es capacidad de reflexión, porque vos estás apoyado sobre dos costados que no son ni tan lejanos a vos ni tan propios tuyos, y vos, para poder gobernar y para poder entender una sociedad que es más compleja, necesitás mirar a tus dos costados, siempre. ¿Qué hacen los extremos? No miran, tienen un solo costado, y todo el resto del continuo que no son ellos, no sirve para nada, es más, son todos iguales. Si vos mirás el discurso de la izquierda argentina, nos pone a todos en el mismo andarivel, en la misma estantería, no importa. Y viene el otro extremo y dice lo mismo. Me acuerdo del discurso de Davos del Presidente. No importa si vos sos un neonazi, un socialdemócrata, o un liberal humanista, para el presidente son todos iguales. Cuando el presidente se priva de todas las categorías para poder analizar un escenario, también se priva de la posibilidad de estar errado. Milei no imagina la posibilidad de estar equivocado.

—En el 2011, Cristina ganó con el 54 % de los votos en primera vuelta; en el 2013, la Coalición Cívica armó una estrategia junto a otras fuerzas políticas para ganarle al kirchnerismo en las elecciones legislativas y después para gobernar con Cambiemos en el 2015. En el 2023, Milei ganó también con una gran cantidad de votos. ¿Ustedes van a hacer algo similar? ¿Van a preparar una estrategia para ponerle un límite en el 2025 y para volver al gobierno en el 2027?

—Los escenarios no son iguales. Las situaciones no se repiten porque los contextos cambian, y las sociedades también cambian con una velocidad extraordinaria. ¿Qué no cambia? Los valores no cambian. Las herramientas, sí. ¿Qué tenemos que hacer hoy nosotros? Brindar claridad en el medio del banco de niebla. La Argentina necesita sanear sus problemas. Yo no soy de los que creen que hay que volver al pasado, para eso está el kirchnerismo. Ellos dicen: "No solucionemos ningún problema, pero volvamos al pasado". Los países, las sociedades, las personas, decimos sí a muchas cosas y decimos no a otras. Lilita suele decir que un adulto responsable es el que sabe decir sí y el que sabe decir no. Nosotros podemos estar de acuerdo con dos tercios de la ley Bases y podemos estar en desacuerdo con un tercio de la ley Bases, pero ese tercio probablemente sea sustancial como la delegación de facultades. Hay colegas que dicen que "sin estas herramientas la Argentina no sale adelante" y eso no es cierto. Si lo que encontramos es griterío, contradicción y alta velocidad, es difícil poder contribuir a que las cosas salgan lo mejor posible. ¿Cómo se puede hacer para que la Argentina, con este gobierno que yo no voté, y tampoco lo voté a Massa, suba las chances de éxito, de que un país sea viable y sostenible en el tiempo? Las cosas se tienen que hacer bien. Hay que reconquistar la posibilidad de un crédito barato, obvio. Si no, ¿cómo te ponés un kiosco? Y hay que brindar seguridad en el conurbano y en otras ciudades y en otros conurbanos del interior del país. Y hay que volver a definir el federalismo argentino que no lo entiende nadie. Creo que dos tercios de los gobernadores no lo entienden.

El ex diputado nacional Fernando Sánchez
"¿Vamos a volver a la Argentina pre-divorcio porque los chicos rinden menos en la escuela?", cuestiona Sánchez

—¿Qué no entienden?

—Que el Estado federal no es un enemigo de nadie, es una construcción superadora para que haya una nación. Por ejemplo, los cordobeses, que yo creo que podrían haber sido los que podrían haber protagonizado el nuevo acuerdo federal, son más antiporteños que federales. Y ese es otro problema. El ser antiporteño es una pérdida de tiempo. Si empezamos a redefinir un pacto federal con una intención antiporteña vamos a perder el tiempo. Lo que hay que hacer es ser un país grande y federal, como lo son Brasil, como lo es Estados Unidos, donde vos tenés otros polos de dinámica territorial que te definen un verdadero federalismo. Anda a contarle a la costa oeste norteamericana que no existen.

"Muchos porteños la votarían (a Lilita)", dice Fernando Sánchez
"Muchos porteños la votarían (a Lilita)", dice Fernando Sánchez

—Si el año que viene Elisa Carrió es candidata a senadora nacional contra Karina Milei, ¿Lilita le puede ganar?

—Sí, claro. Muchos porteños la votarían. Creo que la sociedad argentina mayoritariamente quiere dos objetivos, uno que un poco hoy lo está encarnando Milei: solucionemos los problemas económicos. Con todas sus contradicciones, él está planteando un montón de cosas en las que yo creo, pero está planteando algunas cosas en las que yo no creería en mi vida. Por ejemplo, el secretario de Culto de la Nación es algo en lo que yo no creería en mi vida. Cuando [Francisco Sánchez] era diputado, a mí me espantaba. Sus discursos eran lo más conservador que existía en la Cámara de Diputados junto con la izquierda. Como secretario de Culto, es decir, funcionario del presidente Milei, me parece un horror. Si esa es la sociedad que quiere, yo estoy 150 kilómetros del otro lado, y del otro lado no es con el kirchnerismo, estoy con los liberales. ¿Vamos a volver a la Argentina pre-divorcio porque los chicos rinden menos en la escuela?

"Milei no imagina la posibilidad de estar equivocado"

—¿Qué pensás de la personalidad de Javier Milei?

—Cuesta entender su personalidad porque no lo conocemos; es un verdadero emergente. Arrancó hace 72 horas y llegó a la presidencia. Veo que le pone una velocidad y una radicalidad a la presidencia muy grande. Eso hace que las expectativas crezcan, pero también que la gente esté extenuada. Si venía extenuada de los malos resultados recurrentes, también está extenuada porque o esto sale bien —y no sé si sale bien— o la gente queda totalmente agotada. El de Milei es el perfil de alguien que no tiene descanso. Cristina también era un perfil que no tenía descanso y que tampoco dejaba descansar al resto. Si bien yo no creo en muchos logros del kirchnerismo, si Cristina creía que hubo muchos logros, no dejaba a la sociedad en paz para que disfrutara de esos logros; estaba todo el tiempo al palo. Eso agota a los argentinos e impide ver cosas, incluso cosas que se hacen bien. Esa alta velocidad tampoco te deja hacer correcciones, ver qué funciona bien y qué no. El populismo patea para adelante los problemas, y tanto Cristina como Milei son populistas.

—El diputado socialista Esteban Paulón subió en un tuit una foto besándose con su marido y el biógrafo y amigo de Milei, Nicolás Márquez, escribió: "Me dijeron que hay una página que se llama X-Videos en donde se pueden subir estas imágenes sin escandalizar a la gente. Slds". ¿Qué dice del presidente que tenga un amigo como Márquez?

—El de Márquez es un discurso que en épocas retrocede y en épocas avanza. Soy más feliz cuando la sociedad es más liberal y me preocupa mucho cuando la sociedad se vuelve tan conservadora. No es bueno para el ser humano volverse conservador. Por eso creo que la Constitución Argentina y sus pensadores fueron sabios en establecer que la regla es la libertad y la garantía de la libertad es el respeto mutuo. También es cierto que cuando las sociedades avanzan mucho en conquistar derechos, no toda la sociedad camina a la misma velocidad y no todas las realidades son las mismas. Acordate que nosotros convivimos con personas que vivieron en otros contextos, que tienen otras edades, que tuvieron otras experiencias y que además tienen otras formaciones. No digo que haya que entender a Márquez, pero hay que entender que esa persona resiste un proceso liberal. Y tenemos que ser inteligentes para ser liberales.

Más allá de que una persona no tolere que dos varones se casen, lo importante es lo que la mayoría de la sociedad acepta. Porque la verdad es que no hay gente saqueando supermercados porque existe la Ley de Matrimonio Igualitario. Por eso digo que los países culturalmente más interesantes son aquellos que están más capacitados para entender relaciones y realidades diferentes, pero que a su vez lo que buscan incansablemente es la igualdad y la libertad al mismo tiempo. ¿Qué dice la relación de Márquez con Milei? Dice que las contradicciones de una personalidad como la del presidente son enormes. Dice "viva la libertad carajo", pero que una parte de la población no sea libre, no lo entiendo. La conquista de la libertad es para todo el mundo que quiera habitar el suelo argentino. Ojo, porque Cristina nunca nombraba la palabra libertad. Su foco era la igualdad para todos y todas, y en nombre de esa igualdad jodían todas las libertades.

—¿Qué pensás de la pelea de Milei con el presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez?

A la Argentina no le sobra nada, así que pelearse con todo el mundo no es un buen negocio. A la Argentina no sé de qué le sirve asociarse a Vox cuando lo que necesita desesperadamente es que venga cualquier español, ponga millones de dólares y abra lo que sea en Argentina. Necesitamos que a la Argentina venga plata, generar empleos, recursos y desarrollo armónico en todo el territorio. ¿Quién va a poner un dólar en un país inestable? Pelearse con uno de los principales socios comerciales y uno de los mayores inversores extranjeros directos, como los españoles, no le sirve a la Argentina. No le sirve de nada.

 "Las frustraciones recurrentes hacen que las sociedades empiecen a buscar caminos alternativos que normalmente no son los mejores"

—¿Por qué estás en contra de que el juez Ariel Lijo integre la Corte Suprema de Justicia?

—Ariel Lijo detuvo la causa por YPF que nosotros denunciamos como uno de los mayores fraudes de la Argentina. Ese es el motivo por el cual Lijo no. Juntos por el Cambio dejó una Corte razonable, con buen posicionamiento, plural y que funciona bien. ¿Por qué quieren desarreglar algo que está bien? Igual que con la política exterior. A la Argentina le sobran problemas. Arreglá los que faltan arreglar, no desordenes lo que funciona bien. Otro problema de Lijo es su hermano, su alter ego Freddy Lijo. Me gusta que cuando dos empresas tienen una controversia, se paren ante un juez y el juez les diga quién tiene razón, no a dónde hay que ir a hablar. El presidente no va a lograr seguridad jurídica para las inversiones con un juez como Ariel Lijo en la Corte. Todos los senadores saben quién es Lijo. ¿Viste cuando querés descubrir un delito económico que te dicen follow the money? Cuando querés descubrir una malversación política, follow the voto del kirchnerismo. ¿Cuántas iniciativas le votó el kirchnerismo a Milei? Ninguna. Fijate cómo va a votar la designación de Lijo.

—¿Cuáles son tus convicciones? ¿En qué creés?

—Yo quiero que en mi país el resto viva como vivo yo. Para mí, para Fernando Sánchez, es muy fácil definirme en qué creo y qué quiero para la Argentina. Quiero vivir como soy, la libertad es la regla, el respeto es la única manera de que esa regla, la libertad, conviva con las libertades de los demás, y esa convivencia tiene que ser pacífica, no puede ser autoritaria. Necesitás crear condiciones de progreso, un país sin progreso es un país resentido. Necesitás distribuir oportunidades para que el progreso sea para todos; me gustan los países de una clase media grande, no tengo prejuicio de clase, el que hace mucha guita, que la disfrute. Me gustan los países cultos, con una lógica cultural importante. Cultos no en el sentido más fino de la palabra, sino en el sentido de que sus ciudadanos aprendan a disfrutar cosas que no sean solo ganar guita. Porque lo que hay que producir, el progreso, no es solamente producir recursos económicos, que claramente es importante, sino que tenés que producir recursos culturales.

—Cuando nombrás a la cultura, pienso en la foto oficial de presidencia que se sacó el presidente de Francia Emmanuel Macron en el 2017. En su escritorio se ve el libro Rojo y negro del autor Stendhal en un lugar importante. Esa foto tiene un contenido ideológico. Un poco lo que dice Macron: "La felicidad es poder leer a Stendhal. La educación pública francesa tiene que darte las herramientas para poder entender una tradición cultural". No veo que Milei reivindique una tradición cultural argentina.

—A Milei le cuesta la concepción de un país de progreso. Creo que el kirchnerismo tampoco cree en esa forma de progreso. Cuando dice que da la vida por la educación pública está pensando en la estructura corporativa del sistema educativo. No está pensando en los valores y las herramientas que van a tener los ciudadanos que han pasado por ese sistema. Que no son solo herramientas para poder insertarte laboralmente, sino también se trata de que cuando te juntás a mirar una película con un grupo de amigos o con tu familia puedas entender esa película. Un país educado es el que puede entender tres páginas de un libro o puede entender la trama de una novela. Aunque sea mínima. Eso no lo logran entender los extremos, ni Milei ni el kirchnerismo, no entienden la libertad, solo entienden el dogma y la consigna.

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