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Milei Presidente y los tres espejos para Argentina

Milei refleja patrones que se reiteran en partidos antistablishment de otras latitudes: personalismo, irrupción repentina, discurso con ataques a la institucionalidad y lo "políticamente correcto", desdiferenciación y, en este caso, fuertemente liberalizadores en lo económico.

Milei Presidente y los tres espejos para Argentina
Facundo Gabriel Galván 21 noviembre de 2023

En plena pandemia, cuando las disposiciones de aislamiento nos habían mantenido encerrados y limitados en desplazamiento por más de un año, momento en el que en Argentina se perdían familiares, trabajos y momentos de la vida que, como el propio tiempo, no iban a regresar, surgía una fuerza política centrada en la libertad. 

Pero no sostenía la promesa de cualquier libertad, la de tomar una ruta y rumbear hacia destino alejado sin los complejos permisos estatales de entonces, sino la libertad respecto a una clase política que, #OlivosGate mediante, parecía haber transitado ese duro período con privilegios, a diferencia de la ciudadanía.

La reprogramación -por pandemia- de las elecciones legislativas nacionales, finalmente desarrolladas el día 12 de septiembre de 2021, llevaron a que un candidato a diputado nacional, apenas conocido en programas de panelistas y en una movida de nicho junto a sus devotos seguidores, lograra instalarse como tercera fuerza en CABA con 242.839 votos (13,46%) en su primera experiencia electoral. 

Un caudal que el 14 de noviembre de 2021, dos meses después, alcanzó los 313.808 votos (16,67%), con lo cual se alzaba con dos bancas de diputados nacionales por la CABA (las de Javier Milei y Victoria Villarruel) y con un puñado de diputados para la Legislatura porteña. 

Apenas dos años exactos después de ese día, el 19 de noviembre de 2023, esa misma agrupación, La Libertad Avanza, con esos dos mismos candidatos, lograba más de 14 millones de votos para ganar el balotaje presidencial, dejando en el camino a las fuerzas políticas más tradicionales y poderosas, convirtiéndose en el Presidente con mayor cantidad de votos en la historia argentina.

Javier Milei junto a su hermana, Karina.
Javier Milei junto a su hermana, Karina.

Hay factores que nos permiten comparar lo sucedido en Argentina en 2023 con otras experiencias. El caso de Milei refleja varios patrones que se reiteran en partidos antistablishment de otras latitudes: personalismo (poseen al menos un liderazgo carismático), irrupción repentina (en apenas dos años salta de un par de diputados a la Presidencia), discurso con ataques a la institucionalidad y a lo "políticamente correcto", desdiferenciación (tópicos anti "casta" política o con acusaciones generales de corrupción a todos los demás partidos tradicionales), política de ataque (anti-estatista o anti-ineficiencias) y, en este caso, fuertemente liberalizadores en lo económico.

En el mismo sentido, desde la Ciencia Política se vienen incrementando en los últimos años, al ritmo de nuevos casos que no dejan de emerger en los horizontes de la política continental, los estudios acerca de liderazgos outsiders

Desde el Estados Unidos de Donald Trump, hasta el Brasil de Jair Bolsonaro, pasando por el Salvador de Nayib Bukele, estos liderazgos de outsiders neófitos, como los llama Javier Corrales, se han mostrado como una suerte de nueva derecha antipolítica, más extremista y menos preocupada por la institucionalidad que por llevar a cabo los cambios profundos que prometieron a sus electorados. 

Ahora bien, esos tres casos constituyen -posibles- espejos en los que la Argentina podría verse reflejada desde el 10 de diciembre.

Los tres espejos

Las realidades observadas en aquellos países que tuvieron outsiders democráticamente electos como Presidentes, en lugar de mostrarse como espejos relucientes, nos reflejan realidades políticas mucho más cercanas a las pesadillas conceptuales de la serie Black Mirror

En un extremo tenemos a Bukele, líder joven y neófito, quien demostró estar dispuesto a sacrificar la institucionalidad democrática con la excusa del combate a la inseguridad y de la corrupción de las fuerzas políticas tradicionales que lo precedieron. 

El caso de Bolsonaro en Brasil es muy particular, no sólo por tratarse de un amigo personal de Milei, sino que también se asemeja en la historia de un nuevo partido que irrumpe en la escena política con un puñado de bancas de diputados nacionales y, sin mayor escala, se alza con la Presidencia en la elección subsiguiente. Bolsonaro hizo alianzas parlamentarias con otros partidos para poder gobernar, algo que es habitual en Brasil hace varias décadas. 

Pero es cierto también que la formación militar de Bolsonaro hizo que su gobierno no se caracterice por la templanza ni por el cuidado de la institucionalidad, sino que polarizó y confrontó con cuanto grupo social se cruzó en su camino. 

Su actitud anti-democrática plasmada en las falsas denuncias de fraude electoral, la toma del Planalto por parte de sus seguidores y las causas de corrupción en contra de su entorno, terminaron por tambalear la democracia brasileña al tiempo de favorecer una degradación muy grande de su espacio y de su liderazgo.

El espejo de Trump en Estados Unidos es hoy, quizás, el que pareciera acercarse más al actual caso argentino. Ese paralelismo no abarca, en absoluto, el perfil personal de Trump, quien además de ser famoso empresario, ha sido hallado culpable en juicio por violación.  

La comparación con el caso argentino se funda en las características de un outsider que se abrazó a un partido tradicional (en el caso de Trump al Partido Republicano) para acceder a la Presidencia y mantener su gobernabilidad. Desde ya, no todos los líderes republicanos vieron en forma positiva su nominación presidencial por ese partido, de hecho hubo sectores muy críticos con él. 

En este sentido, el respaldo (¿coyuntural?) de un sector del PRO (encabezado por el ex Presidente Mauricio Macri y por Patricia Bullrich) al libertario luego del balotaje, con todos los resquemores que eso ha conllevado, no sólo con los demás partidos de Juntos por el Cambio (UCR y ARI, que ya abandonó esa alianza) sino dentro del mismo PRO, se asemejan a las tormentas desatadas por el ácido tinte discursivo del líder norteamericano, el cual ha crispado los ánimos internos del Partido Republicano en más de una ocasión. 

Puede que el caso argentino transite por sus propias vías, eso siempre es una opción, pero los casos precedentes más comparables, no son espejos alentadores.

Las tres elecciones nacionales de 2023

Como mencionamos el camino de Milei a la Presidencia de la Nación fue tan sorpresivo como intempestivo. El proceso comicial 2023 nos ha dejado muchas sorpresas y pocas certezas. El discurso de Milei se alejó de las propuestas políticamente correctas, con una motosierra (literal) en la mano se lanzó contra los discursos de género, la educación pública, cualquier tipo de empresas públicas, se refirió con insultos y acusaciones graves a sus contrincantes, y hacia el propio Santo Padre. No dejó parte de la "casta" sin atacar salvo las Fuerzas Armadas, a las que su compañera de fórmula se encargó de reivindicar.

En la Tabla 1 se observa la evolución del voto presidencial de Milei y Sergio Massa en PASO, generales y balotaje 2023. En el caso de las PASO se considera solamente el voto a la lista interna de Sergio Massa, con la cual cosechó (en el medio de uno de los gobiernos peor evaluados de la historia) nada menos de que 5 millones de votos, dejando a Unión por la Patria en un virtual empate con La Libertad Avanza y Juntos por el Cambio. 

Milei, igualmente, fue la sorpresa de las PASO, dejando en segundo lugar a Juntos por el Cambio (fuerza política que se creía segura ganadora de estos comicios). 

En las generales se da un fenómeno muy interesante, mientras Massa creció en los 24 distritos, Milei se estancó e, inclusive, retrocedió en 7 distritos en cantidad de votos neta respecto a las PASO. Massa, con su tropa ordenada, obtuvo la primera posición las generales, mientras que se relegaba sorprendentemente al tercer lugar a Patricia Bullrich, con lo que Juntos por el Cambio se alejaba del balotaje.

Sergio Massa llegó al Cicyp junto a Francisco De Narváez.
 

En el balotaje se observa un fenómeno muy interesante en términos de comportamiento electoral. La ventaja de Milei sobre Massa fue de 2,9 millones de votos, de los cuales 2,5 se explican sólo por 5 distritos (resaltados en la columna de balotaje en amarillo): CABA, Córdoba, Entre Ríos, Mendoza y Santa Fe

En un tono rozado, en la columna de voto a Milei del balotaje de la Tabla 1, aparecen los únicos 3 distritos donde Milei perdió frente a Massa: provincia de Buenos Aires, Formosa y Santiago del Estero, esta última, pese al pequeño tamaño de su padrón, aportó la mayor diferencia positiva en votos netos para el candidato peronista.

El proceso electoral fue, no sólo, extremadamente largo para la ciudadanía argentina, sino también mentalmente estresante y desgastante. 

La intensidad de las agresiones (intra e inter partidarias) fue muy elevada, los cambios de alianzas, las acusaciones de traición y las propuestas extremas no cesaron durante todos estos meses. Se jugaba muy fuerte en un tablero multinivel, además de los cargos ejecutivos y legislativos nacionales, 22 gobernaciones y Legislaturas, junto a cientos de municipios, en un ciclo iniciado en los comicios primarios provinciales para gobernador de La Pampa en ¡febrero!  

Tabla 1. Resultados electorales en PASO, generales y balotaje 2023 en categoría presidencial de boleta de Massa de Unión Por la Patria (en la PASO no están los votos a la lista de Grabois) y la de La Libertad Avanza.

Fuente: Elaboración propia en base a datos del escrutinio definitivo publicado por la Cámara Nacional Electoral.
Fuente: Elaboración propia en base a datos del escrutinio definitivo publicado por la Cámara Nacional Electoral.

Pero, como dice la canción, "todo concluye al fin" y este interminable año electoral argentino no fue la excepción. 

Vienen momentos de acuerdos políticos, de negociación con las fuerzas corporativas que ya han anunciado que van a resistir las medidas propuestas por el Presidente electo, viene el reacomodamiento de las fuerzas de la oposición (con partidos tradicionales que no han sabido interpretar ni representar a sus propios electorados), viene un momento en el cual la Argentina podría verse reflejada alguno de los tres espejos previos precedentes de liderazgos outsiders confrontativos (puede, también, crear su propio camino), en fin, vienen muchas cosas pero serán para otra columna.

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