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Análisis

Milei Sí o Milei No: la nueva grieta argentina

Milei SÍ o Milei NO será el gran ordenador de todos los procesos políticos y sociales que le esperan a la Argentina de los próximos meses.

El presidente Javier Milei.
El presidente Javier Milei.
Daniel Ivoskus 25 abril de 2024

Quizás parezcan muchos más, pero en realidad desde la llegada de Javier Milei al poder han pasado sólo 138 días que, por cierto, estuvieron cargados de adrenalina, noticias estridentes, anuncios explosivos, de algunas iniciativas inconclusas, y de otras que, quizás con mayor pronóstico de éxito, vienen en camino. 

Hubo de todo, como en Botica: desde peleas con gobernadores díscolos hasta un paro nacional que, para buena parte del arco político, pareció prematuro. Existieron traiciones, lealtades, expulsiones y regresos... El avispero político se movió fuerte. Y el termómetro social tampoco permaneció inerte...  

Al cabo de tanto trajín, hay buenas noticias para el Presidente

Es que, al contrastarse datos del inicio de gestión de Milei con estadísticas más recientes, se comprueba que la sociedad empieza de a poco a bajar la guardia y ha decidido darle más tiempo al gobierno. Dicho de otro modo: la paciencia, ese bien tan preciado para cualquier dirigente, ese colchón que suele amortiguar decisiones complicadas e impopulares, parecería estar en alza

Pero no sólo eso: al amparo de índices inflacionarios que empiezan a bajar, una buena parte de los argentinos parece estar decidida, incluso, a brindarle cierto apoyo al Presidente. Existe una mejor percepción social en torno a distintos indicadores económicos, un dato que puede revelarse como sumamente llamativo, sobre todo teniendo en cuenta el nivel de ajustes del gobierno. En especial, en materia de tarifas.

Algunos fundamentos puntuales. 

Ante la consulta "¿Cuánto tiempo considera razonable para resolver los problemas del país?", efectuada en el marco del Índice de Riesgo Político, el dato a subrayar es que bajó sensiblemente -con respecto a los meses de enero y febrero- el porcentaje de encuestados que respondió "Unos pocos días" y "Unos pocos meses", incrementándose otras variables, como "Dos años" o "Hasta el final del mandato". Lo dicho: la tolerancia, poco a poco, empieza a tener mejor prensa.  

Con todo, los problemas principales que siguen expresando los argentinos son la inflación, la corrupción, la pobreza, las tarifas, la desocupación, y la inseguridad. En el caso de la inflación, por ejemplo, se trata de una preocupación reflejada casi en forma equivalente por casi todos los sectores: por quienes en 2023 votaron a Milei, por quienes lo hicieron por Patricia Bullrich, y por los que votaron a Sergio Massa. 

En lo específico al público que adhiere a Milei hay datos muy claros y precisos: cerca de la mitad de sus votantes coinciden en la convicción de que los problemas del país arrastran muchos años y, en esa lógica, no se resuelven de la noche a la mañana. De allí que muchos deciden otorgarle más tiempo para resolver esas dificultades. En ese mismo público, parecería existir una mayor predisposición al sacrificio.

Al medirse la paciencia de acuerdo a variables como nivel de estudios, se desprende otro dato sustancial: los segmentos con mayor nivel de tolerancia son compatibles con quienes no concluyeron estudios primarios. De un análisis rápido podría desprenderse que estos sectores pertenecen a estratos sociales más bajos. Justamente, los que más sufren el ajuste.

 El Índice de Riesgo Político RADAR es un informe de coyuntura política y social que, mes a mes, realizamos junto a la colega Shila Vilker. Entre otras varias cuestiones, allí también medimos la variable de Paciencia Ciudadana, un ítem que indaga, a través de diversos vectores, el nivel de tolerancia de las distintas sociedades con sus respectivos gobiernos.   

En el caso del informe elaborado durante el mes de marzo, nos permite acceder a una lectura de la sociedad que nos confirma una idea central: la Argentina vuelve a mirarse en el espejo de la grieta, a través de un reflejo donde conviven, por un lado, quienes tienen absoluta convicción de que no la están pasando bien, aunque aún conservan moderadas expectativas de que el gobierno solucione sus problemas más urgentes en un mediano plazo. Del otro lado, en el rincón de la impaciencia, comulgan el kirchnerismo, buena parte del peronismo, la izquierda y algunos sectores del radicalismo. 

Entre estos dos extremos, comienza a gestarse un dilema que prepara una pelea de fondo en clave de plebiscito: Milei SÍ Milei NO. Este será el gran ordenador de todos los procesos políticos y sociales que le esperan a la Argentina de los próximos meses. 

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