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Massa, un desafío político para todos

Si Massa no logra resultados, la situación del Gobierno se agravará, pero si los obtiene, todo cambia.

El desempeño de Massa será un factor clave para anticipar la dinámica de 2023
El desempeño de Massa será un factor clave para anticipar la dinámica de 2023
Augusto Milano 09 agosto de 2022

Siempre es bueno tener un Plan B, pero luego de la designación de Sergio Massa al frente de un Ministerio de Economía que recuperó muchas de las responsabilidades que concentró en el pasado, el Gobierno podría no tenerlo.

Resulta muy difícil que el Gobierno pueda recrear expectativas si Massa no tiene resultados positivos en su gestión. La situación en la que asumió es tan crítica que la vara para definir el éxito de su gestión es baja y, por lo tanto, posible de superar. 

Que el FMI de por cumplido el acuerdo en las sucesivas revisiones, moderar la tasa de inflación y evitar corridas cambiarias que amplíen la brecha son metas cumplibles. Iniciar un proceso de desarrollo sostenido es otra cosa y será tarea de quien asuma la Presidencia en 2023. 

Si a Massa le va bien, entendiendo por eso lograr algunos objetivos relativamente modestos, se convertiría en el principal aspirante a la candidatura presidencial del oficialismo en 2023. Si le va mal, no importará tanto el nombre del candidato del Frente de Todos porque difícilmente pueda ganar. 

La designación de Massa es una derrota política para el kirchnerismo duro porque, más allá compartir el mismo espacio en esta etapa, tienen diferentes visiones. Y en este momento, la gestión económica de Massa estará necesariamente cubierta de una importante cuota de ortodoxia. Si este ciclo político termina con la candidatura presidencial del ministro de Economía,  La Cámpora tendrá poco para celebrar.     

Para la oposición también es un desafío una eventual candidatura de Massa si efectivamente logra una mejoría relativa de la maltrecha economía nacional porque obligará a centrar en ese tema el debate durante la próxima campaña electoral.  Massa ofrece menos flancos para la crítica opositora en temas como el posicionamiento internacional de Argentina o los procesos judiciales por corrupción que enfrenta la vicepresidenta. Pero sí tendrá que hacerse cargo de los cuestionamientos a la gestión de Alberto Fernández. 

En cualquier caso tiene la posibilidad de ser un candidato competitivo en 2023, condición a la que no accede hoy ninguna otra figura del oficialismo.                       

A Juntos por el Cambio se le hace más difícil competir en el terreno económico que en el  institucional. Los motivos son dos: el mal recuerdo de su anterior gestión y las dificultades para lograr un discurso común por la coexistencia de sectores con una visión muy liberal y otros con algún matiz heterodoxo. 

Se abre una nueva instancia del proceso político de cara a las elecciones de 2023.  

Si Massa no logra los resultados esperados, la situación del Gobierno se agravará, pero si los obtiene implicarán un desafío para muchos sectores del oficialismo que deberán aceptarlo, aunque no haya sido su Plan A y para la oposición, que deberá ajustar su discurso de campaña. 

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