Una parte del peronismo disidente se diluyó en Juntos por el Cambio mientras que otra se presentó a las primarias impulsando la fórmula Schiaretti- Randazzo con el sello Hacemos por Nuestro País. En ambos casos los resultados fueron decepcionantes. Los que se incorporaron a JxC tienen a Miguel Angel Pichetto como a su figura más importante y formaron parte de las listas de Rodríguez Larreta con los resultados conocidos.
Tampoco resultó satisfactoria la performance de Schiaretti que obtuvo 907.000 votos a nivel nacional, que representaron 3,8% del total, y fue derrotado en Córdoba por Javier Milei que no hizo campaña en la provincia. Más de la mitad de los votos de HxnP los obtuvo en Córdoba, que sería el único distrito en el que podría incorporar diputados.
Dada la baja competitividad electoral del sector, sus votantes son un segmento atacable del electorado invocando el voto útil.
Patricia Bullrich le pidió a Schairetti que baje su candidatura. Pedirle a un competidor que desista de presentarse no hace a las mejores prácticas democráticas, pero dejó en claro que Bullrich apunta a ganar una parte de los votantes de Schiaretti.
Los antecedentes justifican esa estrategia. El segmento social que apoyó ahora a Schiaretti es similar al que se inclinó por Roberto Lavagna en 2019. El exministro de Economía obtuvo en las primarias 8,15% de los votos, pero en las generales su caudal se redujo a 6,14% que representaron 400.000 votos menos. En esa oportunidad hubo un voto táctico en la primera vuelta que favoreció a Mauricio Macri.
Bullrich aspira a un comportamiento similar de un electorado muy distante del gobierno nacional. Pero los números ahora son otros. Schiaretti obtuvo en las primarias la mitad de los votos que reunió Lavagana en esa instancia. Si la historia se repitiese, Schairetti perdería 200.000 votos y Bullrich podría captar a la mayoría de ellos. Y en una elección que aparece ajustada, todo suma.