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Alberto necesita más Rossi

Está claro que Rossi es una persona con peso en la coalición oficialista

Está claro que Rossi es una persona con peso en la coalición oficialista
Está claro que Rossi es una persona con peso en la coalición oficialista
Augusto Milano 11 abril de 2022

Los rumores sobre el desplazamiento de Martín Guzmán son una constante en los últimos tiempos porque es conocido, desde hace rato, el malestar del kirchnerismo duro con su desempeño. 

Alberto Fernández lo sostiene porque está conforme con su gestión y sabe que si le pide la renuncia sería visto como un gesto de debilidad.  Seguramente esta semana arreciarán las críticas contra Guzmán cuando se conozca la inflación de marzo, a la que él (y otros funcionarios económicos) hizo poco por moderar.

Pero el debate político de fondo muchas veces suele esquivarse. El que no lo hizo fue Agustín Rossi, que salió a defender a Guzmán con un mensaje  político claro reivindicando su tarea y colocó el debate en otro lugar, más transparente. 

Rossi destacó los logros de Guzmán en la renegociación de la deuda tanto con los acreedores privados como con el FMI. “Guzmán es un activo para el Gobierno”, sostuvo Rossi y los que pretenden desplazarlo deben aportar ahora argumentos para justificar esa demanda y al mismo tiempo, una alternativa.    

Está claro que Rossi es una persona con peso en la coalición oficialista. Fue jefe del boque de Diputados del Frente para la Victoria y ministro de Defensa. Tiene antecedentes suficientes para plantear una discusión, aunque las urnas no siempre le han sonreído. En la etapa que viene el Gobierno necesita a más figuras como Rossi, que defiendan la gestión frente a la sociedad, pero también frente a otros integrantes del FdT.   

El fin de semana se reunió en Rosario, convocado por Rossi, un grupo variopinto vinculado al oficialismo integrado por muchos que tienen indudable credenciales kirchneristas, pero consideran que es necesario sostener al Presidente. 

Sin nombrar a La Cámpora ni al sector del kirchnerismo anti-Gobierno se marcaron algunas líneas de diferenciación. La primera es apostar fuerte a la gestión para mejorar los indicadores económicos y sociales porque hay coincidencia que con los actuales es difícil ganar una elección.  Pero las diferencias se plantean entre los que, cerca de Alberto, consideran que la situación puede revertirse en los próximos meses y los que creen, en la vereda de enfrente, que el 2023 está perdido.

Entre los asistentes a la cita de Rosario existe la idea de que ningún sector se salvará individualmente y que si el Gobierno termina mal, nadie cercano al Frente de Todos podrá competir con chances en 2023. 

Las divisiones están y es sano hacerlas explícitas, pero también crecerá la demanda por encontrar una forma de resolverlas porque parece muy difícil consolidar la gestión con el FdT fragmentado.

La única ventaja con la que cuenta el Gobierno en este momento es la tranquilidad del dólar que, en gran medida, se debe al acuerdo con el FMI. Las corridas cambiarias dan una sensación de pérdida de control de la situación que es lo que menos les perdonan las sociedades a los gobiernos. Pero esa ventana no será eterna si la interna sigue sin resolverse.   

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