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Alberto busca sumar aliados más allá del Grupo de Puebla

Ratificó su apoyo a Morales y su reivindicación de AMLO. Y sumó elogios para el paraguayo Abdo y el peruano Vizcarra

12 noviembre de 2019

El presidente electo Alberto Fernández ratificó ayer las caracterizaciones de los días previos. Consideró que Bolivia sufrió un golpe de Estado y que Evo Morales fue obligado a renunciar por sectores violentos. También reivindicó la acción del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, que otorgó el asilo político de Morales, mostrando nuevamente la afinidad geopolítica entre ellos. Pero agregó en sus elogios al mandatario peruano Martín Vizcarra y al paraguayo Mario Abdo Benítez, con los que tiene mayor distancia ideológica.

Más allá de la solidaridad común para contribuir a descomprimir la situación en Bolivia, el dirigente del Frente de Todos busca sumar aliados, preocupado por un contexto regional atravesado por las crisis, las tensiones y muy distinto del de hace unos meses. Y ante el riesgo de quedar aislado. Sobre todo, luego de la decisión de Estados Unidos de aplaudir la interrupción institucional en Bolivia y los desaires del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro. A lo que se suma el complicado escenario de balotaje en Uruguay para Daniel Martínez, candidato del Frente Amplio, aliado natural para Fernández.

“Es una muy mala jornada. No hay un ningún ejército que liberó a un pueblo. Ha habido un golpe de Estado en Bolivia. Se interrumpió la democracia”, arrancó el mandatario electo en la presentación del libro “Política y elecciones en América Latina. Una guía progresista para campañas electorales”, de las académicas Gisela Brito y Ava Gómez Daza en el Centro Cultural de la Cooperación. Lo acompañaba Marco Enríquez Ominami, dirigente del Partido Progresista chileno y uno de los referentes del Grupo de Puebla, que se reunió el fin de semana pasado en Buenos Aires.

“Es una muy mala jornada. En Bolivia se interrumpió la democracia”, sostuvo Fernández junto al chileno Ominami.

Fernández sabe de la importancia de AMLO y sus puntos de vista. Por la mirada geopolítica discordante que se anima a vociferar y por el peso estratégico del país que gobierna. “Tenemos que tener una gran gratitud con Lopez Obrador. México lo está haciendo de vuelta, como lo hizo con nosotros en los setenta”, sostuvo. “Gracias a Dios existe la solidaridad de presidentes y de pueblos latinoamericanos que fueron en socorro del agredido, que se llama Evo Morales”, agregó y sumó a los elogios a Vizcarra y Abdo Benítez.

Pero la búsqueda de puentes posibles, en esta coyuntura, no sólo recorre el frente externo. Ayer, además, Fernández envió mensajes de sintonía con el diputado nacional del PRO, Daniel Lipovetzky, que concluye su mandato el 10 de diciembre, y con el Comité Nacional de la UCR, por sus expresiones respecto de la situación en Bolivia y la caracterización compartida de “golpe de Estado”. “Me tranquiliza ver que en el oficialismo hay gente con la dignidad democrática de la que otros carecen”, dijo sobre Lipovetzky, con crítica implícita a la Cancillería argentina. “Sacar a un presidente con acciones que no están dentro del marco de las reglas de la democracia no puede llamarse de otra forma que golpe de Estado. Celebro que la UCR, con sus años de tradición republicana, así lo entienda”, sostuvo respecto del partido que es socio del PRO en Juntos por el Cambio.

Durante la noche del domingo intentó acordar un discurso único frente a la crisis en el país vecino, en una conversación telefónica con el presidente Mauricio Macri. No hubo consenso respecto de la caracterización, ni lecturas compartidas sobre el hecho. Luego de ese diálogo, la Cancillería argentina difundió una declaración en la que llamó a “preservar la paz social y el diálogo” en Bolivia, pero evitó hablar de un “golpe de estado”. Mientras que tanto el presidente electo como Cristina Kirchner, su vicepresidenta, fueron duros y taxativos en el respaldo a Morales y la condena a las acciones de los opositores del líder del MAS.

Según reconoció Felipe Solá, posible canciller del futuro gobierno, Alberto le pidió a Macri que mantuviera los consulados abiertos para eventuales pedidos de asilo y que acompañase en su condena de la interrupción institucional. Ayer, el ministro de Gobierno boliviano, Carlos Romero, y la ministra de Planificación, Mariana Prado, se encontraban “a resguardo” en la Embajada argentina en La Paz.

“Evidentemente Macri no considera que es un golpe de Estado. A eso nosotros le llamamos mirar para otro lado”, sostuvo el actual diputado en un diálogo con Clarín. “El presidente Macri recibió un llamado del presidente electo por este tema e intercambiaron algunas ideas respecto a cómo está la situación en Bolivia”, se limitó a responder el canciller Faurie durante una conferencia de prensa al término de la reunión de gabinete en la Casa Rosada.

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