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Actualizar la regulación audiovisual no está en la agenda del Congreso (afortunadamente)

El desafío es conciliar la libertad de expresión con otros valores, tales como el honor, la intimidad, la protección a los menores y la salud pública, entre otras cuestiones.

Los canales de streaming son el formato más elegido por la mayoría de los adolescentes y jóvenes.
Los canales de streaming son el formato más elegido por la mayoría de los adolescentes y jóvenes. .
Ricardo Porto 22 julio de 2024

Humor negro mezclando cáncer y pedofilia; chistes de mal gusto ridiculizando a Pepe Cibrián, cuando, con motivo de la Ley de Matrimonio Igualitario, reclamó su derecho a la adopción, afirmado que la opción era: "Calle o Pepe". Esto sucedió días atrás en dos de los canales de streaming más vistos, Neura y Olga. En otros medios similares se suelen difundir imágenes y comentarios agraviantes, ofensivos y discriminatorios. Se trata de un espacio audiovisual que funciona, virtualmente, sin ningún tipo de límites.

Por otro lado, los servicios de video a demanda, como Netflix, Disney, HBO o Amazon, entre otros, cuentan con mecanismos tecnológicos que permiten a las familias decidir qué tipo de series y películas se recibirán en sus hogares. En cierto modo es un formalismo, dado que suelen ser los hijos quienes les enseñan a sus padres a manejar los modernos aparatos de TV.

Por su parte, los canales de cable y TV satelital, como Cablevisión o DirecTV, al ser considerados servicios de tecnologías de la información y la comunicación, no están sujetos a la regulación de contenidos tradicional.

Finalmente, los viejos canales de TV abierta, como Telefé, Canal Trece o la Televisión Pública, deben cumplir con una minuciosa reglamentación, en la cual, entre otras cosas, dentro del horario de protección al menor, les impide difundir contenido violento, materiales truculentos o morbosos, escenas sexuales, de desnudez y lenguaje adulto fuera de contexto, programación que induzca al consumo de drogas, etc. Se trata de un listado tan extenso como incumplido.

En principio, se trata de cuatro tipos de medios audiovisuales diferentes. 

No obstante, la convergencia tecnológica ha borrado las diferencias específicas de cada modalidad, haciendo que todos ellos se reciban por múltiples y variados dispositivos. 

Esta circunstancia plantea el interrogante acerca de la razonabilidad del diferente marco regulatorio vigente. Los canales de streaming, los servicios de video a demanda y los medios de suscripción por cable o satélite, virtualmente, carecen de regulación de contenidos. Por el contrario, la TV abierta está sujeta a una fuerte regulación.

Si se quiere problematizar aún más la situación, cabe señalar que los videos que se difunden por Youtube, TikTok, Instagram y otras redes y plataformas funcionan con escasas medidas de contralor. Lo mismo sucede con los influencers, que aconsejan sobre salud y estilos de vida.

Desde luego, se trata de un tema sumamente complejo que está siendo debatido en todo el mundo. El desafío es conciliar la libertad de expresión con otros valores, tales como el honor, la intimidad, la protección a los menores y la salud pública, entre otras cuestiones.

En nuestro país, la legislación es contradictoria y obsoleta. Además, el tema no está en la agenda del Congreso. Aunque, en realidad, observando el nivel de los últimos debates parlamentarios, esto termina siendo una buena noticia.

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