Cuando Lula da Silva se postuló a presidente de Brasil, una de sus promesas de campaña fue, nuevamente, combatir la pobreza en el gigante sudamericano.
Pero, pese a su voluntad, la situación está más que complicada: el instituto Ipea reveló que la población en situación de calle en Brasil superó las 281.000 personas en 2022, un aumento del 38% respecto de 2019.
El trabajo indicó que más del 20% de las personas que viven en las calles lo hacen en San Pablo, la mayor urbe del país y de Sudamérica.
A esto se suma que los niveles de pobreza y extrema pobreza alcanzaron niveles récords durante el 2021, afectando a 62,5 millones de personas.
De por sí, estas cifras ya representan un importante desafío para Lula, quien además deberá enfrentarse con el presidente del Banco Central, Roberto Campos Neto, por sus diferentes visiones económicas.
Esto se debe a que ayer el Banco Central, que es independiente, no estaba muy convencido de cambiar las metas de inflación: "Si cambiamos la meta, tendremos el efecto contrario. El mercado elevará el riesgo. No se gana credibilidad aumentando la meta. Es importante no cambiar la regla en el medio del partido", aseguró Campos Neto.
Designado por Bolsonaro en 2021, Campos Neto tiene un mandato hasta 2024 en virtud de la nueva ley de independencia de la autoridad monetaria, lo que podría complicar los planes de Lula.
Justamente, la semana pasada el líder del Partido de los Trabajadores lo criticó por haber mantenido la tasa de interés en el 13,75% anual, acto que calificó como una "vergüenza" a favor del "rentismo".
En este sentido, y pese a las advertencias de Campos Neto, este jueves se realizará la primera reunión del Consejo Monetario Nacional de Lula, que puede revisar la meta inflacionaria.
La meta de inflación es del 3,25% con tolerancia de 1,5 punto para arriba o para abajo, mientras que el mercado financiero apuesta a que será superior al 5%. La inflación oficial de Brasil fue del 5,79% en 2022.
