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Entrevista

Sánchez Rico, embajador de la UE: "Para Europa, estas son unas elecciones definitorias"

De cara a las elecciones del Parlamento Europeo, El Economista dialogó con Amador Sánchez Rico, embajador de la Unión Europea ante Argentina

Sánchez Rico, embajador de la UE: "Para Europa, estas son unas elecciones definitorias"
06 junio de 2024

Entre el 6 y 9 de junio, millones de europeos podrán elegir a los 720 miembros del próximo Parlamento Europeo, que ejercerán el cargo durante cinco años. 

El Parlamento Europeo es una de las tres instituciones de la UE que dirigen el bloque de 27 naciones y que decide sobre las leyes que rigen las políticas y el mercado de casi 450 millones de personas.

En este sentido, aunque no tiene tanto poder como la Comisión o los gobiernos nacionales de los miembros, puede rechazar o modificar sustancialmente la legislación.

Además, como única institución de la UE elegida directamente, sus pronunciamientos tienen influencia política.

Ante este importante evento, e intentando esclarecer a qué desafíos se enfrenta el bloque, El Economista dialogó en exclusiva con Amador Sánchez Rico, embajador de la UE en Argentina.

-De cara a las elecciones europeas, ¿cuál es la situación en lo que respecta a un posible crecimiento de extrema derecha?

Creo que, cada vez más, aunque todavía queda mucho margen para mejorar, los europeos se sienten más involucrados con las elecciones del Parlamento Europeo.

Antes se consideraba que Bruselas era algo lejano, abstracto y que no influía o impactaba en la vida diaria de cada uno de los europeos. Pero no hay nada más lejos de la realidad, porque cada día hay un mayor impacto en Europa de acuerdo con lo que se decide en Bruselas.

Estas son unas elecciones definitorias debido a que estamos atravesando un momento crucial, con una amenaza existencial como es la invasión de Rusia a Ucrania. Se habla de que algunas fuerzas de derecha y de extrema derecha pueden ganar terreno.

Con estas elecciones, va a comenzar un nuevo ciclo político y habrá que ver cuál va a ser la nueva agenda de la Unión Europea para los próximos cinco años. En estas elecciones hay una especie de reválida de lo que ha pasado en estos últimos cinco años.

Con respecto a la extrema derecha, me permitiría decir que, más allá de cuántos votos obtenga, no está tan cohesionada, sino que son diferentes y dependen de cada país.

También me atrevería a decir que tampoco tienen una agenda común y que, incluso, a diferencia de lo que ocurría en otros años, no veo a esta extrema derecha con un sentimiento tan antieuropeo.

Son partidos que defienden una Europa diferente, pero ya no buscan una salida de la Unión Europea, como ocurrió con el Brexit. El Brexit fue más una vacuna que una enfermedad y que, a raíz de ese suceso, ahora hay menos fuerzas con esa estrategia. 

-El presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el primer ministro alemán, Olaf Scholz, sacaron una carta en conjunto hablando de que hay que incrementar todavía más la integración europea. ¿Cómo se logra esto?

Cuando Von der Leyen asumió en 2019, su objetivo era impulsar una Unión Europea geopolítica: esto significa que, en un mundo en el que están China y Estados Unidos, la Unión Europea también debe tener su sitio y algo que decir, ya que somos el segundo bloque comercial del mundo.

Para lograrlo, la UE debe dotarse de una autonomía estratégica, algo que también se buscó impulsar en 2019. Esta autonomía estratégica se puede observar en tres rubros muy claros. 

El primero es en defensa ya que, para ser estratégicamente soberanos, no podemos seguir dependiendo de Estados Unidos. Esto no quiere decir que nos tengamos que independizar, sino que tenemos que reforzar el pilar europeo dentro de la OTAN.

El segundo punto es hacerle frente a la competencia china, y allí entra el tema de las ayudas de Estado y la competencia leal.

Por último, debíamos reducir nuestra dependencia de Rusia en materia energética.

Estos eran los tres ejes que se plantearon en 2019 y que, con la llegada de la pandemia y la guerra, quedaron todavía más claros y se hace urgente incrementar los esfuerzos para lograrlo.

La Unión Europea ha salido fortalecida de la pandemia y de la guerra, ya que creo que está alcanzando estos tres objetivos, lo que le permitirá seguir integrándose y, al mismo tiempo, ampliándose.

Hay que tener en cuenta que, en todos los procesos, las decisiones se toman por unanimidad, lo que puede dificultar darle más poderes a Bruselas, como es la cuestión de la defensa común.

En este sentido, ampliar el bloque también puede complicar esta situación. Sabemos que hay varios países que quieren entrar al bloque y ahí es donde tenemos un gran interrogante sobre cómo profundizar esta integración.

Creo que hay que pensar en cómo cambiar las reglas de tomas de decisión y que todo no se decida por unanimidad, porque esto muchas veces lleva a un bloqueo en la toma de decisiones, sobre todo en política exterior. Cualquier decisión que haya que tomar necesita la unanimidad de 27 miembros. Imaginemos si somos 35. Todavía más complicado.

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Emmanuel Macron y Olaf Scholz

-¿Cuál es el papel de la UE en la actual guerra en Ucrania? Macron no ha descartado enviar tropas francesas a combatir.

Esto va a depender de las dinámicas del conflicto. Pero lo que tiene que quedar más que claro es que en la UE no estamos en guerra con Rusia.

La UE no representa ninguna amenaza para Rusia a pesar de que se diga que nuestro bloque y la OTAN están amenazando. Eso es la campaña de desinformación del Kremlin, que funciona y está muy bien engrasada. 

Lo que sí estamos haciendo es ayudar a un país democrático a defenderse. Queremos que los ucranianos puedan decidir su futuro por ellos mismos y que no sea el presidente Putin el que les imponga un destino. Los estamos ayudando a prevalecer y eso está previsto en la Carta de Naciones Unidas.

La UE considera que Putin no puede salirse con la suya, pero no queremos subir ni el tono beligerante ni provocar.

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Emmanuel Macron y Vladimir Putin

-¿Occidente no ha cometido un error al intentar que todo el mundo adopte las reglas liberales? Rusia considera que la expansión de la OTAN es lo que le termina generando esta guerra. A esto se le suma que democracias como India o Brasil no están totalmente alineadas con Kiev. 

Estamos en un momento de cuestionamiento de muchos de los cimientos de lo que es el orden internacional en el que vivimos desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Nosotros seguimos apostando por un orden multilateral con Naciones Unidas a su cabeza. Pero también es cierto que la ONU está dando pruebas de sus límites y que tiene sus límites.

Por ello, aunque seguimos apostando por las sanciones contra Rusia, eso no quiere decir que no haya que plantearse algunas mejoras de lo que es la arquitectura internacional.

Por ejemplo, el Consejo de Seguridad lleva ya muchos años paralizado y debe buscarse una solución para eso, pero seguimos defendiendo un orden multilateral basado en reglas con Naciones Unidas a su cabeza.

A la Unión Europea también a veces se la acusa de actuar con doble raseros y ahí es donde debemos reconocer que, en algunos momentos, sí podemos fallar. Es algo que tenemos que asumir y corregir.

-Mientras que EE.UU. y China se disputan la influencia en América Latina, Europa parece haber quedado un poco relegada.  ¿Cuál es la visión a largo plazo de la UE para América Latina?

Viendo que Rusia es un socio poco confiable, necesitamos diversificar nuestros socios en áreas como la energía. Ahí es donde América Latina puede jugar un papel clave y también un país como Argentina, que tiene todo para "calentar el mundo" con su electricidad, sus fuentes de gas natural, hidrógeno verde, litio, etcétera.

Por ejemplo, la UE está muy abocada a la transición verde y eso nos obliga a diversificar nuestras fuentes y nuestros socios. Aquí sí tenemos socios confiables, y uno de ellos es Argentina. 

Pero no es que nos hemos dado cuenta de esto en los últimos meses, ya que nosotros somos, desde hace muchos años, el primer inversor extranjero directo en esta región, incluida Argentina.

No obstante, también es cierto que, durante los últimos 20 años, ha habido cierto distanciamiento entre ambos bloques.

Creo que esto se debe a que la UE se ha ido ampliando hacia Europa del Este, lo que provocó que el centro de gravedad de Bruselas se haya alejado un poco del Mediterráneo y del océano Atlántico.

Además, hemos tenido mucha convulsión interna desde la crisis económica del 2009 hasta el Brexit, actos de terrorismo y un gran caudal de inmigración por conflictos como el de Siria, que también ha generado esta situación de distanciamiento.

Por otro lado, tanto la UE como América Latina se han estado focalizando en lo que nos divide en lugar de lo que nos une, hablando demasiado de Venezuela o de Cuba, que son temas demasiado calientes.

Esto lo que ha hecho que nos distanciemos en lugar de afianzar nuestra relación.

Pero ahora estamos encarrilando esta relación e intentando recuperar el terreno perdido. 

Somos dos bloques muy afines, con necesidades y mercados complementarios, y tenemos un futuro juntos, por lo que no hay que dormirse en los laureles. 

Por ejemplo, si llegamos a sacar adelante el acuerdo UE-Mercosur, ahí marcaríamos la diferencia, ya que sería una gran prueba del relanzamiento de las relaciones a ambos lados del Atlántico. 

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