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Ciao Il Cavaliere

Berlusconi no será recordado por sus gestiones económicas o su manejo de la política interna. Pero sí fue considerable como orientó a una disminuida Italia en el plano internacional. Sin embargo, su máximo logro fue transformar de forma irreversible los medios.

Ciao Il Cavaliere
Manuel Ignacio Carreras 21 junio de 2023

Resultaría impensado analizar o concebir la política de Italia del presente siglo sin comprender la relevancia de Silvio Berlusconi. Aquel rutilante personaje supo ser Presidente del Consejo de Ministros del país europeo por ocho años, un primer mandato del 2001 al 2006 y un segundo mandato del año 2008 al 2011

Nació en Milán en 1936, en el seno de una familia clase media, se recibió de abogado por la Universidad de Milán y en sus comienzos como profesional demostró mucha habilidad para desempeñarse. Primero en el sector inmobiliario. Luego, logró transformar de forma radical los medios de comunicación en Italia, aparte de haber sido Primer Ministro de Italia por varios años.

Sin embargo, Berlusconi no se limita solamente a haber accedido al cargo de jefe de Gobierno por tanto tiempo, sino que se destacó por haber fundado el partido político Forza Italia, el cual presidió por una década. 

Fue Ministro de Asuntos Exteriores en el año 2002 siendo al mismo tiempo Primer Ministro, Diputado del Parlamento Europeo por cinco años en dos mandatos (1999 a 2001 y 2019 a 2022), Presidente del Consejo Europeo en el 2003, Senador de la República Italiana representando a cuatro regiones distintas: Molise (2008 a 2013), Campania (2006 a 2008), Lombardía (1996 a 2006) y Lacio (1994 a 1996) y fue presidente de uno de los clubes de fútbol más importantes de Italia como lo es la Associazione Calcio Milan por más de 30 años (1986 a 2017).

Además de ser una figura profundamente reconocida en Italia, fundando un partido de centro-derecha y ocupando cargos de suma relevancia por décadas, Il Cavaliere sabía que con el poder político no alcanzaba. Desde una temprana edad, vislumbró que si algo debía manejar para moldear su futuro político eran los medios de comunicación.

En esta área, Berlusconi demostró ser brillante, en ese momento (década de los años setenta) la televisión pública italiana (RAI) poseía un monopolio absoluto sobre los medios de comunicación en el país. Fue así que Berlusconi identificó qué sin un apoyo genuino del pueblo, gobernar no le alcanzaría para construir poder real. En 1974 funda Telemilano y en 1978 funda Canal 5. 

Este último canal fue fundamental para brindar batalla a la televisión pública italiana y con el tiempo logró algo impensado: pudo superar en audiencia a la RAI. Luego, en los años '80, adquirió otros medios, como Rete 4 e Italia 1, ampliando su red de influencia mediática. En 1985 funda la primera cadena privada en Italia, como lo fue Le Cinq y en 2002 compra Telecinco, luego compra la consultora Endemol y la empresa escritora Il Giornale. Fue presidente del grupo Mondadori (el cual actualmente controla un tercio de la parte editorial en Italia), fue editor del famoso diario La Repubblica, de L'Espresso, Epoca y Panorama. También adquirió la cadena Blockbuster en Italia y una gran participación de la histórica empresa Olivetti. 

En ese momento Berlusconi poseía un poder inmenso en publicidad, había logrado construir un imperio mediático a su alrededor y era capaz de formar opiniones, ya que lo que él pensaba, se propagaba de forma masiva en todos los medios que él manejaba.

Conjuntamente a su habilidad mediática, Berlusconi se destacó por su astucia a la hora de dirigir la política exterior del país italiano, a pesar de cosechar algunos fracasos que hasta el día de hoy tienen repercusiones en el país europeo.

Berlusconi fue promotor y apoyó de la guerra iniciada por Estados Unidos, bajo la administración de George Bush (h), en su invasión a Irak, por la supuesta presencia de armas de destrucción masiva. Incluso tropas italianas fueron enviadas al frente. Este accionar se justifica, ya que en ese momento Italia poseía un acercamiento muy pronunciado hacia Estados Unidos, al igual que el Reino Unido (con Tony Blair de Primer Ministro) y España (bajo el mandato del Presidente Aznar). 

El enfoque compartido por todos ellos era de una índole absolutamente conservadora sobre la política nacional e internacional, lo cual implicaba ejercer mano dura frente a los actos de terrorismo desarrollados en diferentes partes del globo.

No fue solamente Irak, en Afganistán Italia desplegó tropas como parte de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad, con el objetivo de lograr estabilizar al país y combatir a la fuerza talibana, bajo la coordinación de Estados Unidos.

En Libia, Berlusconi mantuvo cercanas relaciones con el líder Muamar el Gadafi, firmando importantes acuerdos económicos (en materia energética, de construcción e inversiones) y ratificando un acuerdo con la Unión Europea en 2008, el "Tratado de Amistad, Asociación y Cooperación". Incluso Gadafi realizó una visita a Italia en el 2009 (siendo el primer líder libio en pisar suelo italiano en más de cuatro décadas). Sin embargo, en el 2011 debido a la delicada situación de Libia, Italia envió aviones de combate con el fin de derrotar a Gadafi (operación liderada por Francia en ese entonces).

Sus relaciones diplomáticas se plasmaron en excelentes relaciones de amistad con el mandatario ruso, Vladimir Putin, a tal punto que nunca condenó la invasión rusa a Ucrania en 2022. Una relación que año tras año se fue afianzando. Incluso, durante la invasión rusa a Crimea en el año 2014, de los pocos aliados occidentales y europeos que contó Putin, fue el mismísimo Berlusconi, yendo en contra de lo que la comunidad internacional reclamaba. 

El líder italiano entendía que para Italia, un país que no era una potencia regional como sí lo eran Francia, Reino Unido o Alemania, sabía que necesitaba socios de peso, por fuera de la Unión Europea. Por ese motivo, su estrategia fue la de un acercamiento perspicaz a dos socios que podían serle de utilidad en su visión geopolítica, como lo eran Rusia y los Estados Unidos.

En el plano económico, Berlusconi se encargó de realizar reformas que implicaron rebajas de impuestos, flexibilizaciones laborales y reformas de pensiones. Abogó por reformas estructurales que impulsarán el crecimiento italiano (el cual sí lo fue durante la década de los ochenta y noventa, cuando las exportaciones de Italia era realmente significativas para su economía, debido a las constantes devaluaciones de su moneda, la lira italiana, pero con la entrada al euro y sobre todo cuando China ingresó en la Organización Mundial del Comercio, se convirtió en un rival que lo terminó opacando por completo), pero sin éxitos remarcables durante su administración.

Berlusconi no será recordado por sus gestiones a nivel económico o en su manejo de la política interna. Pero sí fue considerable como supo orientar a una disminuida Italia en el plano internacional, buscando socios estratégicos que benefician a su país. Sin embargo, su máximo logro fue haber transformado de forma irreversible los medios de comunicación en Italia, creando un imperio que desafió a los medios nacionales que habían conquistado uno de los elementos más dominantes en la política: la difusión de la información.

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