El Economista - 70 años
Versión digital

vie 03 May

BUE 9°C
Coronación

Carlos III y el gran desafío es que la corona sobreviva

En una ceremonia llena de simbolismo y tradición, el monarca fue formalmente coronado en la Abadía de Westminster. Aunque a partir de ahora será el jefe de Estado de más de diez países, tendrá el desafío de que algunos, Escocia, Australia o Nueva Zelanda, no abandonen la corona.

Carlos III y el gran desafío es que la corona sobreviva
07 mayo de 2023

Como si el mundo se hubiese detenido en el tiempo, sin ser modificado por los avances tecnológicos, este fin de semana Carlos III fue coronado, en una ceremonia marcada por la pompa y la tradición, como rey del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte.

El rey Carlos III fue ungido y coronado el sábado en la Abadía de Westminster, lo que representó la primera coronación en el Reino Unido en siete décadas, desde que Isabel II recibiera el mismo honor en 1953.

Frente a una congregación que incluía a unos 100 líderes mundiales y una audiencia televisiva de millones, el Arzobispo de Canterbury, el líder espiritual de la Iglesia Anglicana, colocó lentamente la Corona de San Eduardo, de 360 años, en la cabeza de Carlos mientras estaba sentado en un trono del siglo XIV.

Durante el acto de dos horas, en donde muchos de los elementos se remontan a la época del rey Guillermo el Conquistador, quien asumió en 1066, la esposa de Carlos, Camila, también fue coronada reina.

Además, se hizo una gran procesión militar, se dispararon saludos con armas, miles de soldados gritaron tres vítores y hubo un sobrevuelo de aviones militares mientras Carlos y Camila saludaban desde el balcón del Palacio de Buckingham.

"No vengo a ser servido sino a servir", dijo Carlos durante su coronación, intentando convencer a la población de que la monarquía aún puede serle muy útil al país. En parte, la estrategia de la Corona es continuar con estas espectaculares ceremonias para seguir atrapando a la audiencia y dar un mensaje milenario de unión entre los británicos. 

Por su parte, el primer ministro Rishi Sunak consideró que "ningún otro país podría realizar una exhibición tan deslumbrante: las procesiones, la pompa, las ceremonias y las fiestas callejeras".

Un gran y complicado legado

Más allá de la coronación, formalmente Carlos es rey desde que su madre, la reina Isabel II, murió en septiembre del año pasado.

Aunque la imagen de Carlos no es la mejor, principalmente por lo que fue su conflictiva relación con la princesa Diana, el nuevo monarca tiene un importante mérito: con sus 74 años, es el soberano de mayor edad en tomar el trono.

Esto se debe a que su madre, quien falleció a los 96 años el pasado septiembre, gobernó durante 70 años, lo que representa el reinado más largo en la historia del país. Para Carlos, mantener el legado de Isabel parece una cuestión casi de vida o muerte si quiere que la monarquía continúe siendo importante en pleno siglo XXI. 

Ahora, Carlos no solo será rey del Reino Unido, lo que incluye a Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte, sino que además es el jefe de Estado de otros países que, en el pasado, formaron parte del Imperio británico, como es el caso de Canadá, Australia y Nueva Zelanda. 

Sin embargo, en varios de estos países, entre ellos Escocia, Australia y Nueva Zelanda, la monarquía está puesta en duda, por lo que Carlos deberá trabajar duramente para que el reino no siga desmembrándose.

A esto se suma que deberá tratar de contener los problemas internos de la familia real, entre los que se encuentran la pelea con su hijo menor Harry o la compleja situación del príncipe Andrés, quien se vio obligado a renunciar a sus deberes reales por acusaciones de delitos sexuales. Aunque ambos participaron de la ceremonia, ninguno de los dos apareció en el balcón del palacio junto a Carlos.

Celebraciones rodeadas de duda

Este domingo, tanto Australia como Nueva Zelanda celebraron la coronación de Carlos III con un saludo de 21 cañonazos en sus capitales, Canberra y Wellington, respectivamente, luego de que sus primeros ministros participaran de la ceremonia en Londres.

Pero, aunque el primer ministro australiano, Anthony Albanese, y su homólogo de Nueva Zelanda, Chris Hipkins, estuvieron en la Abadía de Westminster, ambos están a favor de que sus países rompan con la monarquía.

En el caso de Australia, el país celebró un referéndum en 1999 para convertirse en una república, pero el 55% de los ciudadanos votó en contra, mientras que las encuestas más recientes han mostrado diferentes niveles de apoyo.

Sin dudas, para estos países seguir formando parte del reino tiene sus beneficios: a fin de mes entrarán en vigor acuerdos de libre comercio entre ellos. Y, en el caso del Reino Unido y Nueva Zelanda, este último pronostica que el acuerdo con su séptimo mayor socio comercial agregará 1.000 millones de dólares neozelandeses (US$ 626 millones) al PIB cada año y ahorrará 37 millones de dólares neozelandeses en aranceles anualmente. 

Seguí leyendo

Enterate primero

Economía + las noticias de Argentina y del mundo en tu correo

Indica tus temas de interés