A diferencia de la Reserva Federal de Estados Unidos, desde el Banco de Canadá creen que se necesita más evidencia para evaluar si las tasas de interés son lo suficientemente altas como para controlar la inflación.
La vicegobernadora de la entidad, Carolyn Rogers, habló un día después de que el banco decidiera dejar en suspenso la tasa de interés en 4,5%, convirtiéndose en el primer banco central importante en suspender su campaña de ajuste.
"Aún necesitaremos más evidencia para evaluar completamente si la política monetaria es lo suficientemente restrictiva como para devolver la inflación al 2%", dijo Rogers, luego de que la inflación se desacelerara más de lo previsto en enero hasta el 5,9%.
"Si se acumula evidencia que sugiere que la inflación podría no disminuir de acuerdo con nuestro pronóstico, estamos preparados para hacer más", agregó.
El año pasado, el Banco Central elevó las tasas ocho veces seguidas, en un total de 425 puntos básicos, para controlar la inflación, que llegó a alcanzar una tasa anual del 8,1%.
Pero, ahora, aunque el empleo en enero fue mucho más sólido de lo previsto, el PIB se estancó en el cuarto trimestre, llegando a ser mucho más débil que el crecimiento anualizado del 1,3% pronosticado por el banco.
La discrepancia con la Fed estaría relacionada con que la economía canadiense es mucho más sensible a los aumentos de las tasas de interés que la economía de EE.UU. debido a factores como las mayores cargas de deuda de los canadienses y un mercado inmobiliario sobrecalentado.
Justamente, tras el anuncio del Banco Central de Canadá, el dólar canadiense comenzó a sufrir frente a su contraparte estadounidense: la moneda tocó un mínimo de cuatro meses el miércoles.
Pero una moneda más débil podría aumentar el costo de los bienes importados para los canadienses, lo que incrementaría las presiones inflacionarias.
