Dilma Rousseff fue finalmente destituida y se abre un nuevo proceso político en Brasil (ver contratapa). Y muchos esperan que superado el impeachment la economía muestre algunos signos de recuperación luego de años con datos negativos.
La economía de Brasil se contrajo el 0,6% en el segundo trimestre del año y fue la sexta baja consecutiva. Con relación al mismo período del año pasado la caída fue de 3,8%. El retroceso se dio en el sector agropecuario y en el de servicios pero la industria mostró una suba de 0,3% en el segundo trimestre. También mejoró la inversión, pero se desplomó el consumo en un contexto de alto desempleo. El PIB de Brasil cayó 3,8% en 2015 y se espera que este año la baja sea de 3,2%. Pero, de a poco, aparecen algunas señales positivas y por eso se espera que el segundo semestre sea mucho mejor que el primero y que en 2017 el PIB vuelva a subir aunque lo hará a una tasa muy modesta.
Los mercados financieros mientras tanto mantienen una visión muy positiva sobre Brasil. El real es la moneda que más se apreció frente al dólar en 2016 y la de San Pablo fue la Bolsa que más subió en dólares en el mundo. De todas maneras, algunos economistas advierten que tanto optimismo no se justifica e invocan algunos desequilibrios. El déficit fiscal es de 10 puntos del producto, y en la medida en que no se ponga en caja el sistema de pensiones, seguirá subiendo. Además la deuda pública pasó de representar el 57,2% del PIB en 2014 a 68,5% en la actualidad. Son datos que los inversores deben monitorear con atención.
