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Alberto Fernández: "Con la llegada de Lula va a ser mucho más fácil hablar de integración"
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Asumió Lula da Silva: ¿nace una oportunidad para Argentina?

Lula confirmó que vendrá a Argentina el 24 de enero para el mitin de Celac. Podría llegar un día antes y hacer una visita de Estado.

Damián Cichero 01 enero de 2023

El 2023 acaba de comenzar y ya ha tenido su primer día histórico: Lula da Silva asumió su tercer mandato al frente de Brasil, convirtiéndose en la primera persona en lograrlo desde que la democracia volvió al país vecino en 1985.

Tras asumir, el flamante mandatario enfatizó que volvió al poder "gracias a la conciencia política de la sociedad brasileña (...) fue la democracia la gran victoriosa, que superó las más violentas amenazas a la libertad del voto".

Además, apuntó directamente contra la gestión de Jair Bolsonaro: "El diagnóstico que recibimos del Gabinete de Transición es terrible. Los recursos sanitarios se han vaciado. Han desmantelado la educación, la cultura, la ciencia y la tecnología. Destruyeron la protección del medio ambiente. No dejaron recursos para comidas escolares, vacunación, seguridad pública".

"Ninguna nación se ha levantado ni puede levantarse sobre la miseria de su pueblo. Este compromiso empieza por garantizar un Programa Bolsa Familia renovado, más fuerte y más justo para atender a los que más lo necesitan", agregó. 

En la ceremonia estuvieron presentes varios mandatarios, entre los que se destacan Alberto Fernández, el colombiano Gustavo Petro, el uruguayo Luis Lacalle Pou (fue con Pepe Mujica y Julio María Sanguinetti), el ecuatoriano Guillermo Lasso y el chileno Gabriel Boric. 

El uruguayo Luis Lacalle Pou fue con Pepe Mujia y Julio María Sanguinetti
El uruguayo Luis Lacalle Pou fue con Pepe Mujia y Julio María Sanguinetti

Un presente complicado

Aunque se espera que la llegada de Lula al poder revitalice el papel de Brasil en el escenario internacional, el líder del PT deberá enfrentar importantes desafíos internos que podrían complicar su gestión.

En primer lugar, se encontrará con una polarización pocas veces vista en la historia de Brasil. Prueba de ello es que el presidente saliente Bolsonaro ni siquiera estuvo presente en su ceremonia de asunción, todo lo contrario a lo que ocurrió hace 20 años, cuando Fernando Henrique Cardoso le pasó el mando a Lula.

A esto se suma que el Partido Liberal de Bolsonaro tendrá la mayor bancada de diputados (99 de los 513 escaños) en el nuevo Congreso brasileño, el cual estará controlado por una importante coalición de derecha. 

Por otra parte, Lula deberá hacerle frente a un complicado presente social: mientras que 33 millones de brasileños pasan hambre, unos 62,5 millones viven en la pobreza, todo un récord para la historia del país. 

Además, una de las grandes preocupaciones es qué pasará con la inflación, ya que, aunque en los últimos meses ha estado bajando, muchos temen que los gastos adicionales aprobados para que Lula cumpla sus promesas de campaña, por unos US$28.000 millones, compliquen aún más las cosas. Para 2023, el IPC proyectado es del 4,8%.

¿Una oportunidad para Argentina?

Una de las grandes cuestiones es si los vínculos ideológicos entre Lula y el actual Gobierno argentino se podrán traducir en resultados concretos.

En diálogo con El Economista, el politólogo Tomás Múgica consideró que "después de cuatro años de automarginación y aislamiento del Gobierno de Bolsonaro, en donde Brasil acumuló desprestigio y se retiró de foros internacionales, ahora podríamos pensar que la estrategia de Lula va a tener algunas orientaciones muy diferentes".

Para Múgica, la política exterior de Lula tendrá tres orientaciones: el fortalecimiento de la integración regional, un aumento del compromiso con el sur global, y el no alineamiento activo frente a la competencia entre EE.UU. y China. 

En este sentido, consideró que "estas son buenas noticias para Argentina, principalmente respecto a la integración regional. Podemos esperar un Brasil activo en los foros regionales que va a ser un socio de Argentina para trabajar en diversos temas, como el caso de Venezuela".

Hasta noviembre, el vínculo comercial entre Argentina y Brasil arrojó un déficit comercial para nuestro país de US$ 2.238 millones, aunque se encuentra casi un 30% por debajo del promedio de US$ 3.500 que hubo entre 2004 y 2018.

Entre los principales obstáculos para la integración, se destaca la volatilidad y las políticas macroeconómicas incompatibles, la baja competitividad sistémica, y el escaso financiamiento para proyectos de integración regional.

Sin embargo, Múgica cree que "hay espacios para crecer y claramente el Gobierno argentino va a encontrar un Gobierno brasileño mucho más amigable. Pero no solamente el de Alberto Fernández, sino también el de un hipotético sucesor, cualquiera sea el ganador de las elecciones de este año".

"Argentina y Brasil comparten la condición de ser proveedores de materias primas a China y ser también importadores de capital y tecnología china, por lo que hay espacios para trabajar en conjunto. Desde la perspectiva argentina, Brasil sigue siendo su socio más importante en el mundo y es indispensable para alcanzar una voz más importante en los principales asuntos internacionales", sentenció. 

¿Y para el Mercosur?

Para Múgica, "Lula aparece con una vocación y con un mensaje de revitalizarla y renovarla, adaptándola a un contexto global que ha cambiado mucho. Una cuestión decisiva para ver cómo evoluciona la política de Brasil es el acuerdo con la UE. Allí Lula ha manifestado su preferencia por continuarlo".

"El pacto enfrenta importantes desafíos, como la cuestión ambiental, algo en lo que Lula tiene una posición totalmente opuesta a Bolsonaro, a lo que se suman algunas cuestiones proteccionistas industriales en Argentina y Brasil y otras agrícolas en Francia. Es un acuerdo complejo de concluir, pero no imposible", agregó. 

Además, destacó que "Lula entiende que, para que el Mercosur sobreviva, necesita ser una plataforma de integración en la economía global. Tiene que salir de la situación de estancamiento en la que actualmente se encuentra. Eso incluye también trabajar en el crecimiento de las cadenas de valor regionales".

Por su parte, el diplomático Mario Verón Guerra, exjefe de la Sección Económica de la embajada de Argentina en Brasil, destacó que "dentro de las esperanzas que surgen con el nuevo Gobierno que comienza en Brasil, se espera una mejora en la relación entre este país y Argentina, que repercute directamente en el Mercosur, para recuperar la affectio societatis que le está faltando al bloque desde hace algún tiempo".

"Esto permitirá culminar procesos para poder reformar el Mercosur y que se adapte a los tiempos que corren con los distintos cambios que la sociedad y el sistema productivo vienen sufriendo. Esto tiene que beneficiar al ciudadano para que también se sienta parte del acuerdo: el sistema de libre tránsito de personas, así como de servicios o el sistema educativo son algunos puntos en donde el ciudadano necesita comenzar a sentir los beneficios de pertenecer al bloque", agregó. 

Por otra parte, respecto al acuerdo UE-Mercosur, Verón Guerra explicó que "el acuerdo con la UE coloca al Mercosur, en especial a Argentina y Brasil, en posición de mejorar la calidad de la integración. Esto es imperioso dado que, cuando entre en vigor el acuerdo, se aplicarán disciplinas que el Mercosur hasta ahora, por diferentes motivos, no pudo poner en marcha internamente, engrosando esa deuda a que me refiero como la incorporación de disciplinas a su acervo jurídico".

"Pero, en cuanto a la posibilidad de renegociación del acuerdo, una nueva negociación requerirá dejar de lado lo hecho hasta aquí y que llevó el tiempo que todos sabemos, 20 años. Para un nuevo acuerdo se deberá definir, intra-Mercosur, un nuevo mandato negociador y lo mismo deberá hacer la UE, por lo que una renegociación parece muy poco probable", sentenció. 

 

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