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Habló Powell y la baja de precios se frenó porque sonó la campana

Wall Street entró en una barranca con los peores precios al cierre. Buenos Aires también cayó, con mal día para los ADR. Intervienen los bonos y el dólar para que las cotizaciones no salgan de cauce.

La Fed subió la tasa corta al 4% anual, tal como esperaba el mercado.
La Fed subió la tasa corta al 4% anual, tal como esperaba el mercado.
Luis Varela 03 noviembre de 2022

En un día con volatilidad extrema, con los precios de casi todas las Bolsas derrumbándose fuerte al final, y con los inversores pidiendo la hora para que terminaran los negocios y finalizara el calvario, a 6 dias de la elección de medio término en EE.UU., la palabra del titular de la Fed, Jerome Powell, marcó un antes y un después de la marcha de casi todos los precios mundiales.

En línea con lo que adelantamos casi en soledad en esta columna, Powell subió ayer la tasa corta de EE.UU. en otros 0,75 puntos básicos, hasta el 4% anual, en el más veloz aumento del costo del dinero (seis incrementos consecutivos) desde la era de Paul Volcker (ex mandatario de la Fed en 1981) y advirtió que la suba no se moderará y, a contramano de lo anunciado por tres importantes bancos norteamericanos, ya aparecieron ayer dos entidades (Deutsche Bank y Barclays) que esperan que la suba que haga Powell en diciembre será otra vez de 75 puntos básicos y no de medio punto como decía la mayoría, con chance de que la suba de febrero también sea muy firme, porque las últimas señales de actividad e inflacionarias siguen sin aflojar absolutamente nada.

El mensaje de Powell

Las precisiones nuevamente agresivas de Powell dio vuelta a media rueda el rendimiento de las tasas largas de EE.UU. que volvieron a terminar muy sostenidas: pagaron 4,8% anual a 1 año, 4,3% a 5 años y 4,1% a 10 años y a 30 años. Y con estos valores hubo una reacción bipolar en el mercado cambiario mundial, con caídas de las monedas de los países que importan materias primas y subas en las naciones exportadoras de productos básicos. De hecho, ayer en el exterior el dólar subió 0,8% contra la libra, 0,5% contra el euro y 0,2% contra el yuan, pero bajó 0,3% contra el yen, 0,4% en México, 1% en Brasil y 1,4% en Chile.

Los motivos que tuvo Powell para mostrarse ayer otra vez "hawkish" (con línea dura) tuvo que ver con varios indicadores que le dicen que las economía mundial y norteamericana continúan prendidas fuego. Ayer el petróleo subió otro 0,9% y los metales básicos continuaron muy firmes (a pesar de que hay señales de que el mundo va de cabeza a una recesión pronto). Y la fortaleza del dólar contra monedas consideradas duras se encontró con otra baja para los metales preciosos, un paso atrás para las criptomonedas, y un verdadero disloque para los granos, ya que Putin sigue jugando con el mundo: ayer reabrió el comercio en el Mar Negro y todo lo que había subido el trigo terminó encontrándose con un derrumbe que desandó todo lo que se había elevado.

Pero además de la firmeza de las commodities, Powell sigue atentamente indicadores internos de EE.UU. que le muestran que el empleo sigue sin ser afectado por la gran suba de tasas ya realizada y que, por ende, la inflación sigue intacta. Ayer mismo salió un indicador con datos sobre las nóminas privadas (el empleo no agrícola de EE.UU.) de octubre y se superaron las expectativas, ya que salieron 239.000 puestos de trabajo nuevos contra 208.000 del mes anterior (cuando se esperaban solo 195.000). Eso demuestra que el empleo sigue muy vivo: hay pleno empleo, la tasa de desocupación en EE.UU. es del 3,5%, de hecho (con leyes laborales ultra laxas, completamente opuestas a lo que pasa en Argentina) se ofrecen dos puestos por cada persona que busca trabajo.

Volatilidad en acciones

Por esas razones, los precios de la acciones se movieron con grandes signos de locura, con volatilidad tremenda, en una especie de electrocardiograma que fue desde el piso y el techo de las pantallas. Y, en definitiva, cuando se conoció que Powell colocaba la tasa corta en el nivel más alto desde 2008, y cuando afirmó que no están dadas las condiciones para frenar la suba de las tasas, todo entró en una barranca que marcó la última hora y media de negocios, con duras caídas y con los peores precios al final del día.

Hasta antes de que Powell hablara se creía que la suba de tasas estaba cerca del final, pero el número uno de la Fed aclaró que el ritmo de los aumentos futuros dependerá del empleo, de la inflación y del retraso del mercado en reaccionar frente al ajuste del cinturón. Con eso, los operadores entendieron que el nivel de tasas de interés será más alto que lo esperado hasta ahora, y todo se transformó en órdenes de venta. "Es muy prematuro pensar en hacer una pausa en las subas -dijo Powell, para disipar dudas- ya que no se ve ningún proceso alentador en la marcha de la inflación, no se la ve disminuyendo, y hacer una pausa no es algo que estemos pensando".

Con eso, el consenso de todos los "think tank" se dio vuelta como una media, se comprendió que el camino a un aterrizaje suave se ha estrechado, lo cual indica que el camino a la recesión parece imparable. Y por si a alguien se le escapaba la tortuga, Powell agregó "no se hagan ilusiones con una política monetaria laxa hasta que no baje la inflación". Así, los que esperaban con que en la primera mitad de 2023 habría una tasa larga tope del 5%, empezaron a pensar que será más alta, no en el 9% anual, como siguen diciendo algunos analistas extremos, pero si más arriba que lo repetido hasta ahora.

Es más, hubo analistas reconocidos como  Mohamed El Erian, Jefe Asesor Económico de Allianz, que salió a advertirle a Powell ayer mismo que la suba de tasas que está aplicando es escasa, que debería ser mayor. Y eso que los centros de análisis se ubican ahora con expectativa de entre 60% y 95% de que la economía norteamericana caiga efectivamente en recesión. Y, por supuesto, a eso se agregan más dudas por las elecciones estadounidenses del martes próximo, que pondrá al Congreso en contra de Joe Biden. Y se vienen dos datos de inflación y de empleo antes de la próxima suba que decida la Fed en diciembre. Y desde el lunes termina además el período de silencio de los 18 directores de la Fed, que también tendrán su influencia.

Con todo eso, Wall Street sufrió una fuerte estocada: terminó con los peores precios al cierre, y pararon de bajar porque sonó la campana, sino el derrape seguía: en un durísimo día en la bolsa de Nueva York hubo derrumbe del 3,4% para el Nasdaq, caída del 2,5% para el S&P y baja del 1,6% para el Dow. Mientras que otras Bolsas latinoamericanas, beneficiadas por los commodities sostenidos, tuvieron un buen día: hubo suba del 0,8% en la Bolsa de San Pablo y alza del 1,9% en la de México.

Argentina por otro camino

Sin embargo, el panorama argentino fue completamente distinto. Mientras el dólar bajaba en Brasil, México y Chile, en Argentina el dólar blue subió, y los demás dólares financieros libres cedieron porque el Banco Central metió mano, gastando reservas y chupando depósitos de los bancos, o sea en un mercado absolutamente intervenido. A pesar de que el BCRA perdió ayer US$ 96 millones de las reservas y que chupó más depósitos de los bancos por otros $ 23.250 millones en Notaliqs a seis meses, el dólar blue subió $1 hasta $291, el dólar Qatar trepó $1,20 hasta $328,98, pero el Senebi cayó $3,45 hasta $305,62, el MEP bajó $1,67 hasta $291,17 y el contado con liquidación cedió 29 centavos hasta $303,38. Por lo que la brecha entre oficial y blue sigue en el 77% y la del CCL con el mayorista fue del 92%, todo con las tasas de interés en el repetido nivel del 75% anual para las Leliq y los plazos fijos, a pesar de que la consultora de Marina Dal Poggetto (Eco Go) estimó que por encima del 100% de inflación esperada para este año, en 2023 iremos a una inflación de al menos 130% anual, rompiendo todos los techos estimados hasta ahora.

La cuenta realizada por Dal Poggetto tiene su lógica. Ayer el Banco Central siguió emitiendo pesos para sostener el precio de los bonos, que mostraron una gran selectividad, con promedio a la baja más para los titulos nominados en pesos y no tanto para los nominados en dólares, por lo que en definitiva el riesgo país cedió 14 unidades hasta 2.569 puntos básicos. 

Ayer, en esta Argentina insólita que vivimos, hubo un supermercado que promocionó el kilo de polenta en casi $1.000 pesos, US$ 3, y lo venden en tres cuotas de US$ 1 cada una. 

En esta Argentina con recaudación récord, bien por encima de la inflación, y que sin embargo no alcanza para cubrir el gasto público, la Bolsa de Buenos Aires no siguió el mismo camino positivo que tuvieron las bolsas latinoamericanas. Con $1.755 millones operados en acciones y $5.425 millones en Cedears, la Bolsa de Buenos Aires cayó 2,4%. Y por si quedaba alguna duda, los ADR argentinos en Nueva York acusaron un derrumbe en bloque de hasta el 10%, con Despegar, Mercado Libre, Galicia, Pampa E, YPF, Cresud, Macro, Loma Negra y Francés como las peores del día.

El declive de los bonos

La preocupación es grande. La corriente vendedora de bonos en pesos se intensifica y no se caen más porque el BCRA lo sostiene con emisión sin freno. Massa, además, tiene programadas tres licitaciones para noviembre: una se realizará el lunes próximo, otra el viernes 18 y la tercera el lunes 28. Los vencimientos de este mes no asustan, pero sin lugar a dudas, para conseguir renovaciones el Tesoro deberá pagar cada vez más tasa y la extensión de plazo que logre será dudosa. A partir de enero viene una liberación enorme de pesos por vencimientos de bonos que nadie querrá tener, todo con escasez de dólares porque el agro casi no está liquidando.

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