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El mundo descomprime y festeja; Argentina oprime y no reacciona

Durante la semana pasada, un cúmulo de novedades provocó una descompresión en las materias primas, con festejo en los activos financieros. En Argentina ocurrió lo contrario.

Los mercados globales tuvieron una mejor semana que los locales
Los mercados globales tuvieron una mejor semana que los locales -
Luis Varela 20 marzo de 2022

Los mercados de Argentina y del mundo acaban de atravesar una semana tremenda, con una serie de ingredientes durísimos. 

  • Rebrote de Covid en Asia (con contagios, muertes y ciudades gigantes aisladas). 
  • Recrudecimiento de la invasión rusa a Ucrania (con Putin lanzando misiles hipersónicos). 
  • Primera suba de la tasa de la Fed desde el 20 de diciembre de 2018. 
  • Aprobación masiva del Congreso para autorizar al Gobierno a refinanciar su deuda con el FMI. 
  • Ruptura absoluta del oficialismo, con los K rechazando el acuerdo con el FMI y Cristina dándole la espalda al Presidente para preservarse (está convencida de que Martín Guzmán no podrá cumplir con lo acordado, ve venir una crisis mayor con caos social y pone sus ojos en las PASO 2023 que se harán en 65 semanas). 
  • Y un Alberto Fernández que, para lanzar su "guerra" contra la inflación, culpa a la invasión rusa y toma medidas para recaudar (suba de retenciones a productos que no se consumen a nivel local) y medidas repetidas: precios máximos, cuidados, ley de abastecimiento y otras advertencias, que vienen siendo utilizadas sin ningún éxito desde asirios y caldeos.

Diferentes reacciones

Semejante cantidad de acontecimientos, todos en una misma semana, tuvieron una reacción completamente opuesta: en el mundo pasó una cosa y en Argentina ocurrió todo lo contrario. 

En el mundo acaba de verse una descompresión de buena parte de las materias primas, luego de un overshooting notable: el trigo acaba de caer en Chicago de US$ 495 a US$ 390. El níquel se derrumbó de US$ 81.000 a US$ 36.900. El petróleo volvió de US$ 125 a US$ 102. Y reducciones con tenores distintos se ven en otros productos porque en todo el planeta ahora se espera menos crecimiento económico, con chances de estancamiento, si es que no se llega a un proceso de recesión como el que ya está sufriendo Japón.

En Argentina, sin embargo, el Indec dio a conocer un IPC de febrero mucho más alto que el esperado (4,7% mensual), con el Presidente echándole parte de la culpa de esa inusitada suba a la guerra entre Rusia y Ucrania, cuando la invasión de Putin se inició cuatro días antes de que terminara febrero. Esto pone en evidencia que Alberto Fernández no reconoce que la explosión de los precios obedece a otros factores. 

Entre esos motivos sobresalen la ruptura K con Guzmán hace once meses al negarle la suba de las tarifas (vía el  subsecretario Federico Basualdo, que siguió las órdenes K para frenar las subas y conseguir votos en las legislativas que se hicieron en noviembre); el 'plan platita'; las tasas de interés negativas; el dólar anclado; la caída del superávit comercial; la falta de inversión y empleo; la disminución de productos en oferta y la lista podría seguir hasta ocupar toda la página...

Todos esos acontecimientos pusieron más vigente que nunca a la sigla Tanstaafl, que surge de un adagio en inglés "There Ain't No Such Thing As A Free Lunch", una frase de origen incierto (ya que en latín se decía como "nunquam prandium liberum"), pero que fue popularizada en los últimos tiempos por el economista Milton Friedman y que en castellano quiere decir "No hay tal cosa como almuerzos gratis". Dicho de otro modo, si usas dinero de otro para pagar gastos de otro, al final siempre termina apareciendo un efecto secundario, y en general es mucho más destructivo que la mala noticia corta que quisiste evitar.

La gran cuestión es que la reacción que tuvieron los mercados del mundo fue una, y el mercado argentino tuvo una evolución completamente a contramano. 

En el exterior el dólar subió en las economías que vienen complicándose mal: tuvo un alza del 1,6% contra el yen (por Japón en recesión) y 0,3% contra el yuan (con China desacelerando por crisis inmobiliaria, Covid y disidencias en la cúpula de Xi) pero luego el billete verde bajó 0,3% contra el franco suizo, achicó 0,4% en el Chile de un Gabriel Boric debutante, bajó 1% en un Brasil en el que Bolsonaro se va acercando a Lula en intención de voto, obligándolo a aliarse con partidos de centro, cedió 1,1% contra la libra y cayó 1,3% contra el euro por la esperanza de que la guerra en Ucrania termine pronto (de un modo u otro) y la posibilidad de que el BCE endurezca su política monetaria, en línea con la Fed.

El dólar en Argentina

En Argentina, sin embargo, con cepos cambiarios con 100 capas y 16 tipos de cambio diferentes (a lo que se agrega ahora la no distribución de dólares nuevos, dejando a las sucursales bancarias únicamente con dólares cabeza chica, obligando a los ahorristas a hacer malabarismos), el precio del dólar cambió completamente de dirección: tras seis semanas en las que el dólar MEP (el más usado en los bancos para meter dólares billete en cajas fuertes o en el colchón) cayó de $224 a $185, acaba de rebotar $10 en las últimas cinco ruedas, lo cual significa un salto semanal de más del 4%, mientras el gurú financiero Robert Kiyosaki predice "el fin del dólar" y recomienda las criptomonedas como refugio más seguro, porque ve venir una estanflación mundial, si no es algo peor.

¿Cuál fue el resultado de otras variables? El BCRA siguió manteniendo tasas de interés negativas (quizás las suba algo hoy), ya que paga 2,9% mensual contra una inflación que ya está en 4,7%, lo cual significa que los pesos se queman en los bancos sin haber sido usados, al final de un plazo fijo se pueden comprar menos cosas. Mientras que Brasil, por ejemplo, anunció para febrero una inflación del 10,54% anual y subió la tasa hasta el 11,75 % anual, su mayor nivel en casi cinco  años.

Y recordando que Alberto le viene echando la culpa de todo a la pandemia y ahora a la guerra en Ucrania, ¿qué pasó con los bonos? En Argentina, a pesar del acuerdo con el FMI, confirmando que nos seguirá prestando dólares y que posterga hasta fin de mes el pago de US$ 2.800 millones que vencían mañana, los títulos públicos argentinos apenas rebotaron 0,8%, arrastrándose por una paridad piso, con tasas a vencimiento de más del 30% anual para los papeles más cortos de la reestructuración que hizo Guzmán hace un año y medio. 

Y contrariando a Alberto, que le echa la culpa del virus y de la guerra en Ucrania, el riesgo país de la argentina subió otro escalón: hasta el canje de Guzmán era ocho veces el riesgo de los vecinos, hace tres meses era nueve veces más alto y ahora, con su "guerra contra la inflación" el riesgo argentino es diez veces más alto que los del patio latinoamericano. Al cierre del viernes, el riesgo argentino fue de 1.786 puntos básicos, mientras que Brasil tuvo 313, México 228, Chile 171, Perú 152 y Uruguay 142.

El rumbo de las acciones

¿Qué pasó con las acciones? Argentina también estuvo completamente a contramano del mundo. Especulando con el estancamiento que viene y por la amenaza de deslistado de tecnológicas chinas en Wall Street (luego frenado por la ruptura en la cúpula de Xi, con vistas a su tercera reelección en octubre, algo que no ocurre con ningún funcionario desde Mao), los inversores especulativos (arriesgados) del mundo entendieron que los bancos centrales no podrán ser agresivos con las subas en las tasas de interés y las Bolsas tuvieron su mejor semana en diecisiete meses, desde noviembre de 2020: el tecnológico Nasdaq tuvo un brinco semanal del 8,2%, Tokio subió 6,6%, Frankfurt 5,8%, el industrial Dow Jones 5,5%, Santiago de Chile 4,8%, México 4,1%, Madrid 3,4% y San Pablo 3,2%. 

¿Qué pasó en Buenos Aires? ¿Hubo fiesta? No: el índice S&P Merval subió 0,1% medido en pesos y bajó 0,2% medido en dólares.

Nadie puede asegurar que el gran rebote que tuvieron las bolsas mundiales pueda durar, es apenas un trading corto, para aprovechar la sorpresa de que Jerome Powell de la Fed en vez de hacer siete subas de tasas este año, quizás deba hacer cuatro o menos. 

Pero la expectativa de corto permitió el movimiento, mientras muchos inversores conservadores o más desconfiados de las emisiones de moneda sin fin buscan refugio en otros activos: en la semana la onza de plata subió 2,6%, el oro avanzó 0,9% y el Bitcoin se movió en línea con el metal amarillo, recuperando también 0,9%, pero con miles de inversores recordando en sus divanes de terapia que compraron el ETF de la criptomoneda más famosa a US$ 67.500 y que hoy vale apenas algo más de US$ 41.000, y está híper vigilada por todos los fiscos del mundo.

¿Por qué subió el dólar en Argentina? ¿Por qué no reaccionaron los bonos y las acciones a pesar del oxígeno que está entregándole al Gobierno el FMI? Simple: tal como sucedió en el canje de bonos de Guzmán con los privados en agosto de 2020, tal como ocurrió con la derrota del oficialismo en las legislativas de 2021, el Gobierno sigue sin variar ni un milímetro su política económica: seguirá presionando a los que tengan alguna propiedad privada para licuar las deudas del Estado, achicándole los ingresos a todos por igual, al tiempo que se sigue contratando más gente para empleo público que privado. 

Tanto que Guzmán saldrá a tomar más y más deuda mañana mismo, con la incorporación insólita de un títulos de absoluto corto plazo. Y con eso, la inversión sigue ausente, y lo seguirá estando por mucho tiempo. No hay en los próximos meses ningún driver que pueda cambiar las cosas. 

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