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Desarme de Leliq: no pongamos el carro delante de los caballos

La política de cambiar deudas viejas por deudas nuevas no es la correcta para abordar la grave crisis nacional.

Gustavo Reija 28 noviembre de 2023

Poner en marcha un Plan Integral de Estabilización Económica como el que requiere nuestro país a partir de la asunción de las nuevas autoridades el 10 de diciembre es una cuestión compleja que, además de la pericia profesional y técnica del equipo de gobierno, exige un fino manejo del timing en su implementación y administración de la secuencia de abordaje a los distintos frentes: fiscal, monetario y cambiario.

En estos días de transición hasta la asunción estamos asistiendo a la aparición de opiniones, en diversos medios, sosteniendo la idea que una de las urgencias iniciales sería terminar con el stock de Letras de Liquidez (Leliqs) del Banco Central.

Resulta obvio, a esta altura de los acontecimientos, que estos títulos que generan un colosal déficit cuasi fiscal de casi 10 puntos del Producto y que crecen a una tasa efectiva anual del 250% deben ser eliminados del balance del Central.

La pregunta es: ¿cómo hacerlo sin morir en el intento?

La única manera sana, desde una visión macro, es que dichas Leliqs que están respaldando depósitos en pesos de ciudadanos, deben eliminarse por mecanismos de mercado, respetando los contratos vigentes y sin recurrir a nuevos endeudamientos de ningún tipo. 

La política de cambiar deudas viejas por deudas nuevas no es una política correcta para abordar la grave crisis nacional.

No es correcto generar un fideicomiso con la garantía de los Fondos del Anses ni con las acciones de YPF ni con ningún otro activo del Estado Nacional para tomar dólares que permitan cancelar dichos títulos.

Las Leliqs deberán ser eliminadas por un incremento en la demanda de pesos que permita su reconversión en financiamiento crediticio para el sector productivo y para el público en general. 

Para que ello ocurra hay que apagar primero las dos turbinas que las crearon y realimentan: el déficit fiscal y la emisión monetaria, a través de los Adelantos Transitorios al Tesoro del Central.

Las Leliqs no surgieron por creación espontánea, son hijas del déficit fiscal y de la emisión de pesos del Banco Central para cerrar el agujero fiscal que, al no encontrar demanda genuina en el mercado, necesitaron ser retirados mediante estos títulos emitidos por el Central.

  • Hemos venido sosteniendo, a lo largo de diversos artículos publicados en este medio, que el diagnóstico de la situación económica y social nacional es de tal gravedad que su solución requiere que el Plan Integral de Estabilización Económica que se ponga en marcha sea de shock

Los desafíos que se enfrentarán son muchos y de variado calibre. La cuestión social, con niveles de pobreza e indigencia extremos, con trabajadores formales que no logran escapar a dicho estamento y con una dinámica inflacionaria que aumenta, mes a mes, la cantidad de trabajadores que descienden a dicho infierno torna indispensable que la primera medida que se adopte sea una clara enunciación del estado de situación de la Nación y la implementación de dicho plan.

Cuando hablamos de shock queremos decir que el conjunto de medidas, con sus objetivos, plazos de implementación y mecanismos de control debe ser anunciado en forma inmediata al momento de la asunción de la nueva administración y que, las mismas, deberán tener un abordaje integral de todos los frentes: el fiscal, el monetario y el cambiario, con un enfoque sistémico.

Resulta obvio que la implementación y obtención de resultados es secuencial.

Para que quede claro: la tasa de inflación no va a ser de un dígito anual en el primer año ni en el segundo de gestión. Pero que comience a converger hacía ese nivel depende de lo que se anuncie y haga desde el primer día. 

Cuando hablamos de implementación secuencial es esencial tener en cuenta que en un Plan Integral de Estabilización Económica, el orden de los factores altera el producto.

No es lo mismo que la secuencia sea equilibrio fiscal, monetario y cambiario que al revés. Los resultados no son los mismos, la secuencia de implementación no es neutral.

No hay que poner el carro delante de los caballos. La secuencia correcta es: ajuste fiscal, ordenamiento monetario y equilibrio cambiario, no al revés.

Lo primero es equilibrar el plano fiscal, en forma creíble, sostenible y sólida, no con parches de corto plazo sino con medidas que permitan visualizar claramente la convergencia hacia el superávit de mediano plazo.

Lo segundo es prohibir los adelantos transitorios al Tesoro, eliminando la fuente de emisión monetaria que es la madre de las Leliqs.

  • Con ordenamiento fiscal y sin fuente de emisión, la tasa de interés descenderá y contribuirá al desarme del stock.

¿Y el ordenamiento del mercado cambiario? ¿Cómo juega en todo este esquema el cepo?

El objetivo es llegar a un mercado único y libre de cambio. Para ello habrá que transitar una primera etapa con un desdoblamiento cambiario, sin cepo, según el siguiente esquema:

  • Mercado Comercial. A través del mismo se liquidaría el 75% de las exportaciones e importaciones de bienes y servicios, incluyendo los correspondientes fletes y seguros. El valor de liquidación sería el del tipo de cambio comercial determinado por el Banco Central, que se ajustaría a fin de mantener el valor del Indice de Tipo de Cambio Real Multilateral que mide nuestro tipo de cambio en relación con el de nuestros principales socios comerciales.
  • Mercado Libre Financiero. A través de él se liquidarían el 25% de las exportaciones de bienes y servicios y de las importaciones y el 100% de todos los gastos en el exterior (turismo, tarjetas, etcétera). Sería un mercado de cotización libre al que pudiera acceder todo aquel que demande dólares por cualquier motivo y sin restricciones. El valor del tipo de cambio en este mercado quedaría determinado por la interacción de la oferta y demanda de divisas, como en cualquier mercado libre.

De esta manera el cepo queda eliminado el primer día y tal hecho no está condicionado al desarme previo del total de las Leliqs.

En este modelo se legalizaría la utilización del dólar como moneda de curso legal en el país generando un mercado bimonetario en el cual, con total libertad, todo tipo de contrato o transacción por bienes y/o servicios pudieran ser pactados en pesos o dólares de acuerdo a la voluntad de las partes contratantes.

Sabido es la existencia de un importante stock de dólares en poder de residentes argentinos que hoy están fuera del sistema pero que, en el marco de un modelo como el que estamos proponiendo, se irían integrando a la economía facilitando la reaparición del crédito productivo e incrementando la tasa de inversión de nuestra economía.

El pasaje desde el círculo vicioso de la decadencia nacional, que lleva varias décadas, sólo será posible con políticas macro prudenciales que recreen la confianza y restauren el proceso de inversión y crecimiento con inclusión social.

No cometer errores iniciales de gestión es esencial. Entender la lógica de la secuencialidad de medidas es básico. 

No dejarse llevar por anuncios grandilocuentes sin fundamento económico sostenible deberá ser prioridad de la nueva administración.

En definitiva, todo se resume en un principio simple, de sentido común, pero que rara vez hemos aplicado en la gestión económica: no poner el carro delante de los caballos.

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