El precio del petróleo Brent, referencia clave para el mercado argentino, registró este martes una suba del 1,45%, alcanzando los U$S 74,52 por barril, impulsado por la creciente tensión entre Irán e Israel. Durante la jornada, la cotización llegó a tocar brevemente los U$S 75, aunque todavía se mantiene por debajo de los U$S 78,50 alcanzados el viernes pasado, cuando se intensificó el conflicto en Medio Oriente.
Analistas del sector energético atribuyen esta alza al reciente ataque de Irán contra instalaciones de inteligencia israelíes, lo que ha avivado temores sobre una posible escalada bélica que afecte el suministro mundial de crudo.
Uno de los principales focos de preocupación es la eventual decisión de Irán de cerrar el estratégico Estrecho de Ormuz, por donde transita aproximadamente un quinto del petróleo mundial. Un bloqueo en esa zona podría disparar los precios globales y alterar profundamente la seguridad energética internacional.
La incertidumbre generada por el conflicto ha provocado una reacción inmediata en los mercados, que ahora se mantienen expectantes ante posibles nuevas interrupciones en el flujo de petróleo. A medida que la situación geopolítica se agrava, se incrementan las dudas sobre la estabilidad del suministro y los efectos en los precios de los combustibles para consumidores de países importadores, como Argentina.
Mientras tanto, la Agencia Internacional de Energía (AIE) publicó este martes su informe Oil 2025, donde anticipa que, a mediano plazo, la oferta mundial de petróleo superará con creces el crecimiento de la demanda. El documento prevé que la demanda global aumentará en 2,5 millones de barriles diarios (mb/d) entre 2024 y 2030, alcanzando un máximo de 105,5 mb/d, mientras que la capacidad de producción se expandirá a más de 114,7 mb/d.

Este escenario se explica por factores estructurales, como el avance de la movilidad eléctrica, con ventas récord de 17 millones de vehículos eléctricos en 2024 y un pronóstico de más de 20 millones en 2025, además del crecimiento de trenes de alta velocidad y camiones a gas natural en China, que alcanzará su pico de consumo petrolero en 2027.
En paralelo, se espera una desaceleración del crecimiento de la producción estadounidense, pese a que seguirá siendo el principal motor del suministro fuera de la OPEP. Países como Canadá, Brasil, Guyana y Argentina también jugarán un rol clave en esta expansión.
La AIE subraya, sin embargo, que los riesgos geopolíticos, como el actual conflicto en Medio Oriente, podrían alterar los pronósticos.
"No hay lugar para la complacencia en materia de seguridad energética", advirtió el director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol, quien llamó a mantener la cooperación entre productores y consumidores para enfrentar los desafíos del sector.
El informe también destaca el papel creciente de la industria petroquímica, que se convertirá en la principal fuente de crecimiento de la demanda petrolera hacia 2030, mientras la demanda ligada a combustibles fósiles convencionales podría alcanzar su punto máximo en 2027.
Con una oferta en aumento y una demanda que se estabiliza, los mercados enfrentan una nueva etapa marcada por el cambio estructural, pero bajo la sombra de la volatilidad geopolítica. Las próximas decisiones políticas y militares en Medio Oriente podrían definir el rumbo de los precios energéticos en el corto y mediano plazo.