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Petróleo y gas: fuente de crecimiento y de certidumbre

Un sector energético robusto puede contribuir a la estabilidad económica del país. Las exportaciones de gas y petróleo pueden favorecer el equilibrio fiscal y generar ingresos en divisas, el insumo recurrentemente escaso en la Argentina y origen de los ciclos stop and go.

Petróleo y gas: fuente de crecimiento y de certidumbre
Petróleo y gas: fuente de crecimiento y de certidumbre
Pablo Besmedrisnik 09 julio de 2024

La economía argentina muestra variadas fuentes de incertidumbre. Preguntas cruciales sobre la recuperación del ritmo de la actividad, la estabilidad macroeconómica, el futuro del cepo y la brecha cambiaria, y la posibilidad de alcanzar los niveles de inversión necesarios para un crecimiento sostenido, generan preocupación en distintos sectores. Todo eso sin involucrar a la conflictividad social y política. 

Sin embargo, en este contexto de falta de certezas, el sector energético ofrece un panorama más alentador. El sector del gas y petróleo en Argentina está experimentando un cambio significativo en su matriz productiva, en su localización geográfica y en su tecnología. 

El agregado hidrocarburífero no solo transita una curva de crecimiento y de logros en términos de mayor eficiencia, sino también un cambio morfológico notable. La cuenca neuquina, especialmente con el desarrollo de hidrocarburos no convencionales en Vaca Muerta, se ha consolidado como el centro de la extracción de recursos a nivel nacional. 

Este cambio se da también en el marco de un aumento persistente en los estándares de productividad, experimentando un verdadero salto tecnológico. 

Productividad y proyectos 

En los últimos años se desplegaron técnicas de extracción de petróleo y gas más complejas, que impulsan el aprovechamiento de recursos que antes estaban fuera de la frontera de posibilidades de producción. Replicando experiencias esencialmente de los Estados Unidos, se comenzaron a explotar los recursos no convencionales. 

La revolución del shale involucró recursos de capital y tecnología, y es un proceso que está en plena expansión. La productividad en la extracción de gas y petróleo no convencional ha mostrado un crecimiento notable. 

Según datos de YPF, principal jugador del mercado, desde el 2018 el costo de desarrollo por barril de petróleo se redujo 47%, la velocidad de perforación se incrementó en 57% (en metros por día) y la velocidad de fracking casi se triplicó (etapas por set por mes). Estas mejoras son el resultado de inversiones continuas en tecnología, eficiencia operativa y economías de aglomeración. 

Varios proyectos en ejecución y en planificación están diseñados para resolver el problema de la evacuación de la producción. Estos incluyen la expansión de la infraestructura de transporte y almacenamiento, así como acuerdos de exportación hacia países vecinos y mercados más lejanos. 

Para el largo plazo, se destacan los planes aún no maduros de infraestructura para la exportación de gas en su formato de gas natural licuado.

Desafíos y perspectivas 

La fragilidad macroeconómica y política ha constituido el marco en el cual se ha desarrollado el sector de hidrocarburos hasta ahora, y ha representado la principal limitación para su crecimiento sostenido.

Así, la naturaleza de las inversiones necesarias para generar un camino de expansión a largo plazo (como la infraestructura de transporte y exportación) se enfrenta a los desequilibrios macro predominantes. 

Aguardar por la solidez macro para invertir y aprovechar el potencial existente conduciría a perder la oportunidad, nuevamente. Convivir con una coyuntura macroeconómica y política argentina inestable y eludir las restricciones contextuales es todo un reto de cara a la expansión. 

Los planes específicos y puntuales que limitan la incertidumbre y apelan a políticas cambiarias y fiscales específicas, están lejos de conformar el mejor escenario, pero es el posible. En ese sentido, el marco regulatorio que ofrece el RIGI generará un impulso extra inmediato a las inversiones de más largo aliento en el sector. 

Un sector energético robusto puede contribuir a la estabilidad económica del país. Las exportaciones de gas y petróleo pueden favorecer el equilibrio fiscal y generar ingresos en divisas, el insumo recurrentemente escaso en la Argentina y origen de los ciclos stop and go que tantas veces se atravesó. 

Aun con señales positivas, el sector enfrenta desafíos importantes. La volatilidad de los precios internacionales del petróleo y gas, el ruido político y la necesidad de desplegar inversiones de maduración más larga son factores que podrían influir en su desarrollo futuro. No obstante, las perspectivas a mediano y largo plazo son alentadoras si se mantienen las políticas adecuadas y se profundiza la inversión en infraestructura y tecnología. 

Hay un motivo central que explica las razones por la cual el rubro se viene desacoplando del resto de la economía: el gas y petróleo juegan y jugarán un papel neurálgico en la generación de divisas, y son una de las claves para la normalización de la economía en su totalidad. 

Es un componente esencial en cualquier plan racional de desarrollo nacional tanto a corto plazo (como consecuencia de las necesidades inmediatas de divisas) como a largo plazo (la industria, el resto de los actores productivos y las cuentas fiscales necesitan divisas, que solo la energía, además del agro, puede proporcionar). El sector del gas y petróleo en Argentina está en una posición única para ofrecer una dosis de certidumbre y optimismo en un entorno económico incierto.

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