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Los economistas debaten la transición y la secuencia ideal desde el 10 de diciembre

Con una situación controlada por el supercepo, la transición es más tranquila de lo esperado. Con un Presidente electo que no muestra sus cartas, los grandes interrogantes se trasladan para el 10 de diciembre. Allí sobresalen dos cuestiones: la deuda y el acuerdo social.

Alejandro Radonjic 06 noviembre de 2019

Por Alejandro Radonjic

La transición entre el Gobierno de Mauricio Macri y el de Alberto Fernández sigue su curso. Con un supercepo, la situación financiera parece controlada y el BCRA, incluso, compra reservas. La situación está atada con alambres, por cierto. Quedan algunos interrogantes (sobre todo, fiscales y monetarios), pero la sensación general es que la situación se mantendrá relativamente contenida durante noviembre. Macri ni Fernández tienen incentivos para otras estrategias.

La gran pregunta, entonces, es qué viene después. Un interrogante más abierto que cerrado. “El Presidente electo no quiere mostrar sus cartas y sigue jugando a las escondidas”, dijeron ayer desde Delphos. Otros, en cambio, dicen que Alberto aún no tiene las cartas en su poder.

Según Guido Lorenzo (LCG), es lógico que el Presidente electo no muestre su juego. Como en el truco, todavía no llegó su turno. Es el pie. “Dar nombres de Gabinete y anunciar medidas de antemano genera desgaste. Es preferible el 'efecto sorpresa'. La transición está yendo bien, mejor de lo esperado y yo dejaría la velocidad crucero”, dice Lorenzo. Aunque reconoce que la inclusión de Cláusulas de Acción Colectiva (CAC), que deben ser aprobadas por el Congreso, viene lenta, “todavía hay que esperar a que llegue la nueva conformación del Poder Legislativo”.

Con una visión distinta, Federico Moll (Ecolatina) dice que Alberto debería haber dado más señales antes. “No me refiero a políticas concretas o un plan pomposo. El mercado no necesita eso sino una certeza sobre quién va a manejar la política económica. ¿Será Alberto o el kirchnerismo más antiguo? En la óptica del mercado, la carga de la prueba está invertida y Alberto debe demostrar que será él quien estará a cargo. Esa duda no se despejó. Pero, aun zanjado eso, tampoco está claro qué proyecto tiene Alberto. ¿Quiere un resultado primario equilibrado o no le importa el gasto, como dijo, si es para ampliar derechos? Es un tema clave”, dice Moll ante El Economista. “No creo que venga un superplan integral porque los focos de conflicto no necesariamente están todos juntos”, amplía. Será clave como resuelva los principales focos (el acuerdo social, por un lado y la deuda, por el otro) para ver qué tipo de 2020 tendrá Argentina. “Si se despejan bien esos focos, podemos evitar una recesión muy profunda”, concluye.

También aporta su visión Miguel Zielonka (Econviews). “No hay noticias y es puro rumor. Estamos volando a ciegas y sin radar. Se especula con que habría algo de moderación fiscal en relación a lo declarado en la campaña, pero nada concreto. Ojalá que se anticipe alguna de las decisiones, pero no parece ser el caso. Se argumenta que Alberto quiere sorprender positivamente y que no quiere desgastar a su Gabinete antes de tiempo. Si eso es verdad, vamos a tener que administrar nuestra ansiedad”, dice ante El Economista.

Zielonka agrega: “En mi opinión, la prioridad es resolver el tema del crédito. Para eso, hace falta un plan fiscal posible, porque sobre esa base el FMI puede retomar el programa, y contra la validación del FMI los bonistas privados pueden considerar cualquier oferta. De ese modo, lo fiscal es la columna vertebral de lo que se viene. Además, es necesario que Alberto fije una política exterior tolerable para Estados Unidos. Porque, aún con un plan fiscal sólido, si el alineamiento internacional de Argentina no es agradable a los ojos de Estados Unidos, el programa con el FMI probablemente se vea demorado”.

La secuencia entre el FMI y los bonistas, precisamente, es una de las grandes incógnitas de lo que viene. “La pregunta clave, y para la que no tengo respuesta, es si el proceso con los acreedores del extranjero va a coincidir con la negociación con el FMI o si la van a intentar cerrar antes de sentarse con el organismo”, dice Juan Manuel Pazos (TPCG). “Me parece que luego del 10 de diciembre, veremos una reestructuración de la deuda en ley local más por necesidad que por diseño. Los vencimientos con ley de Argentina de diciembre y el primer trimestre de 2020, como están hoy, te imponen una necesidad de emitir pesos muy grandes y te consumirían una cantidad de reservas que el BCRA no puede sacrificar”, dice Pazos. ¿Avanzará el proyecto para introducir CAC's que mandó Hernán Lacunza semanas atrás o lo hará Alberto “de prepo” a través de un decreto?

Los incentivos están alineados para hacer una quita moderada (siempre son menos costosas), pero los números mandan y, en el mercado, creen que será muy grande el “haircut” para los tenedores de papeles locales. “Después hay que ver qué periodos de gracia le ponen o qué hacen con los cupones”, dice un operador ante El Economista. Eso permitiría despejar una parte del 2020 (no atosigar tanto a la maquinita ni vaciar el BCRA) y, también, llevarlo como trofeo hasta Washington para mostrarle a los técnicos del FMI que mejoró la sostenibilidad de la deuda. Además, permitiría ser más concesivos con los acreedores de deuda bajo ley extranjera. “Afuera no podés hacer una propuesta ridícula porque están las CAC y la Justicia de Estados Unidos”, dice el mismo operador. Cuanto más quita hagan a los locales, menor será la quita requerida a los tenedores amparados por la ley de Estados Unidos.

Según Pazos, el Gobierno de Alberto deberá avanzar con el acuerdo social en simultáneo con la renegociación de la deuda. “Van a tener que hacer todo junto. La emisión de dinero que van a tener que hacer para cubrir el déficit primario es insostenible sin un acuerdo de precios y salarios y van a tener que hacerlo de entrada”, dice. Allí surge un desafío adicional: si esterilizan la emisión monetaria, deberán renunciar a bajar las tasas y el deseo de generar crédito para arrancar la economía.

“Hay que tomar credibilidad prestada, es decir, buscar un Ministro de Economía y un Gabinete con nombres con perfil más senior sería algo bueno para que sea un eje ordenador”, agrega Lorenzo. “Luego habrá que atacar el problema de la deuda al tiempo que se pone en marcha la economía. Creo que vale la pena correr el riesgo de bajar la tasa de interés por más que pueda redundar en más inflación”, concluye.

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Milei aclara

Mediante las redes sociales, los economistas liberales Javier Milei, Diego Giacomini y Mariano Fernández difundieron ayer una solicitada en la que desmienten su participación en el desarrollo de un Plan Bonex, así como la posibilidad de ser funcionarios en el próximo Gobierno. “Nuestra moral, análisis y propuestas profesionales son innegociables”, afirmó Milei, junto al texto que firmaron los tres economistas. “A la luz de los rumores periodísticos y noticias que circulan por las redes sociales, informamos que, siendo liberales, nosotros creemos en el respeto irrestricto al proyecto de vida del prójimo. En este marco y siguiendo los lineamientos fundacionales de la filosofía y moral del liberalismo, nosotros defendemos en forma irrenunciable los derechos de la vida, libertad y propiedad”, expresa el texto. En esa línea, afirman que la defensa de esa corriente no es sólo económica, sino también moral y que “jamás trabajarían en un plan económico o avanzarían en una solución económica (Plan Bonex) que pusiera en jaque esos derechos básicos”

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