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La inflación fue baja en mayo, pero preocupa la pospandemia

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12 junio de 2020

El coronavirus ha sido una potente fuerza deflacionaria en el mundo. Un ejemplo del vecindario: en mayo, los precios bajaron en Chile, Brasil y Colombia. Sí, hubo deflación. Pasó en otras regiones también.

Argentina, esta vez, no fue la excepción. El problema es que venía en un régimen de alta inflación y la inflación bajó, pero quedó lejos de la deflación (que tampoco es la panacea, dicho sea de paso). En mayo, los precios hubieron 1,5%, el mismo ritmo que en abril. Lo informó ayer el Indec. Estuvo en línea con lo estimado. Así, el IPC acumula 11,1% en 2020 y 43,4% en los últimos 12 meses.

Hubo bastante disparidad en los capítulos, con registros variados entre el +7,5% de prendas de vestir y calzado y el -0,4% de educación. Alimentos y bebidas no alcohólicas, el capítulo con más ponderación de la canasta, apenas avanzó 0,7%, una buena noticia.

A nivel regional, hubo poca disparidad: lideró el noroeste con una suba mensual 1,7% y último estuvo Cuyo, con 1,3%.

Los bienes aumentaron 2% y los servicios, apenas 0,6%. Los regulados bajaron 0,1%, los estacionales subieron bastante (4,7%) y el IPC núcleo fue de 1,6%.

Dada la historia reciente, y aislado de otras variables, como la enorme recesión en curso, y también del hecho de que estamos en cuarentena, el dato es bueno. Tan bueno que algunas consultoras empezaron a podar sus proyecciones para 2020, algo que ya había anticipado el REM del BCRA de mayo.

Las visiones

“Estamos corrigiendo a la baja nuestra expectativa de inflación, que por ahora se ubicaba en torno al 40% para el año corriente debido a la extensión del confinamiento y la falta de certezas sobre la evolución de la crisis sanitaria”, dijeron en LCG.

Aun así, el escenario base es que los precios tenderán a moverse más hacia adelante. “De todas formas, los bajos registros evidenciados durante la primera mitad de 2020 serán difíciles de sostener. El congelamiento de tarifas, combustibles y el establecimiento de precios máximos resultan anclas nominales efectivas en el corto plazo, pero que implican inflación reprimida, elevando las expectativas de cara al futuro. A esto se suma un aumento considerable de la emisión, que deberá ser reabsorbida adecuadamente en 2021 para evitar una presión adicional sobre los precios locales. La volatilidad en el mercado cambiario y el incremento en la brecha con el dólar contado con liquidación también prende alarmas frente a una posible devaluación, que indudablemente impactaría en los precios”, agregaron en LCG.

En el Grupo SBS son más pesimistas. “La inflación sigue reflejando el descenso que esperábamos por la recesión, a la vez que los datos de alta frecuencia empiezan a convalidar la dinámica en forma de “U” que  esperamos a medida que la economía se vaya normalizando. En este sentido, la inflación núcleo medida por el IPC-OJF de Ferreres cayó desde un promedio de 0,66% por semana en marzo a -0,06% en abril, aunque volvió a acelerarse a 0,38% en mayo. Con la inflación de alta frecuencia y las expectativas evolucionando en línea con lo que esperábamos, seguimos proyectando una inflación de 46% para este año y esperamos 67,5% a 12 meses”, señalaron.

Lo mismo habían sostenido desde Ecolatina, días atrás. “Se acumulan argumentos como para sostener que la baja de la inflación será más transitoria que permanente y que la misma volvería a los niveles pre-cuarentena, o incluso los superaría, una vez pasadas las restricciones. Paritarias que se desarrollarán algunos meses más tarde de lo usual y la  mayor importancia del dólar paralelo para la formación de precios serán las claves de esta dinámica. En este marco, proyectamos que la inflación superaría el 45% en 2020, de modo que la inercia entraría tan viva a 2021 como durante los últimos diez años”, señalaron.

“Para los próximos meses esperamos una trayectoria levemente creciente de la inflación debido a la continuidad parcial de la cuarentena. De todas maneras no superaría el 2,5% mensual. Sin embargo cabe resaltar que dichas variaciones seguirían siendo heterogéneas, a la vez que los precios regulados continúen congelados y gran parte de los sectores van abandonando la cuarentena. Siguiendo esta línea, una reestructuración ordenada de la deuda y un compromiso sólido por parte de la autoridad monetaria en torno al carácter transitorio de la emisión monetaria (que debería ser retirada del mercado por diversos mecanismos) podrían estabilizar las expectativas inflacionarias para los próximos meses”, dijeron desde ACM.

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