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Afirman que acordar con sindicatos es clave para bajar la inflación

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18 febrero de 2020

La semana pasada, el Indec informó que la inflación de enero fue de 2,3%, lo que se dio por un factor transitorio: en diciembre, los sectores de vivienda y mantenimiento del hogar registraron subas significativas por la bonificación que obtuvieron los porteros de edificios y las empleadas domésticas, lo cual impactó en el aumento del costo de vida de diciembre respecto a noviembre y, al no estar dicho beneficio en enero, el costo de vida en el primer mes del año se abarató respecto a diciembre.

Además, en enero se sumó la variación negativa de 2% en el sector de salud, que se explica por el acuerdo entre el Gobierno y los laboratorios para reducir los precios de los medicamentos, aunque en diciembre este sector registró un fuerte incremento de 5,6%. Todo esto, pese al congelamiento de las tarifas y el dólar anclado. Según analistas, sin dicho factor transitorio de las bonificaciones de fin de año, el índice de precios de ambos meses (diciembre y enero) se habría ubicado en la zona de 3%.

“El Gobierno se enfrenta a un nuevo dilema: por un lado, el salario mejora la actividad en un país con alta participación del consumo. Por el otro, acuerdos salariales que recuperen velozmente lo perdido generaría presiones sobre el tipo de cambio por efecto de la recomposición de la demanda, ya que la oferta de dólares escasea por el cierre del crédito internacional. Esto pondría un rápido fin a la recuperación”, advirtieron desde Analytica.

De acuerdo con un informe de esta consultora que dirige el economista Rodrigo Alvarez Litre, la naturaleza transitoria de los instrumentos de política económica utilizados hace difícil creer que la batalla por salir de la zona de alta inflación está ganada y, en ese sentido, plantea el cuestionamiento sobre cómo bajar la inercia.

“Los formadores de precios suelen ser acusados de abusar de su posición dominante para fijar su rentabilidad en dólares. Los sindicatos, de pedir incrementos por arriba de su productividad. Sin embargo, si miramos la concentración y la sindicalización en el país en términos relativos, encontramos resultados sorprendentes: la concentración del capital en Argentina es de las menores de la región, mientras que la tasa de afiliación sindical es de las mayores”, indicó.

Siguiendo el análisis, este hecho, combinado con la elevada participación de los salarios en la estructura de costos, hace pensar que en la mesa del Consejo de Precios y Salarios “los sindicatos se ubican en la cabecera”. “Esto puede explicar la reciente visita de Hugo Moyano a la Casa Rosada, después de cerrar su paritaria semestral”, apuntó.

“A su vez, teniendo en cuenta la escasez de crédito, los salarios reales son los principales responsables de poner a la 'economía de pie'”, indicó la consultora, que además resaltó que, ya sea para romper la inercia como para reactivar la economía, estima que la clave para lograr bajar la inflación reside en la relación del Gobierno con los sindicatos, más que con las cámaras empresarias.

Para crecer se debe mejorar los salarios, lo que fuerza a más ortodoxia fiscal y monetaria para contener los precios, impactando negativamente en la actividad. Pero más laxitud en la política económica implica más ajuste de salarios.

Según Analytica, el desempeño de enero “luce artificialmente bajo” y para analizar cómo seguirá la inflación, “debemos mirar a la ponderación de cada uno de los precios relevantes de la economía en la inflación. La participación del salario, tipo de cambio y tarifas es bastante estable en los últimos, explicando los salarios más de la mitad de la inflación”.

“Tomando el índice de Herfindahl y Hirshman por rama industrial, vemos que Argentina tiene la menor concentración empresarial; sólo por encima de Brasil. Esto se mide utilizando el porcentaje del mercado que tienen los actores relevantes en cada uno de los sectores industriales”, señaló. “Cuando vamos a la tasa de sindicalización, medida como afiliados sobre trabajadores registrados, la situación es exactamente la inversa: Argentina es, junto con Uruguay, de los países más sindicalizados de la región”, agregó.

A su vez, según el informe, los picos de sindicalización ocurren en sectores con elevados derrames en la matriz insumo-producto y en transporte e industria. “La clave entonces pasa por negociar con los sindicatos, a las firmas las disciplina el mercado (y la recesión)”, sostuvo.

“Más allá del dato puntual de enero, influenciado por una combinación de anclaje de tarifas y tipo de cambio junto con el aumento del IVA sobre alimentos, lo que vemos es una participación bastante estable del trilema de precios relativos en la evolución de precios. Tipo de cambio, salarios y tarifas tienen contribuciones estables sobre la inflación, lo que define la importancia del acuerdo de precios y salarios para estabilizar la economía”, remarcó.

Analytica señaló que, dada la necesidad de sostener el superávit comercial y el orden fiscal impuesto por los acreedores internacionales, percibe una disyuntiva: si se quiere crecer, se debe mejorar los salarios, lo que fuerza a más ortodoxia fiscal y monetaria para contener los precios, impactando negativamente en la actividad; y más laxitud en la política económica implica más ajuste de salarios.

“Todos los caminos conducen a Roma: sin crédito externo que permita apreciar el tipo de cambio, reducir la inflación es a costo de la actividad, excepto que los sindicatos renuncien al componente de recomposición por inflación pasada de su pauta salarial”, señaló la consultora e indicó que esto parece difícil de lograr, teniendo en cuenta el nivel de sindicalización y, especialmente, en sectores con elevados encadenamientos en los insumos. “Vamos a un proceso lento de desinflación. Luce inevitable”, estimó.

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