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Los fantasmas del productor

11 septiembre de 2019

Por Matías F. T. Lestani Escuela de Agronomía de la USAL

La actualidad política se lleva la escena y plantea interrogantes múltiples a los productores agropecuarios y es que, en estas épocas la virulencia de la confrontación, los hechos de los últimos días con rotura de silos bolsa y vandalismo en varias localidades del interior aumentan la incertidumbre.

Nada ayudan las declaraciones de actores que disputan espacios de poder, le hablan a un público radicalizado o se creen exégetas de autoridades. Su discurso hiere, lastima, utiliza palabras que la sociedad ya había olvidado. “Agrotóxicos, oligarquía, monocultivo o expropiación”: no solo demostrando una increíble necrofilia ideológica sino también un anacronismo crónico.

Poner en vigencia cosas que como sociedad ya hemos discutido como los ROE's, las juntas de granos o la reforma agraria es retroceder como sociedad. En algunos temas, más de 50 años cuando, por ejemplo, después de las fallidas pruebas pilotos del '43 y '46 donde se testeó ese modelo. Debido a la grave reducción de la producción agropecuaria y con el objetivo principal de estimularla, en septiembre de 1948 se aprobó una nueva ley presentada por el peronismo, y con apoyo mayoritario del radicalismo, de marcos muy similares a los actuales.

Las ideas de Rivadavia y Alberdi hay que saber entenderlas: nuestro país se forjó en base al esfuerzo, empeño y perseverancia de inmigrantes, pero pretender limitar con un número frío, tajante, arbitrario las escalas productivas denota un desconocimiento de la pluralidad del sector agropecuario y sus productores, cuyas características son multifactoriales e implican un análisis de situación en cada contexto en un país donde las economías regionales y su cadena agroindustrial son la principal fuente de trabajo privado.

Desconocen el sistema de producción de Argentina, donde cada eslabón de la cadena aporta su potencialidad y donde es más eficiente. Sumando competitividad y productividad al conjunto, alguien suma el factor tierra y sus conocimientos de los mismos lotes; los contratistas suman su escala y tecnificación; otros aportan su know how en la compra y venta de insumos y se desarrolla el proceso productivo.

Ese sistema está más que probado y permite tener hoy un cosecha récord de 147 millones de toneladas y exportar 700.000 toneladas de carne sin descuidar el mercado interno: los resultados no se discuten.

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