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La inflación se desaceleraría (un poco) desde abril

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22 marzo de 2021

Entre enero y febrero, la inflación acumuló casi 8%. Asimismo, según el IPC GBA de Ecolatina, la suba de precios alcanzó 3,3% en la primera mitad de marzo -comparado con la primera mitad de febrero- y rondaría 3,7% en todo el mes. Así, cerraría cerca de 12% en el primer trimestre del 2021.

“Con estos números, la inflación mensual debería promediar 1,7% entre abril y diciembre para cumplir la meta oficial del 29%. Considerando la complejidad del proceso desinflacionario -que todavía siquiera empezó-, este objetivo está virtualmente descartado”, dicen desde Ecolatina.

Sin embargo, “no todo está perdido” y luego de un comienzo de año complicado, “la suba de precios podría empezar a ceder desde abril”.

En los últimos años, la inflación tuvo tres grandes motores: el tipo de cambio, las tarifas de servicios públicos y los salarios.

A tono con los últimos períodos electorales, el ministro de Economía, Martín Guzmán, viene afirmando que el dólar oficial desaceleraría su marcha en los próximos meses. Así, el tipo de cambio dejaría de moverse en línea con la inflación pasada, “priorizando relajar las tensiones sobre la inflación”. Dado el régimen de control de cambios e importaciones vigente, “es probable que esta menor tasa de devaluación se materialice” y, así, descomprima tensiones en varios rubros.

“No obstante, corresponderá ver cuán fluido será el acceso de los importadores al dólar oficial para saber así cuán relevante será éste en la determinación de los precios. Una demanda de divisas muy restringida relajaría las tensiones en el mercado oficial, pero volvería menos relevante su cotización. La recuperación de las exportaciones, impulsadas por la mejora de los precios internacionales, y las intervenciones del Banco Central en el mercado paralelo vía la recompra de bonos en dólares con reservas, determinarán este margen de acceso”, dijeron desde Ecolatina.

En los últimos días, hubo crecientes críticas empresarias por las dificultades de acceder a dólares oficiales para las importaciones y, además, el rubro “importados” de los precios mayoristas escalaron 7,4% en febrero.

Las tarifas de servicios públicos, con gas y electricidad a la cabeza, llevan más de un año y medio congeladas (el gasto en subsidios como porcentaje del PBI casi se duplicó en 2020 y sigue en aumento) y deberían actualizarse en las próximas semanas. Sin embargo, todavía no está claro cuánto ni cuándo. “Proyectamos que el driver tarifario se recalentaría en las próximas semanas, pero que su impacto sería limitado y puntual: habría un solo ajuste antes de las elecciones”, dice Ecolatina.

Por último, aparece el factor salarial. Entre 2018 y 2020, el poder adquisitivo de los trabajadores formales se redujo 20%, “y es imperioso recuperarlo este año, al menos una parte”. Sin embargo, dice el informe, “la destrucción de 200.000 puestos de trabajo formales durante 2020 (y de más de 400.000 desde que empezó la crisis a mediados de 2018), no permitiría que las recomposiciones del poder adquisitivo fueran muy significativas”. Por lo tanto, concluyen, “si bien habrá presiones inflacionarias por el lado salarial, las mismas no alcanzarían a impedir la baja de la inflación”.

Ahora bien, advierte Ecolatina, si se materializaran algunos riesgos, la desaceleración comentada podría no concretarse. Por ejemplo, apuntar a una apreciación cambiaria mayor a la sostenible o extender indefinidamente el congelamiento tarifario residencial podrían volverse en contra. Un dólar oficial demasiado quieto alimentaría la brecha y las intervenciones del BCRA con reservas en el mercado paralelo, complicando el acceso al mercado oficial de cambios de muchos importadores. En un sentido similar, un aumento del gasto en subsidios que profundice el rojo fiscal y obligue a financiarlo con emisión tendría efectos parecidos.

“Por lo tanto, será clave no forzar en exceso al proceso desinflacionario: caso contrario, sus efectos podrían ser opuestos a los perseguidos”, concluyen. Además, el viento de cola internacional -suba de precios de commodities-, que ayuda en el frente externo, podría jugar en contra en la pelea inflacionaria. A modo de ejemplo, la suba de precios acumuló 1,1% en el primer bimestre en Brasil, duplicándose respecto del comienzo del 2020, mientras que en Estados Unidos alcanzó 1%, 0,3 punto más que en igual período del año pasado. Si bien esta variable no es determinante para una economía con tanta inflación “local” como la Argentina, puede complicar las cosas.

Más allá de la desaceleración que plantea Ecolatina, la meta del 29% seguirá siendo imposible. “La suba de precios no perforará el 2% mensual en todo este año y el objetivo del Presupuesto quedará cada vez más lejos”, dijeron. Por otro lado, y acaso más importante, “la baja no será sostenible: luego de las elecciones, es probable que tanto las tarifas de servicios públicos como el tipo de cambio oficial aceleren su marcha, desandando el camino “ganado” en los meses anteriores (abril-octubre)”. Así, la suba de precios acumularía cerca de 40% en 2021, marcando una suba respecto del año pasado y dejando atrasos pendientes para 2022.

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EL DATO

1,37%

En la tercera semana de marzo, informó LCG, la suba de precios de los alimentos promedió 1,37%, y se aceleró 0,5 punto respecto a la semana anterior. “El índice de alimentos y bebidas presentó una inflación mensual promedio de 3,7% en las últimas 4 semanas y 4,5% medida punta a punta en las mismas semanas”, agregaron.

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