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Argentina en el nuevo contexto mundial: ¿cómo es su relación con China y EE.UU.?

Argentina-EEUU-y-China
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04 febrero de 2021

Por Victoria Rinaldi

La primera parte del Foro de Davos se desarrolló entre el 25 y el 29 de enero y el mandatario chino, Xi Jinping, no perdió la oportunidad de recordarle al mundo económico su postura a favor del multilateralismo, la cooperación global tanto en el marco del comercio como de la actual pandemia, y su fuerte rechazo a una nueva “Guerra Fría”. Sus declaraciones ocurrieron a pocos días de la asunción del nuevo presidente de EE.UU., Joe Biden, que busca tener un acercamiento distinto al de su predecesor republicano, a quien Xi había criticado en el Foro de Davos de 2017, al comparar sus políticas económicas con encerrarse en un cuarto oscuro.

A pesar de las advertencias de Xi, el nuevo Secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, declaró que consideraba que Trump había estado en lo correcto a la hora de tomar una postura firme con China. Sin embargo, también remarcó que su política exterior tendría una estrategia distinta a la del republicano, que se basaría en el trabajo con aliados y una mayor participación en instituciones internacionales.

En el creciente clima de tensión e incertidumbre, resulta relevante conocer cuál es la situación actual de Argentina y, en concreto, sus relaciones económicas con Estados Unidos y la República Popular China que, cabe señalar, fue la única economía grande en haber evitado una contracción de su PIB en el fatídico año 2020.

Brasil, China y Estados Unidos, en ese orden, fueron los principales socios comerciales de Argentina,en 2020, considerando la suma de importaciones y exportaciones. De acuerdo al Indec, Argentina tuvo un superávit de U$S 12.528 millones al cierre del año 2020, pero se trata de una cifra 21,6% menor al valor de 2019.

A pesar de estos datos y el complicado contexto económico producto de la pandemia mundial, los negocios chinos en Argentina no se detuvieron. China se caracteriza por buscar economías que sean efectivamente complementarias a la suya y su producción. Así, su principal foco en estos últimos años estuvo posicionado en los recursos minerales, su extracción y la venta de equipos para la obtención de energía renovable.

Estos puntos de interés de China pueden evidenciarse en situaciones como la inversión de la empresa Shandong Gold de U$S 145,5 millones en la mina Veladero en la provincia de San Juan, o la inversión por parte de la Corporación Nacional de Importación y Exportación Técnica de China en la provincia de Entre Ríos de U$S 200 millones para la construcción de 50 kilómetros de gasoductos que ayudarán al abastecimiento energético.

A su vez, recientemente fue extendido el swap con el Banco de la República Popular China, por 130.000 millones de yuanes, equivalente a unos U$S 18.700 millones. Esta herramienta muy utilizada por el Gigante Asiático es relevante para Argentina, ya que esta suma puede llegar a ser utilizada en caso de necesidad de liquidez, y se destaca por no contar con los intereses que préstamos por parte de otras instituciones sí poseen.

Las empresas chinas también están creciendo en el territorio argentino. A través de inversiones como las de Tencent en Satellogic o ZTE con U$S 18 millones para la instalación de un centro de vigilancia en Jujuy, están comenzando a posicionarse en los sectores de la tecnología, la electrónica, y las plataformas de pago digitales, como es el caso de la inversión del Digital Finance Group de China en Ripio.

Los últimos gobiernos argentinos han demostrado interés en las propuestas chinas, particularmente la del OBOR (One Belt, One Road). Durante las reuniones del G20 de 2018 en nuestro país, Argentina había reconocido en una declaración conjunta presidencial que la iniciativa inyectaría dinamismo a la cooperación sino-argentina. En septiembre de 2020, el presidente Alberto Fernández expresó su interés en comenzar las negociaciones para que Argentina pueda formar parte del plan OBOR, lo que podría ser positivo para el país ya que esto estimularía el empleo y obras en el territorio, entre otras cosas.

Estados Unidos tiene otra forma de vincularse económica y comercialmente con nuestro país, partiendo de la base de que, a diferencia del país asiático, se trata de una economía que no es complementaria y siempre han existido más tensiones.

Estados Unidos es el principal inversor extranjero en el mundo, y nuestro país no es una excepción. La Inversión Extranjera Directa (IED) es una herramienta que consiste en la inversión con interés durable por parte de empresas en países que no son el de su origen. En nuestro caso, y de acuerdo a la consultora Abeceb, Estados Unidos posee un stock del 22,7% de las IED, con inversiones de U$S 17.000 millones.

Si bien los flujos de IED en nuestro país cayeron notoriamente en 2020, también lo hicieron a nivel mundial. En Argentina, el gigante norteamericano se enfoca principalmente en los sectores de servicios financieros, los servicios de comunicación e información, el suministro de energía y el del petróleo, destacando en este último el de la extracción no convencional de petróleo y gas en la zona de Vaca Muerta. Si bien actualmente este sector se encuentra detenido, previamente se habían aprobado fondos por US$ 450 millones para la financiación de Vista Oil y Aleph Midstream en la zona.

El escenario argentino ha ido perdiendo interés para las empresas estadounidenses, principalmente debido a la legislación de nuestro país, la inflación y la gran cantidad de impuestos. Sin embargo, estas empresas aún siguen estando muy presentes en el territorio argentino: se calcula que hay más de 300 en actividad.

Como se mencionó, Estados Unidos es el tercer socio comercial de nuestro país, siendo nuestras principales exportaciones los combustibles, minerales, alimentos y metales. La llegada de una nueva administración a la Casa Blanca, que busca diferenciarse de la gestión anterior, puede volverse un escenario beneficioso para Argentina si se toman las medidas correctas en la búsqueda por una mayor llegada su mercado.

Si bien es relevante recordar que los gobiernos kirchneristas poseen más afinidad por el Gigante Asiático (también debe tenerse en cuenta la reciente felicitación emitida por la cuenta de Twitter de la Cancillería Argentina, en la que se mencionaba una desunión entre las naciones fomentada por la gestión del gobierno republicano), Argentina no posee una mala relación con ninguno de los dos gigantes. Sin embargo, es imposible negar que el aumento del comercio con China y su creciente influencia tanto en el continente como en nuestro país en los últimos años pueden ser un factor que genere incomodidad en Estados Unidos. En ese contexto, todas las miradas están puestas en el nuevo Presidente estadounidense, y su acercamiento y las decisiones que este tome en cuanto al conflicto con China. Un acercamiento entre ambos podría dirimir tensiones y ser beneficioso para el mundo pero, si eso no ocurre, podría traer grandes complicaciones al comercio internacional.

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