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Vauthier: “La economía tocará piso en el segundo trimestre del próximo año”

23 octubre de 2019

Entrevista a Martín Vauthier Director de EcoGo

A pocos días de las elecciones presidenciales, a pesar de que todo indica que el resultado está definido, prevalece la incertidumbre sobre distintos aspectos de tipo económico y el rumbo que tomará el país a partir del 10 de diciembre. El Economista dialogó con Martín Vauthier, director del estudio EcoGo, que según sus proyecciones, en un escenario base, la economía tendrá una contracción de 3,5% este año y de 3,8% el próximo año.

Si Alberto Fernández confirma su triunfo este domingo, ¿podríamos ver otra corrida cambiaria, como ocurrió tras las PASO, o el resultado ya está asumido por el mercado?

El repricing que el mercado hizo de los activos financieros locales después de las PASO incorporó, en gran medida, la expectativa de que ese resultado se repetiría en las generales, teniendo en cuenta la magnitud de la diferencia. Una vez definidas las elecciones, podrían comenzar a aparecer los incentivos a la cooperación que no se observaron entre las primarias y el 27 de octubre, generando un salto en la prima de riesgo local que se trasladó a un daño significativo en las variables financieras, de la economía real y sociales. Más que el resultado, hacia adelante van a ser las señales y los esbozos sobre el rumbo económico y el programa para encarar los desafíos de corto y mediano plazos que tiene la economía los que van a determinar la “nueva” prima de riesgo durante la transición hasta el 10 de diciembre.

¿Cómo estima que seguirá la dinámica del dólar?

La presión sobre el mercado cambiario va a depender fundamentalmente de la percepción que los agentes se formen sobre el programa económico a partir de diciembre, algo que por ahora es mayormente una incógnita y explica en gran medida la prima de riesgo que deprime los precios de los activos financieros locales y la demanda de dinero. En un escenario en el que la presión no ceda o se exacerbe durante la transición, una mayor restricción en el acceso al MULC podría ser la alternativa a un ritmo más acelerado de caída en las reservas (por intervención del BCRA y por salida de depósitos en dólares, que se acelera en contextos de mayor incertidumbre). Debe destacarse, sin embargo, que el costo de las restricciones es la aparición de la brecha cambiaria, que dependiendo de la persistencia y la magnitud puede filtrarse a la inflación a través del canal de expectativas, incluso en contextos donde las importaciones continúen cursándose al tipo de cambio de referencia.

¿Estima que el control de cambios podría endurecerse?

La dinámica de las reservas previa al establecimiento de los controles cambiarios no resultaba sostenible. La medida permitió moderar el ritmo de caída y ganar tiempo hasta las elecciones, pero no terminó de suturar las tres vías para las cuales las reservas actúan como seguro: la devolución de depósitos en dólares, el pago de deuda frente al cierre del mercado y la intervención en el mercado de cambios. De acelerarse la salida por alguno de estos mecanismos o, de prolongarse el cierre de los mercados, ningún stock de reservas termina resultando sostenible sin una modificación en el esquema regulatorio, por lo que resulta fundamental que la coordinación que no se observó desde las PASO comience resera verse a partir de la semana que viene, con señales claras sobre el rumbo y las medidas que pueden esperarse a partir del 10 de diciembre.

En cuanto al PIB, ¿cómo prevé que cerrará este año y cómo será el desempeño en 2020?

En un escenario base, nuestras proyecciones se ubican en una caída de 3,5% este año y de 3,8% en 2020. La contracción del próximo año se explica fundamentalmente por el alto arrastre estadístico negativo que deja 2019, con una economía que tocará piso en el segundo trimestre y comienza a repuntar en la segunda mitad del año. No obstante, la dinámica del nivel de actividad va a depender en gran medida del éxito del programa de estabilización y su capacidad para “shockear” expectativas en forma positiva. Una baja en la prima de riesgo se trasladaría a una menor presión cambiaria y la posibilidad de aflojar la contracción monetaria, dando algo de aire a los ingresos reales y al crédito y volviendo a activar planes de inversión en un contexto de mayor previsibilidad nominal. Si no se logra esto último, es difícil esbozar una recuperación que comience durante el año que viene.

¿Qué perspectivas tiene sobre la evolución de la inflación?

En el corto plazo, la inflación depende de la evolución del dólar, los salarios, las tarifas y los márgenes. Con la situación de alta incertidumbre actual, la dinámica de los próximos meses va a estar atada en gran medida a la capacidad del próximo Gobierno de avanzar con un plan de estabilización que permita encarar en forma global los desafíos inmediatos: deuda, demanda de dinero y sendero fiscal en una economía altamente indexada. Los riesgos se vinculan a una mayor presión cambiaria (tipo de cambio de referencia o brecha), la necesidad de financiar necesidades de pesos muy elevadas (particularmente en diciembre), que requerirán una monetización parcial, la dinámica tarifaria luego de meses de congelamiento tras el salto del tipo de cambio y los riesgos de un “adelantamiento” en la inflación de cara al anunciado acuerdo de precios y salarios.

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