Por Enrique Pizarro
Luego de varios días de relativa calma, volvieron las tensiones financieras. El lunes por la tarde, delegados del Fondo Monetario Internacional (FMI), que están en Buenos Aires desde el sábado, luego de reunirse con funcionarios del Gobierno, se reunieron también con Alberto Fernández y sus referentes económicos. Tras el encuentro, el candidato presidencial del kirchnerismo envió un comunicado en donde cuestionó fuertemente al organismo, señalando al FMI como corresponsable de la actual crisis económica.
El desempeño de los mercados ayer fue muy negativo: el dólar volvió a subir y cerró en $ 58 en el segmento minorista, a pesar de que el el Banco Central vendió US$ 302 millones, más los US$ 60 millones que vende diariamente el Tesoro. Además, el riesgo país aumentó y tocó el nivel más alto de los últimos catorce años: indicador del JP Morgan subió 10,3% y cerró en 2.001 puntos básicos. A la vez, la bolsa de Buenos Aires descendió 5% y las acciones argentinas en Wall Street cayeron hasta 14%.
“Las señales que llegaron luego de la reunión entre Alberto Fernández, su equipo económico y los referentes del FMI no fueron nada buenas para el mercado”, indicó a El Economista Adrián Yarde Buller, economista jefe del Grupo SBS. “En relación a lo inmediato, el alejamiento entre Fernández y el FMI agregó argumentos a quienes dudaban del próximo desembolso del FMI. En ese sentido, aunque el gobierno de Macri cumplió con las metas, los ejercicios de sostenibilidad de la deuda podrían justificar cambios en las condicionalidades del próximo desembolso o incluso llevar al Fondo a demandar algunas acciones adicionales antes de extender un nuevo financiamiento”, explicó el especialista.
“Con respecto a las implicancias de mediano plazo, el mensaje de Fernández pareció indicar que su gobierno abandonaría los pilares del acuerdo con el FMI para tratar de imponer una agenda muy diferente, especialmente en materia de política monetaria”, señaló Yarde Buller, que a la vez resaltó: “Obviamente, el contenido del comunicado tuvo un importante componente político, por lo que es clave recordar que tal vez algunas cosas no debieron ser interpretadas de manera literal”.
En línea similar, Miguel Zielonka, director asociado de EconViews, destacó en diálogo con El Economista la incertidumbre actual y opinó que el comunicado de Fernández generó dudas sobre el desembolso de los US$ 5.400 millones del FMI, que está programado para el próximo mes. “Hay un nivel de incertidumbre muy alto. El mercado comenzó a dudar del desembolso de septiembre. No es un dato menor ni irrelevante. Por eso la reacción de los precios”, explicó Zielonka.
En tanto, desde el Gobierno no dudan de que el organismo realizará el próximo desembolso en base a que aseguran haber cumplido con las metas establecidas dentro del acuerdo: la semana pasada, en su asunción como nuevo ministro de Hacienda de la Nación, Hernán Lacunza indicó que julio cerró con un nuevo superávit fiscal y adelantó que según sus proyecciones esto volver a suceder en agosto.
Ante este escenario, al final de la tarde, Macri convocó a una reunión en la Casa Rosada para analizar el panorama financiero, en la que participaron Lacunza; el jefe de Gabinete, Marcos Peña; el presidente del Banco Central, Guido Sandleris; y la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal. El Jefe de Estado consideró que la turbulencia de ayer fue generada por las críticas hacia el FMI por parte de su principal adversario en las urnas.
En esa misma dirección, el ministro de Producción y Trabajo de la Nación, Dante Sica, durante un evento de organizado por IDEA, afirmó que el comunicado de Fernández "le costó al país US$ 300 millones", en referencia a la venta de divisas que realizó el Central para contener la escalada del dólar, y exhortó a todos los candidatos presidenciales a preservar la estabilidad.
