En su última revisión, el Departamento de Comercio de Estados Unidos ratificó que el PIB creció 3,1% en el primer trimestre mientras que la expansión en el último cuarto del año pasado había sido de 2,2%. De todas maneras, hubo cambios en algunos de sus componentes. El aporte de la inversión privada y de las exportaciones fue mayor al estimado originariamente. Pero el gasto de los consumidores creció a un ritmo menor y fue ajustado de 1,3% a 0,9%. El consumo explica más de dos tercios del producto por lo cual, su menor dinamismo, anticipa que el segundo trimestre cerrará con un crecimiento más bajo.
Según la consultora Macroeconomic Advisers el PIB subirá 1,9% en el cuarto del año que está terminando. Pero no sólo los privados hacen esas proyecciones si no que también la reserva Federal proyecta una desaceleración del crecimiento.
En ese contexto, Donald Trump insiste en que la Fed debe bajar la tasa, porque si lo hiciese, la expansión económica sería mucho mayor. Los analistas del mercado prevén un recorte de tasas a fines de julio o septiembre pero hay otros factores que juegan como la guerra comercial entre Estados Unidos y China que tal vez se encarrile luego de la reunión entre los presidentes Xi y Trump el próximo fin de semana en Osaka.
Otro dato conocido ayer, que también muestra un menor dinamismo económico, es de los nuevos pedidos de seguros de desempleo que tuvieron un incremento mayor al previsto en la semana que concluyó el 22 de junio.
