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Los gobernadores, el silencio de Negri, la valla de la izquierda y la “victoria” de la oposición

Los jefes distritales fueron claves en la aprobación, el silencio de Negri reveló falencias en la estrategia, la oposición tuvo una victoria más allá de la votación y la izquierda debe decidir de qué lado está

20 diciembre de 2017

Por Juan Radonjic 

En el marco de una violencia inusitada desatada por manifestantes de los partidos de izquierda que querían evitar el funcionamiento del Congreso, finalmente se sancionó en la mañana del martes, la primera (y la más difícil) de las reformas que impulsa el Gobierno. Pero no había mucho para festejar, y no sólo por los lamentables hechos que se vivieron el lunes en el recinto.  Por otra parte, la oposición no pudo frenar la ley y el oficialismo no logró convencer a amplios sectores de la sociedad que el mecanismo que había elegido para calcular los aumentos de las jubilaciones y generar un ahorro fiscal era el más adecuado y justo.  No quedaron dudas, eso sí, que hay mucho terreno para el análisis.

Los gobernadores tuvieron un papel protagónico en todo el tratamiento de la reforma previsional que muchas figuras de la oposición cuestionaron y criticaron durante el debate en el Congreso. Sin embargo, esa participación no debe sorprender porque el Gobierno siempre privilegió la relación con los gobernadores a los que considera  sus socios en la tarea de administrar al país.  El Gobierno  pone en el centro a la gestión y la resolución concreta de problemas y, por eso, le resulta más fácil acordar con los mandatarios provinciales que con los jefes partidarios o los líderes parlamentarios en la Cámara Baja.  Además, esa estrategia se exacerbó por la condición de primera minoría que tiene el oficialismo en Diputados, algo que obliga a ampliar su marco de alianzas. Por otra parte, algunos de los diputados electos el 22 de octubre por la oposición y que ahora apoyaron la reforma previsional hicieron campaña  invocando su cercanía con los gobernadores  y sosteniendo que una acción coordinada entre ambos era lo más conveniente para los intereses de sus provincias.  Que hayan respaldado el acuerdo entre los gobernadores  y el Gobierno fue coherente con ese discurso. La intensa participación de los gobernadores en las negociaciones  es producto, además, de que el  conjunto de reformas que se debatirán en el Congreso redefinirán la relación económica  entre la Nación y las provincias. A partir de la reforma previsional se pondrán en marcha el resto de las iniciativas que, para su concreción, necesitan de ese ahorro inicial del gasto público. Además,  en las negociaciones entre la Casa Rosada y los gobernadores todos lograron algunos de sus objetivos, que les facilitarán su tarea de gobierno durante los próximos dos años hasta 2019 cuando todos esperan ser reelectos.

Mario Negri tenía la posibilidad de pronunciar el discurso de cierre de la sesión al que suele darle un fuerte contenido político más que técnico, pero se limitó a pedirle a Emilio Monzó que mandé a votar. ¿Fue un gesto práctico y de economía procesal porque ya se había dicho todo o una manera elegante de marcar las diferencias que tenían algunos diputados de Cambiemos con la estrategia política que se diseñó en la Casa Rosada? En declaraciones a la prensa al término de la reunión sostuvo  que, a su juicio, se cometieron errores. Los cuestionamientos de los legisladores oficialistas apuntaban a que se precipitó la primera sesión confiando excesivamente en la capacidad de los gobernadores para aportar diputados.  También se consideró que el bono de compensación debió haberse anunciado antes y por parte del Gobierno, y no por intermedio de Lilita Carrió  al momento de proponer el levantamiento de la caótica sesión del jueves anterior.  Hubo legisladores de Cambiemos que habían advertido a la Casa Rosada sobre algunos riesgos pero éstos fueron minimizados por los funcionarios.

La oposición no pudo frenar la ley aunque desde un inicio se sabía que eso sería muy difícil, pero tuvo relativo éxito en quitarle sustento popular a la iniciativa del Ejecutivo. Por otra parte, tres de las cuatro familias peronistas que conviven en el Congreso sostuvieron la misma posición y coincidieron en los argumentos aunque nada asegura  que eso pueda repetirse durante el tratamiento de  otros proyectos o trasladarse en el futuro al ámbito electoral.  Para el Kirchnerismo  el sabor fue agridulce porque  logró presentarse como la principal cara de oposición al Gobierno, pero no pudo justificar el anterior método de ajustes de las jubilaciones y profundizó la brecha que lo separa de la mayoría de los gobernadores peronistas.

Los legisladores de izquierda se opusieron a la reforma y cuestionaron al Gobierno pero, también al anterior.  Era lógico, pero lo curioso fue que hablaron de la brutal represión de las fuerzas de seguridad cuando fue evidente que los militantes de los partidos,  de los que ellos fueron candidatos,  tuvieron una actitud violenta destinada a impedir el funcionamiento de un poder del Estado.  La actitud de los legisladores de la izquierda tiene que sincerarse o de lo contrario seguirán derrapando.  ¿De qué lado de la valla quieren estar? Es incompatible pretender estar de los dos.

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