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La economía de España

¿Terminó la crisis?

07 febrero de 2014

Optimismo oficial 

Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el PIB de España creció 0,3% en el cuarto trimestre de 2013 en relación con el tercero y confirmó que, aún de modo lento, dejó atrás la recesión más larga de su historia reciente. Pese a ello, el PIB cayó 1,2% con respecto a 2012. Envalentonado, el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, vaticinó que España crecerá en 2014 “cerca del 1%” y que, por primera vez desde el inicio de la crisis, cerrará el año con creación neta de empleo.

(Columna de Marco Antonio Moreno, economista y co-editor de El Blog Salmón)

Aunque el Gobierno asegura que la crisis ha terminado, lo cierto es que estamos muy lejos aún de ver la luz al final del túnel. La última vez que España repuntó fue en el año 2010 aprovechando, tal vez, el viento de cola del Mundial de Sudáfrica. Desde entonces, y con las medidas de austeridad implantadas por la troika, el crecimiento ha sido cada vez peor: el de 2012 fue más bajo que el del 2011 y el de 2013 fue igual de malo que el de 2012. Los planes de austeridad hundieron a España en una segunda recesión aún más prolongada que la de 2008-2009, dando cuenta de los errores de diagnóstico en la evaluación inicial de la crisis.

Si bien en 2014 puede revertirse la tendencia (y a esto se debe el optimismo del Gobierno), hay que señalar que las perspectivas de crecimiento son muy débiles y el alto desempleo es una amenaza latente que tendrá efectos muy perniciosos en la cohesión social. El nivel de desempleo aún muestra los efectos de la reacción en cadena que propagó el estallido de la crisis financiera en el sector inmobiliario. El 27% de desempleo general y el 55% de desempleo juvenil son cifras que no pueden mejorar en un año, ni en dos, ni en cinco años. Lo que viene, por tanto, es un necesario cambio de paradigma en torno al consumismo y la “plata dulce”.

Pero esta es una tarea que debe asumir Europa en su conjunto. La crisis financiera generada por el estallido de la burbuja inmobiliaria (con préstamos de gran laxitud a cuarenta años, que fueron sólo un gran negocio para la banca), ha significado el derrumbe de los precios de la vivienda, la quiebra de grandes empresas y el origen del fantasma deflacionario que busca hundir los salarios.

Precios y euros

Pese a asegurar que los precios de la vivienda tocarían fondo con el “banco malo”, los precios han seguido cayendo como ilustra el Indice del Mercado Inmobiliario Español. Esto indica que queda aún mucho camino por recorrer y que la caída en los precios se puede prolongar por otros dos o tres años. El desplome de los activos inmobiliarios ha impactado fuertemente en la inversión, dado que al ser el precio de los activos menor al precio de reposición, la inversión no se realiza de acuerdo a lo expresado por James Tobin en su “q de Tobin”. La crisis arrasó con el sector inmobiliario desencadenando una oleada de desempleo y quiebras empresariales. Aquellos tiempos no sólo están lejos de volver: tal vez no vuelvan nunca.

La caída de la inversión ha contraído el crédito y los bancos cada día prestan menos dinero. Las empresas tienen dificultades para conseguir crédito por lo que retrasan los pagos a los proveedores más pequeños. Y las empresas más pequeñas encuentran aún más difícil conseguir dinero. Es el círculo vicioso mortal de las finanzas. La cara opuesta de lo que propagó la burbuja. La caída en la evolución del crédito se sitúa en el 12,6% anual, completando tres años en zona negativa. Muy lejos están los tiempos en los que la inversión avanzaba a una tasa de crecimiento del 20% anual o rozaba el 30%, como fue en mayo de 2006. Un gráfico que exhiba la evolución del crédito en España durante los últimos cincuenta años mostrará que la tendencia iniciada el 2007 representa una caída al abismo que marca un gran punto de quiebre para el sistema financiero.

Esto también se ve en el histórico aumento de la morosidad que, a noviembre de 2013, llegó a 192.504 millones de euros, una cifra diez veces superior a la existente en enero de 2008. El aumento de la morosidad, la caída en el crédito y la inversión se refleja también en la caída en el consumo, que ha completado once trimestres en negativo (casi tres años completos).

El empleo

Pero no hay duda de que el problema más serio que tiene España, dado que retroalimenta todos los otros indicadores es el tema del empleo. Este se mantiene en la zona del 27% y, lejos de corregirse, sigue potenciando desequilibrios. El desempleo juvenil supera el 55% y muchos jóvenes están abandonando el país para trabajar en otros lugares. No se sabe con exactitud cuántos jóvenes han abandonado España. Lo que sí se sabe es que el año 2012 fue el primero de la historia moderna en que la población española se redujo y este fenómeno puede haber aumentado el año pasado.

¿Salida o estancamiento?

Las enormes tasas de desempleo (sólo comparables a los niveles de Grecia) demuestran lo nefastos que han sido para España los planes del FMI, de la Comisión Europea (CE) y del propio Gobierno español. Lejos de haber ayudado a diluir las tensiones y actuar en los momentos en que la población podía ser receptiva a medidas de shock como la devaluación interna, la troika dilató los problemas e implantó medidas erróneas como los planes de austeridad y los recortes presupuestarios que sólo profundizaron la crisis. Los signos actuales de estabilización son, más bien, de estancamiento.

Se trata de una estabilidad muy precaria dado que el lento crecimiento y el alto desempleo comienzan a hacerse persistentes. España aún no encuentra el camino para superar una crisis en la que fue arrastrada por la fastuosidad y las imperfecciones de la unión monetaria.

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