Con alto acatamiento, que según las centrales sindicales superó el 90%, se cumple la primera huelga general contra las políticas del gobierno de Mauricio Macri. El paro sin movilización convocado por la CGT afectó a casi todos los gremios y estuvo acompañado por cortes en los accesos a Capital Federal impulsados el llamado sindicalismo combativo y organizaciones sociales y políticas de izquierda.
"Se ha paralizado el país", sentenciaron en conferencia de prensa los secretarios generales de la central, Juan Carlos Schmid, Carlos Acuña y Héctor Daer. El Triunvirato convocó a la medida para exigirle al Gobierno "cambios en su política económica", tras el acto del 7 de marzo que se vio desbordado por las bases que les exigían "poné la fecha".
“Hace un año, el Gobierno planeaba una inflación del 24% que terminó superando el 40%. Pedimos la Ley Antidespido, que la vetó, el acta que firmaron los empresarios para que no haya despidos ni suspensiones no se cumplieron y tampoco el bono”, puntualizó Acuña.
Por su parte, Daer cargó contra el Presidente, quien durante su discurso en la apertura del Mini Davos en Hilton había celebrado "que estemos acá trabajando”. El titular del gremio de la Sanidad le respondió: “Hoy escuchamos de alguien que se puso contento porque estaban trabajando, nosotros estamos tristes porque hay millones de compatriotas que no tienen trabajo”.
Con el correr del día y ante la evidencia de un día de calles vacías, los dirigentes cegetistas avanzaron más y plantearon la necesidad de que el Ejecutivo convoque a una mesa para discutir la política económica.
Fue el ministro de Trabajo Jorge Triaca quien salió a rechazar el pedido y a pegarle al triunvirato. "Después de dos años de recesión y cuando empezamos a recuperarnos, esta medida resulta inoportuna e innecesaria", consideró Triaca. En ese sentido, destacó los acuerdos por sector que concretaron en los últimos semanas para la construcción y la industria textil, que el gobierno pretende extender a otras ramas de la actividad.
El funcionario volvió a decir que el paro es político, que tiene una finalidad electoral y aprovechó para responsabilizar de esa estrategia al kirchnerismo: "El gobierno no tiene en agenda volver a (Axel) Kicillof y a (Guillermo) Moreno, y esto tiene que quedar bien claro porque la sociedad nos eligió para hacer algo distinto".
Los piquetes
Por la mañana y a contramano de la modalidad propuesta por la CGT a la que calificaron como "dominguera", sectores del sindicalismo combativo, organizaciones sociales y partidos de izquierda cortaron las principales vías de acceso a la Ciudad. Ya desde los días anteriores el gobierno había dado claras señales de que estaba dispuesto a reprimir para evitar los piquetes.
Los puentes Pueyrredon y La Noria, Acceso Oeste, Corrientes y Callao y Panamericana amanecieron bloqueadas por trabajadores estatales, del neumático, docentes, metalúrgicos y de la alimentación, acompañados por movimientos sociales, el Frente de Izquierda, el MST y Poder Popular, entre otros grupos. También amanecieron rodeados de fuerte presencia policial y de Gendarmería.
Panamericana fue el principal foco de represión, donde las fuerzas desalojaron la autopista e hirieron a cuatro personas y detuvieron a seis. La ministra de Seguridad Patricia Bullrich se jactó de la actuación de su cartera: "Hoy aplicamos el protocolo antipiquetes 100%".
"Para nosotros era muy simbólico, porque acá hay una batalla cultural y política", dijo la ministra. Y recalcó que para ella es muy importante demostrar que "no necesita ninguna orden de ningún juez" para actuar.
Por su parte, las organizaciones, junto al Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, repudiaron la actuación de las fuerzas de seguridad y denunciaron que "el gobierno de Macri intenta 'disciplinar' a los trabajadores y el pueblo para hacer pasar su ajuste".
