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Análisis

La columna semanal de Carlos Leyba: "¿Qué es esto?"

Milei es el autor de un espectacular "bluff" que, sin embargo, mantiene la adhesión mayoritaria de los que lo votaron, a la que se han sumado muchos de los que no lo hicieron.

Javier Milei
Javier Milei .
Carlos Leyba 22 agosto de 2024

¿Cómo sigue esto? "Esto" es el momento en el que estamos. Barranca abajo. 

La Constitución Nacional dice, art.38, "los partidos políticos son instituciones fundamentales del sistema democrático". Veamos.

El triunfo de Javier Milei demostró que las "instituciones fundamentales del sistema democrático", los partidos políticos, están demolidas. Sin reconstrucción de los partidos o el surgimiento de otros que respondan a una visión integral del país, será muy difícil aumentar la productividad de la democracia. 

No hay salida de esta economía -que todos reconocemos que no brinda progreso- sin aumento de la productividad sistémica: el incremento de esa productividad sólo es posible con un salto en la productividad de la democracia. 

Las herramientas de esta productividad son los partidos políticos que conforman la irremplazable escuela de formación y el tribunal de selección, de los políticos que se acreditan mediante una carrera que se inicia en la juventud. 

Agobiados por el fracaso en continuado de la secuencia kirchnerismo - macrismo - Fernández - massismo, llegó alguien, sin partido, pero con un descomunal apoyo mediático; sin vida política, pero con una enorme capacidad comunicacional derivada de no tener temor a violar los compromisos asumidos; sin programa, pero asegurando, sin problemas, tener un ejército secreto de colaboradores que no existía; que predicó -con insultos- hacer pagar los costos "a la casta" que eran, y son, los "políticos"; que aseguró tener disponibles US$ 30.000 millones para dolarizar -y no los tuvo, no los tiene, no los va a tener- y que haría desaparecer los "pesos" que eran excremento y que ahora dice que serán "la moneda fuerte" y que sugirió que, luego de un pequeño y breve bache, terminaríamos con la inflación que era el mal que generaba todos los males: pero, primero la subió y, para bajarla, está hundiendo el nivel de actividad urbana y dejando corroerse a la infraestructura pública. 

Milei es el autor de un espectacular "bluff" que, sin embargo, mantiene la adhesión mayoritaria de los que lo votaron, a la que se han sumado muchos de los que no lo hicieron. Y además ha silenciado en el campo propositivo, que es el único que merece respeto, a quienes al oponerse no proponen otra dirección u otro camino para encontrar la salida a una situación que a todos agobia. Solo dicen "por acá no". Pero no pueden balbucear una propuesta de por dónde ir. 

La razón es la misma: los partidos políticos, en tanto tales, están demolidos y sin ánimo de reconstrucción. 

El momento en el que estamos es que la inflación mensual promedio de 2024, hasta ahora (aunque está bajando), es la más alta desde el año 2000 con la sola excepción de 2023 que, en diciembre, reflejó el golpe inflacionario de la "hiper devaluación Caputo II".  Además, dice La Nación (en papel, que nadie tildaría de opositora): "La economía sigue sin dar señales de recuperación" (pag.1, 22/8). 

En la cuenta del haber, el Gobierno señala al ansiado superávit fiscal logrado sobre la base de recortes (que no han sido la consecuencia de la mejor selección sino de la "más a mano" con consecuencias inevitablemente negativas) y el aumento exclusivo de los impuestos vinculados al comercio exterior (impuesto PAIS y retenciones) y el descenso vertiginoso de los tributos vinculados a la actividad interna. 

¿Qué instrumentos quiere y puede aplicar el gobierno para empujar la actividad y así eliminar impuestos tan distorsivos para un liberal? 

Respecto del consumo, si bien las expectativas de los consumidores de mayores ingresos han mejorado (efecto brecha), la masa salarial por empleo y por salarios (no registrados) no auguran una pronta recuperación. La inversión se enfrenta a una capacidad ociosa récord y, en realidad, puede haber en ciernes la sombra de un proceso de desinversión. Sobre este último aspecto tendremos la noticia cuando ya sea tarde: este programa (si es que existe) no contempla, por razones ideológicas o de indisponibilidad de instrumentos, algo así como "promoción de la inversión", excepto el RIGI. Algo que es para grandes inversiones y fundamentalmente vinculadas a la explotación de recursos naturales: largo tiempo de maduración; y el impacto sólo se sentirá luego de la operación en marcha. 

Estiman que la minería está en condiciones de recibir US$ 20.000 millones en inversiones directas
 Este programa (si es que existe) no contempla, por razones ideológicas o de indisponibilidad de instrumentos, algo así como "promoción de la inversión", excepto el RIGI.

Por otra parte, desde la perspectiva de la exportación tradicional los precios del mercado mundial atraviesan un mal momento. Los expertos han señalado reiteradamente que los ciclos de las materias primas duran 20 años de ascenso (empezamos en 2002) y 20 de estabilidad o descenso, la idea es que a la expansión le suceden crecientes capacidades de producción; y cuando la expansión se desacelera o se agota (descenso de la tasa de crecimiento de China, reducción del consumo de porcinos) el empujón se detiene; y los precios descienden. 

En este caso "la base del tributo retención" baja y si, como perciben los productores, el tipo de cambio para la producción (aún con el "blend") pierde atracción y el precio juega en contra, la señal para el agro no es auspiciosa.   

Respondiendo a la pregunta inicial, ¿cómo sigue esto?, en lo económico social, la preocupación cotidiana, el panorama es sombrío. Y sin claridad asoma, tal vez, en el área de los precios una tasa de inflación que se desacelera, pero también con la rémora de precios relativos atrasados que generan la sensación de desaceleración inflacionaria, pero también un suspenso en cómo se habrán de resolver los atrasos. 

El objetivo es "inflación cero", el método es la no emisión monetaria y en el marco de superávit fiscal para pagar los servicios de la deuda (¿dólares?). 

Objetivo muy ambicioso y proporcional a los costos sociales presentes; y de postergación del crecimiento futuro. El gobierno está dispuesto a pagar esos a fin de lograr la inflación cero. 

En compensación a una cuenta, que difícilmente dé positiva, Milei está jugado a las reformas "estructurales". Estas son de dos tipos. 

La primera esta referida a las "desregulaciones y retiro del Estado" que podemos denominar las "normas de la fluidez". Muchas de ellas son absolutamente razonables y posibles; y muchas necesarias.

Pero de por sí no generan las consecuencias de una "verdadera reforma estructural" que son las de la confianza. 

A pesar de que lo dijo Mauricio Macri, cuya palabra tiene poco valor, "la confianza" en una República (no en el Estado de la R.P. China) la confiere la administración de Justicia. Comodoro Py es hijo de la servilleta de Carlos Vladimiro Corach, y antes de él, presidió la Comisión de Acuerdos, Vicente L. Saadi y podemos seguir. No todo mal. Pero nada demasiado bueno. 

Si hay algo que requiere un salto estructural de calidad para generar confianza es mejorar la calidad de la Corte Suprema que hoy -con limitaciones- es un cuerpo con cierta respetabilidad. Se trata de incorporar miembros mejores de los que se han ido o de los que se irán. 

Esa es una prueba de cuanta confianza somos capaces de generar para que, en el marco capitalista, la Justicia sea un elemento de confianza. 

Volviendo al principio "la mayor confianza" es la "sistémica" que tiene que ver con el consenso económico social de largo plazo. 

Argentina tuvo, a lo largo de su historia de desarrollo exitoso, dos grandes modelos económico-sociales, el de la generación del '80, que duró hasta la crisis de los '30 y el de la generación del pleno empleo y la industria que, iniciado por los conservadores en 1930, siguió sin ser interrumpido -con distintos modelos políticos- hasta 1975, momento de ruptura en que se abandonó ese consenso sin que se formulara, desde entonces, ningún otro consenso de modelo económico social.

Hoy nadie sostendría que hay en ejecución o en discusión, "un modelo de desarrollo" articulado sobre la base de un consenso que le brinde horizonte de largo plazo y, en consecuencia, confianza. 

Esa gestión es la que hace, a los partidos políticos, un instrumento indispensable de la productividad de la democracia la que se logra a partir de un modelo consensuado. Amplitud de espectro. 

No sólo no lo tenemos, sino que no hay nada en puerta. Pero hay algo más grave, en este momento de cuya gravedad no caben exageraciones.

Se trata del Juez Ariel Lijo. Una candidatura propiciada por Milei, ex funcionario de Eurnekian, y su ministro de Justicia, abogado de Lijo y de E. Eurnekian. Citando referencias de Marcelo Longobardi, el CV del ministro no luce -por su cartera de clientes- el más apropiado para administrar el área judicial y, el recorrido patrimonial del Juez Lijo, oriundo de Villa Dominico y empleado de Tribunales de toda la vida, para ser explicado, exige un extraordinario golpe de fortuna, porque la simple acumulación de los haberes laborales, a lo que está obligado un miembro del Poder Judicial, no lleva sin más a explicar su patrimonio. 

Si en el Senado, sus miembros, fueran militantes de "un partido político" como los que reclama la Constitución, el debate estaría signado por "valores" para debatir esa designación. No está pasando. 

El 16/10/19 Clarín tituló "Desde 'Coti' Nosiglia y José Luis Manzano a Vilma Ibarra: el círculo rojo se juntó en una charla de E. Eurnekian". Foto destacada, Vilma, Eurnekian y ¡Javier Milei! Los tres de Corporación,Vilma hasta ser Secretaria Legal y Técnica de Fernández. 

Vilma Ibarra, Javier Milei y Eduardo Eurnekian, entre otros.
Vilma Ibarra, Javier Milei y Eduardo Eurnekian, entre otros.

Siendo diputada había escrito "Cristina vs. Cristina, el ocaso del relato". Dijo: Cristina "es capaz de fijar una posición sobre un tema, y al mismo tiempo defender con la misma vehemencia lo contrario".  

Siendo secretaria del Presidente, Vilma dijo que no se la podía juzgar a Cristina porque la mitad de la población iba a estar de acuerdo con la definición del tribunal y la mitad en contra. Un criterio. 

¿Qué tiene que ver? En los '90 se construyó "la nueva oligarquía de los concesionarios" (juego, servicios públicos, banca, explotación de recursos del Estado, Tierra del Fuego, etc.), parecido al desguace de la URSS. Es lo que desde entonces funciona en la economía nacional. ¿Tal vez necesitan jueces conocidos? 

¿Qué es esto? 

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