Diego Santilli juró como ministro del Interior y retomó inmediatamente su agenda con los gobernadores, convertidos en los principales interlocutores del Gobierno desde el triunfo electoral. Para el cierre de esta semana ya se habrá reunido con nueve mandatarios provinciales y habrá avanzado sobre el objetivo central del oficialismo en esta nueva etapa: aprobar el presupuesto 2026.
Los encuentros giraron en torno a la "ley de leyes", pero también incluyeron las reformas laboral, tributaria y penal que impulsa la Casa Rosada. Sobre estas últimas hay ciertas dudas dado que los gobernadores aún no conocen los detalles de los proyectos. Algunos mandatarios llevaron reclamos sobre obras y fondos, aunque no dominaron la agenda. El Gobierno llega a esta instancia fortalecido por el resultado electoral. "Los gobernadores ahora quedan de rodillas", sintetizó el analista Luis Tonelli en El Economista TV.
El presupuesto
Entre los mandatarios que ya se reunieron con Santilli hay un diagnóstico compartido: Argentina necesita un presupuesto. Son pocos los reparos sobre el proyecto que ya ingresó al Congreso y que el Gobierno aspira a aprobar en sesiones extraordinarias.
Ignacio Torres (Chubut) respaldó el avance del presupuesto, aunque pidió trabajarlo con las provincias. Raúl Jalil (Catamarca) también se pronunció a favor: "Hay que aprobar el presupuesto. Hay que estudiarlo, pero en principio la idea es que tenemos que tenerlo porque ordena a las provincias, los municipios y la Nación", dijo a El Economista.
Marcelo Orrego (San Juan) sostuvo que "hay que darle al Presidente las herramientas indispensables para generar el presupuesto que dé gobernabilidad". Martín Llaryora (Córdoba) subrayó que es fundamental contar con un presupuesto cuyo pilar sea el crecimiento. Rogelio Frigerio (Entre Ríos) y Gustavo Sáenz (Salta) también remarcaron la importancia de aprobarlo.

Cada uno de ellos incide sobre hasta dos senadores y seis diputados. La apuesta del Gobierno está especialmente en los peronistas dialoguistas. En ese grupo figuran Jalil, Sáenz y Osvaldo Jaldo (Tucumán), entre quienes ya se reunieron con Santilli.
Las reformas
Más compleja es la discusión sobre las reformas laboral, tributaria y penal. Todos reconocen su importancia, pero la falta de detalles genera cautela.
Torres apoyó la orientación general y señaló la prioridad de la reforma laboral, aunque admitió no conocer el texto: "Si tenemos que empezar por algo es justamente por blanquear a un montón de trabajos que hoy están negros, garantizando los derechos adquiridos, esa garantía constitucional existe. Esperamos la redacción".
Jalil coincidió en que esta es "una nueva era donde, indudablemente, algunas cosas hay que tratar", pero también dijo desconocer la letra chica. Orrego calificó las reformas como "debates de sentido común", aunque hizo la misma salvedad.

Llaryora fue más específico: apoya la reforma laboral, pero advirtió que retirará la luz verde si implica avanzar sobre derechos adquiridos. Propuso una legislación diferencial para MiPymes: "Las más grandes tienen todo formalizado; hay que hacer una legislación especial para las más chicas". Frigerio y Sáenz apoyaron sin matices el paquete de reformas.
Los reclamos
En materia de reclamos, Santilli y el jefe de Gabinete, Manuel Adorni -presente en la mayoría de los encuentros- escucharon pedidos puntuales enfocados en obras y fondos.
Torres insistió en la eliminación de las retenciones al petróleo y aseguró que el tema avanza: "No solo está vigente sino que en breve vamos a poder avanzar en el decreto que va a ser muy bueno para la Argentina", afirmó. También discutió obras de infraestructura prioritarias. Jalil mencionó una empresa interestadual, un acueducto y una obra energética, todos proyectos con financiamiento internacional que el Gobierno "había parado para no tener déficit y supuestamente ahora lo van a activar".
Orrego habló de "granos, Vaca Muerta y minería" como sectores estratégicos y destacó la necesidad de obra pública, "fundamental en el interior", además de plantear la reglamentación de la ley de glaciares. Sáenz insistió en los acuerdos de obra pública "vitales para el norte argentino". Jaldo planteó asistencia financiera, obras estratégicas, seguridad, salud y desarrollo social. Frigerio y Llaryora no llevaron reclamos específicos.
El diálogo
Varios gobernadores valoraron el tono dialoguista del Gobierno y el abandono de "la etapa de agravios e insultos", en palabras de Llaryora. Jaldo lo sintetizó así: "Siempre sostuvimos que no se puede gobernar un país sin escuchar a quienes tenemos la responsabilidad diaria de conducir las provincias".
También destacaron la capacidad de Santilli para construir consensos, algo que varios conocen de primera mano: Torres, Orrego, Llaryora y Frigerio ya tenían vínculo previo con él. "Tengo relación con el Colo hace varios años; es una persona de diálogo y de consensos", resumió Torres.
Sus próximos pasos incluyen una reunión este viernes con Alfredo Cornejo, en Mendoza -uno de los aliados del Gobierno-, y otra el sábado en Neuquén con el gobernador Rolando Figueroa. La provincia de Buenos Aires aparece entre las grandes ausencias en la agenda de Santilli: ante el pedido de reunión del ministro bonaerense Carlos Bianco para reclamar fondos, el ministro del Interior respondió con ironía y pidió "ser consecuentes y coherentes" para retomar el diálogo.

