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Cuanto deciden los que todavía no se decidieron

Perfil de los indecisos y estrategias para captar la adhesión de estos sectores. Opinan Carlos Fara, Lucas Romero, Raúl Aragón y Pablo López Fiorito

19 julio de 2019

Si los indecisos son, por definición, el electorado a disputar en toda campaña, en un escenario de polarización creciente y de paridad como éste, estos se convierten en destinatarios casi exclusivos de los mensajes de las fuerzas y candidatos. Tanto Juntos por el Cambio como el Frente de Todos, los dos espacios que pelean el predominio, tiene sus núcleos duros y sus círculos concéntricos de adherentes. ¿Por quiénes se inclinarán aquellos que todavía no se decidieron?

Ahora bien, ¿de qué niveles de indecisos estamos hablando? Para Lucas Romero de la consultora Synopsis, los que todavía no determinaron su voto está en 4,9%, según su último sondeo. “Es un nivel bajo a tres semanas de las PASO. A esta altura, generalmente, está en 8 o 9%. El proceso de polarización simplifica un poco la oferta electoral y esto favorece una definición más marcada del electorado con respecto a cual es la oferta”.

El consultor Raúl Aragón, en tanto, ubica a los indecisos en alrededor del 5,8%, según el resultado de su última encuesta. “En una escenario de tanta paridad como la que parece existir, estos indecisos son los que finalmente decidirán la elección”, sostiene. Según Raúl Aragón & Asociados, se registra una diferencia de apenas 2,8% entre ambas fuerzas.

Según Carlos Fara, de Fara & Asociados, el porcentaje es mayor. “Los indecisos están en alrededor del 10%”, dice. De todos modos, no pone tanto el eje en éstos, sino en los cambios posibles de ahora al 11 de agosto. “La cuestión es saber cuan definidos están los que dicen estar definidos. Ahí existe todavía un margen importante de volatilidad faltando tres semanas de campaña. También depende esto de cuantos van a votar en las PASO. Esto es importante para Juntos por el Cambio, sobre todo, que depende del ciudadano menos politizado”. Según

“La fotografía actual de la mayoría de los relevamientos muestran entre 8 y 10% de indecisos”, sostiene, en tanto, el sociólogo Pablo López Fiorito, que considera los porcentajes como “normales” a esta altura del proceso electoral. “La tendencia es a que los indecisos se definan por uno de los dos polos: Juntos por el Cambio o el Frente de Todos. Hasta ahora las terceras fuerzas parecen desaparecer al ritmo de la polarización”, agrega.

Perfiles

¿Cuál es el perfil que muestran estos indecisos? ¿Qué los define? ¿Qué los diferencia?

Romero plantea una especie de radiografía al respecto: “Hay levemente una mayor cantidad de indecisos entre mujeres que entre hombres y se concentran en los segmentos más jóvenes. Sobre todo entre 30 y 49, lo que llamamos adultos jóvenes. Y crece a medida que desciende el nivel de instrucción”, dice. Y agrega: “La mayor cantidad de indecisos tiene primaria completa o incompleta. Geográficamente existe un porcentaje relativamente alto en la zona centro del país. Posiblemente haya ahí un componente importante de votantes de Sergio Massa en 2015 que estén manifestando indefinición”.

Aragón, por su parte, presenta otra disección. Del 5,8% que mensuró en su estudio, el 0,51% sostiene que nunca votaría por la formula Macri-Pichetto, mientras que el 1,18% expresó lo mismo por respecto de Fernández-Fernández, estableciendo un corte ideológico de ese segmento que todavía no tomó una decisión. “El resto, que no expresó ningún rechazo, se compone de 57% de mujeres y el 71% de nivel socioeconómico bajo”, señala. Pero aclara: “Si bien estos valores difieren de los registrados en la población general, esas varianzas no resultan significativas estadísticamente”.

Estrategias

Teniendo en cuenta lo anterior, ¿cuál son los factores que pueden volcar la elección hacia uno u otro lado? Y, en ese sentido, ¿qué puede hacer las distintas fuerzas para direccionar aún más sus estrategias?

“Con el riego que supone una simplificación, los dos grandes factores que hoy están terminando de definir la orientación del voto son el rechazo al Gobierno por la situación económica y el rechazo a la principal fuerza opositora por el protagonismo del kirchnerismo”, sostiene el responsable de Synopsis. Y agrega: “Habrá que ver qué cosas pesan más en la balanza, cuáles de aquellos dos miedos. Y esto tendrá que ver con qué contexto económico tendremos a la hora de votar. Si finalmente el dólar seguirá estable o si tendrá alguna turbulencia entes de la elección y eso transmita incertidumbre económica”.

Respecto de las estrategias, Romero sostiene que el Gobierno va a intentar captar el voto útil. “Comparte el voto antikirchnerista con otros frentes, más de lo que Frente de Todos comparte el voto antimacrista. Esto obliga al Gobierno a exprimirle todo el voto útil que pueda a los espacios de Roberto Lavagna o de José Luis Espert. Por eso pone énfasis en la figura de Cristina o de La Cámpora. Además va a tratar de lograr el mayor porcentaje de participación, porque los mayores de 70, que no están obligados a votar, tienen gran inclinación por Juntos por el Cambio”.

Para López Fiorito, en tanto, la marcha de la economía va a tener una alta influencia sobre la decisión final, por lo que la suerte del Gobierno está atada a eso más que a cualquier otra estrategia. “Cualquier movimiento ascendente del dólar y su consiguiente traslado a los precios podría afectar la performance del oficialismo, que viene mejorando en las últimas semanas al ritmo de la estabilización de la moneda extranjera”, sostiene. En tanto, las perspectivas del principal frente opositor están ligadas al perfil de campaña que pueda consolidar. “En el caso del Frente para Todos, la visualización de una campaña poco clara que muestre las coincidencias de esa fuerza heterogénea puede afectar su credibilidad”, sostiene.

Lo que viene

Por último, ¿cuánto puede cambiar el escenario de las PASO a las generales? ¿Qué harán esos indecisos si deciden votar en blanco? ¿Estarían dispuestos a cambiar de voto, si finalmente lo hicieron por una tercera opción?

Para Romero, las respuestas a estas preguntas hay que encontrarlas en tres factores. “Por un lado, en el resultado en sí, en tanto y en cuento ratifique o no las expectativas que la gente se construye sobre el resultado de las primarias. Es posible que esto premie a los que están por encima de esa expectativa y castigue a aquellos que estén por debajo de esa expectativa. Así han funcionado las primarias en las últimas elecciones. Por otro lado, cuantos votos va a sacar el que gane. El tercero, a qué distancia va a estar del segundo”. Y agrega: “Son factores relacionados, porque la cantidad define la diferencia. No es lo mismo perder por 5 cuando el que gana saca 35, que perder con 5 cuando el que gana saca 43. Son escenarios distintos, a pesar de que la diferencia sea la misma. Al estar polarizado el proceso, le pone mayor presión al segundo de quedar a menos de 5 puntos para poder pensar en revertir este resultado en la primera vuelta. Esto es lo que sucede hoy con el oficialismo respecto de la oposición, que parece estar cerca de la línea del 45% que podría permitirle evitar el balotaje”.

“El escenario de las PASO a las generales puede cambiar mucho”, sostiene Fara y pone como ejemplos lo que pasó en 2015 y en 2017. “En 2015 hubo 2 millones de personas que fueron a votar en las generales que no lo habían hecho en las PASO y eso transformó el escenario. Lo mismo pasó en 2017 en provincia de Buenos Aires, en donde hubo un empate en las primarias bonaerenses y después hubo 4 puntos de diferencia a favor de Esteban Bullrich sobre Cristina”. Además, considera importante tener en cuenta como queda el escenario. “Hay gente que va a definir su voto en relación a lo que no quiere que suceda. En un escenario en el que se define por dos grandes miedos (el miedo al regreso de Cristina y al ajuste de Macri), los indecisos precisamente van a definir cuál miedo es mayor”.

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