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Bullrich y Macri, cada vez más alejados

El debate en el PRO: integración con LLA o apoyo al Gobierno, pero preservando su identidad

Patricia Bullrich junto a Mauricio Macri.
Patricia Bullrich junto a Mauricio Macri.
24 mayo de 2024

El acto que encabezó Patricia Bullrich, junto a Diego Valenzuela y a referentes provinciales de La Liberta Avanza el fin de semana pasado en el conurbano bonaerense sacudió al PRO. La respuesta fue la renuncia masiva de integrantes de la conducción del PRO bonaerense que responden a Mauricio Macri para precipitar la elección de nuevas autoridades y desplazar al sector más próximo a la ministra de Seguridad.

Este episodio pone al descubierto una situación compleja. 

A comienzos de la década pasada, el PRO se presentó como una  expresión de lo nuevo que venía a dejar atrás a la política tradicional. Convocó a sus filas a muchas personas que no había tenido participación política previa, pero que se sentían atraídas por un mensaje diferente.

Hoy el PRO perdió ese perfil frente a la sociedad y ya es una expresión más de la política argentina tal cual se la conoció hasta ahora. En 2023 el electorado le dio la espalda y por lo tanto deberá redefinir su papel en el escenario político a partir de ese dato.  

El lugar que ocupaba el PRO fue en gran medida fue absorbido por Javier Milei. Y al igual que el resto de los partidos, ahora se enfrenta al desafío de definir una posición frente a la disruptiva experiencia de Milei.

El dilema que enfrenta el PRO si se identifica completamente con el oficialismo es claro: si Milei tiene una gestión exitosa se quedará con el grueso de la base electoral del macrismo, y si su gobierno constituye una nueva frustración, arrastrará al partido amarillo.  

En ese escenario se perfilan tres líneas claras en el PRO:

Están aquellos, liderados por Bullrich, que creen que el PRO ya no puede desligar su suerte de LLA y que por lo tanto hay que ir hacia un proceso de integración creciente entre ambos partidos. Este grupo  es minoritario entre los dirigentes, pero expresa al sector mayoritario de la base electoral del PRO. 

Por otro lado, está el macrismo puro que apoya  la gestión de Milei, como se comprueba con el respaldo legislativo a las iniciativas del Gobierno, pero considera que el PRO debe mantener su identidad. Por eso, luego de la aprobación de la ley Bases, procurará mostrar un perfil propio. Este sector reúne a la mayoría de los dirigentes del PRO, pero es minoritario entre su electorado   que se siente convocado, sin matices, por Milei al que consideran el líder del cambio que el país necesita en este momento.  

Fue el propio Macri el que en la misma noche de las primarias instaló la idea que habían ganado quienes proponían el cambio forzando una virtual indiferenciación entre el PRO y LLA.  Además, en sus presentaciones en los medios es imposible diferenciar el discurso de algunos diputados como Diego Santilli y Cristian Ritondo del de sus colegas libertarios.  Por eso, la estrategia de sostener un perfil propio no será fácil de concretar. 

Un tercer sector, mucho más reducido, es el de los que consideran que deben plantearse desde ahora las diferencias con algunas iniciativas del gobierno. Allí pueden ubicarse al gobernador Torres y a la senadora Tagliaferri.  

Lo que enfrenta  el PRO en este momento no difiere de lo que ocurre en el resto del sistema político que años atrás aspiraba a transformar. 

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