El Economista - 73 años
Versión digital

sab 14 Sep

BUE 18°C
Agenda

Alta tensión

La cúpula central de Milei cree que todos los obstáculos que está poniendo la oposición, lo podrá favorecer en las elecciones legislativas de 2025.

Santiago Caputo, Lilia Lemoine, Francisco Paoltroni y Victoria Villarruel.
Santiago Caputo, Lilia Lemoine, Francisco Paoltroni y Victoria Villarruel.
Carlos Fara 31 agosto de 2024

Todo el sistema político está en cortocircuito. Iba a suceder tarde o temprano, dados dos datos centrales del origen de este mandato presidencial: 

  1. es el gobierno más débil políticamente desde 1983, y 
  2. el sistema político está más fragmentado que nunca. Con la aprobación de la Ley Bases daba la impresión que el oficialismo había hecho un aprendizaje de pragmatismo político y que el mayor problema político lo tenía la oposición. 

Los hechos de los últimos días han mostrado que esas dos consecuencias son relativas: primero, el gobierno volvió a jugar con un poco de fantasía estratégica y dogmatismo, y luego, más allá de eso, el caos en sus filas es mayúsculo. Ambas cuestiones merecen un desarrollo porque pueden tener derivaciones que afecten a todo el sistema.

La cúpula central de Milei cree que todos los obstáculos que le están oponiendo los sectores opositores, lo podrá favorecer en la elección legislativa del año que viene porque "la gente votó esto" (relativo) y ve mal que le pongan palos en la rueda, pero esa conclusión merece alguna cautela. Por un lado, habrá que ver cuánto de todos estos traspiés políticos el electorado los procesa positivamente dentro de catorce meses. En segundo lugar, mucho dependerá de los resultados económicos, porque si son adversos, la conducta de los opositores será relativa en la consideración ciudadana. De modo que tensar la cuerda tiene sus bemoles, ya que incluso los que apoyan la gestión, manifiestan reservas respecto al nivel de confrontación excesivo.

La otra cuestión a analizar es el nivel de conflicto creciente filas adentro de LLA. Se acaba de ir una nueva diputada por el affaire de la visita a los represores encarcelados. Esto delata un rasgo de la matriz originaria del espacio que su absoluta falta de contención política -y se supone que también de debate interno- a lo que se debe sumar la renuncia de más de 50 funcionarios desde que empezó la gestión hace ocho meses. Era de esperar que esto sucediese porque la candidatura de Milei no nació como fruto de una construcción política, sino como un proyecto personal al que se fueron acoplando figuras sueltas. Dicha génesis formatea los códigos de relacionamiento personal y la inexistencia de reglas consensuadas sobre cómo procesar las diferencias internas, con mucha gente que nunca había militado dentro de estructura alguna. Por lo tanto, prima la actitud cuentapropista y libre pensadora.

Esa estructuración siempre es difícil de manejar, más aún cuando confluyen dos atributos del líder máximo. Uno es su falta de interés en la organización política -casi desprecio por la misma- y el otro es su impronta fundacional fundamentalista, lo cual deriva en una carencia de tolerancia sobre la diversidad de pareceres. 

Los liderazgos que triunfan no solo marcan a su propia organización, sino que además influyen sobre la manera en que ordena el resto del sistema político. La victoria presidencial de Alfonsín con su impronta democrática sin duda incidió para que naciera en el peronismo la llamada Renovación, la cual terminó desplazando por completo a la vieja guardia derrotada en 1983. La asunción de una nueva etapa fundacional con Menem reordenó el mapa político, alumbró el nacimiento del Frepaso y relegó a la UCR al tercer lugar en 1995, provocando luego la creación del primer gobierno de coalición. Por último, el kirchnerismo impuso una atomización del resto hasta que nació y creció el PRO llevando a otra coalición no peronista.

El estilo verticalista de Milei -con todas sus atipicidades- hasta acá ha generado que dos figuras altamente impopulares como CFK y Macri sean las principales referencias de sus respectivos espacios, y que tampoco ejerzan hacia adentro procesos de renovación y democratización. Es decir, ambos opositores no están dispuestos a salir de escena rápidamente, obturan regeneraciones que vitalicen y provocan que la digestión sea muy lenta. Es poco probable que algo contrario suceda hasta que no se tengan en la mano los resultados electorales de 2025. 

Seguí leyendo

Enterate primero

Economía + las noticias de Argentina y del mundo en tu correo

Indica tus temas de interés