El ministro de Industria de Italia, Adolfo Urso, dijo que su país quiere asociarse con Francia y Alemania para "influir" y frenar el ritmo de las leyes de la Unión Europea sobre la reducción de emisiones de automóviles y camiones.
El gobierno de Giorgia Meloni ya se ha pronunciado enérgicamente contra la decisión del bloque de prohibir la venta de automóviles nuevos de gasolina y diésel para 2035, lo que fue clasificado como un "suicidio" y un "regalo" para la industria china.
Por ello, este fin de semana Urso instó a la Comisión Europea a adoptar un enfoque "pragmático, concreto y no ideológico" de las leyes sobre el cambio climático, y dijo que quería construir "una alianza" con París y Berlín a fin de suavizar su costo para la industria y los consumidores.
Además, agregó que ya había discutido el tema en Berlín con el ministro de Economía alemán, Robert Habeck, y que haría lo mismo en Roma, el 3 de marzo, con el ministro de Economía francés, Bruno Le Maire.
"Los tres grandes países industriales europeos pueden influir en las regulaciones europeas", dijo Urso, al tiempo que mencionó que son decisiones "importantes que deben abordarse de manera realista, brindando a los ciudadanos y las empresas una oportunidad real de adaptarse a tiempo".
Urso también indicó que Italia cabildeará por una revisión más amplia de "las etapas y modalidades de la transición ecológica" en 2026, cuando la Comisión Europea deba revisar el progreso realizado hacia el objetivo de 2035 de lograr cero emisiones de automóviles y furgonetas nuevas.
"La UE corre el riesgo de pasar de una sujeción energética a Rusia para el suministro de combustibles fósiles a una dependencia aún más grave de China para tecnologías y materias primas ecológicas", sentenció.
