El índice de precios al consumidor en Estados Unidos subió 6,5% anual en diciembre, mostrando una desaceleración frente al 7,1% de noviembre y manteniendo así la tendencia descendente que comenzó luego del pico de junio que fue de 9,1%.
En términos intermensuales, el índice mostró una baja de 0,1% como consecuencia de los menores precios de la energía.
A su vez, la inflación subyacente que excluye a los rubros más volátiles como los alimentos no elaborados y la energía registró una suba anual de 5,7% mientras que en noviembre había llegado al 6%. Con relación al mes anterior el incremento fue de 0,3%.
Los datos de inflación están en línea con lo que esperaban los mercados y le da margen a la Fed para no profundizar el ajuste monetario porque la suba de la tasa de interés y la consecuente desaceleración de la actividad ya está haciendo su trabajo.
- El pico de inflación quedó atrás aunque el descenso es lento, entre otros motivos, por la fortaleza que muestra el consumo de la mano de un mercado laboral que sigue sólido.
En este contexto, ganará espacio la visión de que la Reserva Federal aumentará la tasa en sólo 25 puntos básicos el 1 de febrero al término de su primera reunión del año y probablemente decida un movimiento similar en la segunda.
Los funcionarios de la Fed sostienen que la tasa superará el 5% y que se quedará en ese nivel durante todo el año, pero el mercado no les cree de porque considera que el freno de la actividad obligará a la entidad a recortar la tasa antes de que termine 2023.
La reacción inicial de los mercados ante un escenario de probable moderación del ajuste monetario fue de manual: subieron las acciones y bajaron el dólar y los rendimientos de los bonos del Tesoro. Son todos datos positivos para la economía global.
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