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Un plan platita de los bancos centrales aplacó el incendio

Los principales bancos centrales del mundo se unieron para darle respaldo a los medianos y chicos.Eso, más la idea de que la Fed no será agresiva, hizo que Wall Street subiera. A nivel local, Massa consigue dólares y el BCRA los pierde. Acciones y bonos bajan más.

Un plan platita de los bancos centrales aplacó el incendio
Luis Varela 21 marzo de 2023

Trabajando contra reloj, los principales bancos centrales del mundo armaron durante todo el fin de semana una red de salvataje para que el colapso de bancos que se venía desarrollando en Estados Unidos y Europa se frenara, y con un monumental respaldo de liquidez y de garantías pudieron apagar el incendio.

El viernes había cerrado con muchísimas dudas y principios de retiros de depósitos de muchos mancos medianos y chicos, tanto europeos como estadounidenses. El diario especializado en finanzas Wall Street Journal publicó un informe donde detalló que "hay 186 bancos medianos y chicos dentro de Estados Unidos que tienen una situación similar al quebrado Silicon Valey". De alguna manera ratificando al titular de BlackRock, Larry Fink, que cerró la semana pasada advirtiendo que habrá más cierres de bancos, y la crisis continuará como en cámara lenta.

Los temores del mercado

Hay temor de que el miedo de los inversores se transforme en pánico, y que aparezca una segunda ola del colapso bancario. Sucede que los tenedores de bonos del Credit Suisse, que ayer se hundió otro 56% (en un año el valor de su acción cayó de US$ 7,56 a US$ 0,82) están completamente alborotados porque de la noche a la mañana se les esfumaron bonos de la entidad por unos US$ 17.000 millones, que se transformarán en falta de pago de otros compromisos. Frente a eso, para arrojar agua helada sobre el hervidero, la Reserva Federal afirmó que estudia para los 186 bancos menores en problemas que haya una garantía de los depósitos del 100% durante dos años. El gobierno de Biden no quiere que el sistema se quede con pocos bancos con condiciones monopólicas.

Semejante demostración de respaldo tranquilizó las aguas, por supuesto con críticas de parte de muchos analistas. Afirman que todo el dinero que se arrojará en el mercado terminará azuzando nuevamente la inflación y que volveremos a aumentar el problema, por lo probablemente el remedio termine siendo peor que la enfermedad. Este enorme esfuerzo de la Reserva Federal hizo que muchos inversores resolvieran desprenderse de bonos norteamericanos, por lo que bajaron sus precios contado y hubo un repunte para las tasas largas estadounidenses, a horas de que la Fed defina su nueva movida, mañana: ayer se pagó 4,4% anual a 1 año de plazo, 3,6% a 5 años, 3,5 a 10 años y 3,6% a 30 años.

El dólar para abajo

Con esto, y con casi todos los centros de análisis económico planteando que esto le costará a EE.UU. la suba del PIB que todavía se esperaba para este año, del orden del 1,7%, planteará la seria posibilidad de una recesión, con profundidad y duración todavía desconocidas, por lo que ayer en el exterior el dólar bajó en bloque contra las monedas principales: cedió 0,9% contra la libra, 0,6% en Brasil, 0,5% contra el euro, en Japón y en México y  cedió 0,1% en Chile y China.

En Argentina, con una condición mucho más debilitada que el resto de las naciones, la situación fue bien diferente. Ayer el ministro Sergio Massa terminó de redondear más créditos externos en dólares (tuvo respaldo por casi US$ 700 millones por líneas del BCIE y de la CAF. Y al mismo tiempo logró que se activaran otros US$ 1.000 millones del swap con China para fortalecer las reservas del Banco Central. Al tiempo que está en conversaciones con el FMI para ver en qué momento cumple con el pago que se le debe hacer al organismo esta semana, mientras el directorio del Fondo termina de liberar los US$ 5.200 millones esperados en DEG.

Las reserva del Central

Pero lo que más preocupó ayer al mercado local fue que mientras Massa se endeudaba en dólares (con pasivos que deberá asumir el gobierno que viene) el Banco Central quemaba dólares en el mercado de cambios para intentar frenar una corrida cambiaria que no para. Ayer la autoridad monetaria vendió en el Mulc nada menos que un récord de US$ 261 millones en un solo día. Con eso pudo detener la escalada que venían mostrando los dólares financieros, pero por simple conveniencia de valor terminó disparándose el valor del dólar blue, que alcanzó el récord histórico que ya había tenido a fines de enero pasado.

O sea, en un día en el que se aplacó la crisis internacional y que Massa consiguió una buena cantidad de créditos nuevos, el dólar blue saltó ayer $3 hasta $386. Mientras que con un balance de todos los dólares recibidos y gastados, el BCRA terminó sumando reservas por US$ 342 millones (que se podrán quemar en pocos días), al tiempo que el dólar Qatar saltó $2,62 hasta $423,70, el Senebi bajó 60 centavos hasta $401,71, el MEP bajó $1,21 hasta $387,63 y el contado con liquidación bajó $1,88 hasta $401,63.  Con la brecha entre el blue y el oficial subiendo hasta el 82% y la del CCL y el mayorista colocándose en el 96%. Y lo más preocupante del caso es que en la relación de los tipos de cambio oficiales del peso contra otras monedas apuntan a que el rojo comercial se consolide. Ayer, medidos en pesos, la libra saltó $3,49  hasta 251,07, el euro subió $2,50 hasta 219,33 y el real subió 39 centavos hasta $39,10.

Esta situación determinó que el mercado de bonos siguiera mostrando una fuerte desconfianza por lo que, con doble volumen operado, los titulos argentinos perdieron ayer en promedio otro 1,8%, con el riesgo país manteniéndose en los 2.383 puntos básicos, nueve veces por encima del riesgo que tienen casi todos los países vecinos de nuestra propia región, que también sufrieron pandemia, sequía, guerra en Ucrania y en algunos casos vienen según el Alberto Fernández de "gobiernos de derecha destructivos" como fue el de Mauricio Macri.

Dos datos clave

Este apoyo de los bancos centrales y el apaciguamiento del mercado llega un día antes de dos eventos que pueden provocar ruido. Por un lado la Fed definirá si sube o no su tasa de interés corta. Hasta hace diez días se decía que la subiría otro escalón de medio punto, hasta 5,25%, porque la inflación se muestra resistente a bajar. Luego se habló de un aumento de sólo un cuarto hasta 5% anual. Pero anoche Goldman Sachs jugó su expectativa diciendo estar convencido de que Powell esta vez no moverá la tasa, porque el problema de los bancos es más peligroso que apurar una baja veloz del proceso inflacionario.

Y el otro gran tema de este miércoles tiene que ver con vencimientos de bonos en pesos que están en manos de inversores privados, que ya rechazaron los dos canjes de Massa, con importantes premios. Definitivamente, son inversores que quieren cobrar los pesos e irse: comprar cosas (generar más consumo y mas inflación) o directamente buscar refugio en el dólar, lo cual empujaría el valor del billete más arriba. De hecho, sin ambigüedades, un informe de JP Morgan dijo ayer que proyecta para Argentina una inflación de 138% en los próximos doce meses con un salto para el dólar. De ahí que todo el mercado estaba muy atento al menú de papeles que ofrecerá Massa en la licitación de esta semana. Esperan que la supere sin problemas, colocando más papeles de colores en organismos públicos, pero la movida será una trampa al solitario, ya que los privados no entrarán en ese juego, y el agujero le quedará al que gane la elección en octubre próximo.

Mejora en las bolsas

En cuanto a papeles privados, el plan platita de la Fed y de otros bancos centrales, con expectativa de que la Fed sea moderada con la tasa, le devolvió el color verde a la Bolsa de Nueva York: de hecho ayer se anotó una suba del 1,1% para el Dow, un alza del 0,9% para el S&P y una mejora del 0,4% para el Nasdaq. Mientras que los mercados latinoamericanos no tuvieron la misma respuesta: hubo una baja del 1% en la Bolsa de San Pablo y una merma del 1,1% en la de México.

A nivel local, el mercado bursátil se apagó en volumen y en precios. Con $3.211 millones de pesos operados en acciones y $5.175 millones en Cedears, la Bolsa de Buenos Aires bajó 0,3%. Mientras que los ADR argentinos que se transan en Nueva York terminaron mixtos: con subas del 1% al 6% para Despegar, Cresud, Bioceres y Supervielle, con bajas del 1% al 4% para Edenor, Central Puerto, Francés, Macro, Galicia, Mercado Libre, IRSA, TGS y Telecom.

Obviamente, el baldazo de liquidez que generará este plan platita de los bancos centrales revivió la cotización de casi todos las commodities. Hubo un repunte del 2,6% para el petróleo, una leve suba para los metales preciosos, avances en las criptomonedas y un cierre mixto para los metales básicos. Donde los valores no estuvieron para arriba fue en los granos: la llegada del otoño, las primeras lluvias, y la baja de la temperatura en la Pampa Húmeda argentina provocó un clima de cotizaciones a la baja para los granos tanto en Chicago como en Rosario.

La salida del peso, con inflación muy caliente, empuja a los inversores a seguir buscando refugio en el dólar. Y cada billete que vende el Banco Central es deglutido por los inversores. Estamos en un proceso peligroso en el que se toma deuda nueva para quemarla de inmediato. Y en el marco de un mercado de pesos en el que los inversores locales ya no participan de manera voluntaria: solo los que están encepados (bancos y compañías de seguros, casi estatizados) son los que mantienen esta cuesta arriba cambiaria que muy pronto enfrentará además casi una elección provincial por semana.

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