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Nada cambia: el tiempo pasa y el mercado sigue igual 

Argentina sufrió otra rueda repetida. El equipo económico sigue anclando los dólares financieros y se prepara para otra colocación de letras y bonos dentro de un mercado encepado, que sobrevive en una pecera.

Ni las acciones ni los bonos despegan. El riesgo sigue en las alturas. Y para peor el precio de los granos sigue en picada.
Ni las acciones ni los bonos despegan. El riesgo sigue en las alturas. Y para peor el precio de los granos sigue en picada. Pexels
Luis Varela 13 agosto de 2024

La situación se va haciendo repetida. Desde que el ministro de Economía Luis Caputo y el presidente del Banco Central Santiago Bausili anunciaron la nueva de intervención en el mercado cambiario, usando reservas que le comprar a los exportadores a valor del dólar oficial y vendiéndolas en el mercado a valor ccl, los dólares libres se van aplastando, van funcionando como ancla, pero los días pasan y el pescado sigue sin venderse: las reservas prácticamente no suben, las acciones se ven estancando y los bonos permanecen inmóviles, con el riesgo país en las alturas, sin que se insinúe que por esta vía la Argentina pueda volver a los mercados voluntarios de crédito internacional.

Mientas esto sucede, como los préstamos sindicados (Repo) de bancos internacionales o los dólares frescos del FMI siguen sin llegar, el Gobierno tiene preparada una ola de ingreso de dólares de emergencia: a través del blanqueo, la moratoria, la modificación del impuesto a los bienes personales, el RIGI y hasta la privatización de empresas públicas. Con esa sucesión de decisiones, manteniendo el superávit fiscal a rajatabla y cumpliendo con puntualidad con los pagos de deuda que se deban realizar, Milei espera convencer a los inversores, tanto locales, como internacionales, para que a través de un largo y sinuoso camino los bonos vayan ganando precio y, a la vez, el riesgo país se aleje de los 1.557 puntos básicos actuales, para ir por lo menos a la zona de los 800 puntos, que nos devolvería al financiamiento mundial.

Por supuesto, no hay únicamente vencimientos de deuda en dólares. También hay un cúmulo de deuda en pesos que empieza a amontonarse. Y luego de limpiar los pasivos del Banco Central y ensuciar los pasivos del Tesoro, la Secretaría de Finanzas sale a realizar este miércoles una nueva licitación en la que el foco de la operación estará en las Lecap que pagarán una tasa del 3,95% mensual, bastante en línea con la inflación que adelantó el vicepresidente del BCRA Vladimir Werning, y muy por encima del 2,7% al mes que pagan los bancos por plazos fijos.

Obviamente, esta Lecap apenas positiva no será el único instrumento que se ofrecerá. Además de la Lecap se proponen otras dos letras y cuatro bonos: 

  • Una letra del Tesoro nacional capitalizable en pesos con vencimiento 11 de noviembre de 2024 (S11N4 - nueva).
  • Una letra del Tesoro nacional capitalizable en pesos con vencimiento 14 de febrero de 2025 (S14F5 - nueva).
  • Una  letra del Tesoro nacional capitalizable en pesos con vencimiento 18 de junio de 2025 (S18J5 - nueva).
  • Un bono del Tesoro nacional en pesos cero cupón con ajuste por CER vencimiento 15 de diciembre de 2026 (TZXD6 - reapertura).
  • Un bono del Tesoro nacional en pesos cero cupón con ajuste por CER vencimiento 15 de diciembre de 2027 (TZXD7 - reapertura).
  • Un bono del Tesoro nacional vinculado al dólar estadounidense cero cupón con vencimiento 15 de diciembre de 2025 (TZVD5 - reapertura).
  • Un bono del Tesoro nacional vinculado al dólar estadounidense cero cupón con vencimiento 30 de junio de 2026 (TZV26 - reapertura).

Los operadores estiman que el llamado volverá a ser exitoso ya que existe el cepo cambiario, una cantidad enorme de pesos que tienen las empresas están sin salida, y antes que obtener menor renta en los bancos, o ante el actual frente declinante para el dólar, la mejor salida de corto plazo es participar en el llamado. Sin embargo, el reloj corre, va llegando fin de año, en 2025 hay un cúmulo de dólares que se les deben pagar a los bonistas y esos dólares no están ni en el Tesoro ni en el Banco Central. Y, lo que es peor, tras los datos que dio el departamento de Agricultura de EE.UU. el lunes, los granos volvieron a hundirse otra vez en Chicago, por lo que no hay grandes esperanzas de que los dólares que se deben pagar lleguen por esa vía.

Este martes, además, se conoció en EE.UU. que los precios mayoristas están empezando a evolucionar en cámara lenta. El índice de precios al productor (IPP), una medida de los precios mayoristas, aumentó apenas 0,1% en julio, y eso es música para Wall Street porque garantiza que la actividad se está frenando y que la Fed deberá bajar pronto su tasa base, pero como contrapartida también pone en riesgo los resultados que tendrán las empresas en los balances trimestrales del tercer trimestre de este año, después de un segundo trimestre que no fue para nada destacado.

Y la garantía de lo que esperan los analistas se vio plasmada en lo que está sucediendo con el rendimiento de los bonos de la Reserva Federal norteamericana: se acentúa la baja de las tasas largas de EE.UU, ya que se pagó 4,4% anual a 1 año de plazo, 3,7% anual a 5 años, 3,8% anual a 10 años y 4,2% anual a 30 años. Y esta baja no está tan orientada a mejora de precios contado, sino a la convicción de que Powell bajará la tasa base de la Fed del 5,5% anual actual a 4,5 o 4,25% anual para fin de año, dependiendo de los números que vayan apareciendo semanalmente con los datos de empleo e inflación.

Y una prueba contundente de lo que está ocurriendo es el bajón que está sufriendo el dólar a nivel internacional. Este martes en el exterior el dólar cayó contra todas las monedas: perdió 0,8% en Brasil y contra la libra, 0,6% contra el euro y 0,3% en Japón, México, Chile y China. Y, lentamente, los bancos centrales grandes del mundo cambian su composición de reservas, incluyendo más oro que dólares: en los últimos años tenían el 70% de su respaldo en bonos de Estados Unidos y ahora esa participación bajó al 58,9%.

Obviamente, esta debilidad internacional del dólar le hace más fácil a Caputo anclar el valor del billete verde, pero atención que otras monedas como la libra, el euro o el real están subiendo de precio. En cuanto a las operaciones que realiza el Banco Central, con el dólar exportador a $1.039,11, la autoridad monetaria compró apenas US$ 3 millones en el mercado y al final del día Reconquista 266 logró sumar US$ 109 millones a las reservas.

Pero este incremento de reservas no alcanza ya que los analistas calculan que la posición neta actual está en una posición negativa de US$ 5.500 millones. Por lo que nadie está completamente seguro de que se pagará con tranquilidad el capital y los cupones de los bonos que vencen el 9 enero próximo (y después el 9 de julio). Por lo que, con más negocios y muy diversificados, los bonos argentinos subieron apenas 0,5%, por lo que el riesgo país cedió solo 3 unidades hasta 1.557 puntos básicos, manteniendo a Argentina casi en el mismo lugar desde hace semanas, completamente fuera del juego financiero mundial.

Ahora, por supuesto, vienen 40 días de blanqueo, que terminará el 30 de septiembre. Analistas privados estiman que entrarán a las cuentas unos US$ 25.000 millones, en el Gobierno creen que el ingreso será superior a los US$ 30.000 millones. Por lo que en las próximas semanas, en esta difícil pulseada que está llevando el Gobierno contra el mercado, además de mirar las reservas minuto a minuto, se irá revisando qué pasa con el blanqueo, y también con la moratoria, el RIGI, las privatizaciones y los adelantos que se paguen por el impuesto a los bienes personales.

En cuanto a papeles privados, los toros de Wall Street -que sólo se mueven con operaciones de muy corto plazo, "trade puro"- no piensan en los balances que llegarán las empresas sino en que se desactive la bomba atómica de la tasa de la Fed. Y como las tasas largas ya bajaron casi un punto anual, sin que Powell todavía haya movido su joystick, se concretó una nueva suba en la Bolsa de Nueva York, ya que el Dow ganó 1%, el S&P avanzó 1,7% y el Nasdaq saltó 2,4%. En tanto que la Bolsa de San Pablo avanzó 1% y la de México mejoró 1,2%.

En el mercado bursátil local se está viendo una divisoria de aguas: los precios de la Bolsa porteña van en cámara lenta, mientras que las ADR argentinas en Nueva York viajan bastante más tonificados. Con $37.780 millones operados en acciones y $43.619 millones en cedears, el índice S&P Merval subió apenas 0,2%. Pero los ADR argentinos que se transan en Nueva York anotaron una suba del 1% al 4% para Macro, Supervielle, Bioceres, IRSA, Central Puerto, Loma Negra, Francés y Despegar, con baja del 2% para TGS.

Mientras esto sucede con monedas, bonos y acciones, las materias primas están boyando, como imaginando un tiempo por venir con desaceleración económica global. Se concretó una baja del 1,7% para el petróleo. Los metales preciosos actuaron débiles. Los metales básicos terminaron mixtos. Para mal de Argentina, la soja se hundió en Chicago nada menos que 2,3% hasta su peor precio nominal en cuatro años y real desde 2007, con bajas también importantes para el maíz y el trigo. Y como contraparte de un mar de dudas general, hubo un repunte del 3% para el Bitcoin con subas algo menores para el resto de las criptomonedas.

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