Con gran expectativa tras el discurso de apertura de sesiones ordinarias que dio el presidente Javier Milei el viernes por la noche (en el "prime time", con todo el mundo viendo de qué modo volvió a inculpar a la casta de todos nuestros males), el mercado financiero argentino abrió este lunes con una reacción notable, al punto que un viejo operador, que vivió mil batallas, se terminó preguntando: "¿Es cierto esto? Miro la calle y no lo creo".
La reacción fue comprensible. Con caídas en las ventas del orden del 25%, con picos de hundimiento del 40% en los despachos de farmacias y elementos de limpieza, el mercado financiero argentino está viviendo una verdadera fiesta, y con una particularidad bien detallada por algunos analistas: los inversores extranjeros parecen estar más entusiasmados con Argentina que los inversores locales, que miran todo lo que pasa adentro.
El resultado de este lunes fue casi inmejorable. El peso argentino se apreció, los dólares libres se hundieron más, la brecha cambiaria se siguió achicando, el Banco Central logró una gran compra de dólares, incrementando reservas y lo más destacado de todo fue un nuevo salto en los títulos públicos, hasta su mejor nivel desde el destructivo canje que realizó el ex ministro de Economía, Martín Guzmán, en agosto de 2020, con el menor riesgo país en veintitrés meses.
Si se quiere, la única mancha gris que tuvo el mercado se vio en la Bolsa de Buenos Aires. Las acciones retrocedieron algo en pesos, pero subieron en dólares, con los ADR argentinos mixtos en Nueva York, y con analistas advirtiendo que los papeles privados no brincan tanto porque las ventas internas son malísimas, los balances no vendrán bien y se viene una batalla contra lo importado, que terminará afectando a empresas y empleos.
Pero este punto de duda no se desarrolla únicamente en la Bolsa porteña. A nivel global, son cada vez más los inversores que se ven venir un problema internacional en los mercados con efectos secundarios desconocidos. Además de todo el caos geopolítico en cada vez más puntos planetarios (con la Otan iniciando un masivo ejercicio de defensa con 20.000 hombres en territorio nórdico recién incorporado) se ven muchos sectores con recesión en Europa, Japón, China y también EE.UU.
Esos riesgos, con violencia por donde se mire, hacen que muchos inversores desensillen e intenten buscar refugio en valores que pueden servir como una balsa para lo que puede llegar a venir. De ahí que ayer el oro alcanzó un nuevo récord histórico de nunca jamás, con una cotización de US$ 2.123, y con la onza de plata recuperando aún más fuerte porque viene muy retrasada. Pero lo que más hizo girar las cabezas de todos fue el vuelo del Bitcoin anotando un salto de casi 8%, y poniéndose a tiro de su récord nominal histórico de hace 28 meses.
En todas partes los interrogantes son interminables. Todos miran a Vladimir Putin, a Xi Jinping, al gordito coreano, a la autorización que le dio la Corte norteamericana a Donald Trump para competir con Biden en la presidencial de noviembre. Además, este miércoles el titular de la Fed, Jerome Powell hablará ante un comité de la Cámara de Representantes y el jueves deberá enfrentar un panel del Senado. Y el viernes EE.UU. publicará sus datos sobre nóminas no agrícolas de febrero, lo cual dará más datos sobre cómo viene la inflación y cómo evoluciona el empleo.
Con todo eso en la mochila, hubo un leve repunte para las tasas largas de EE.UU.: se pagó 5% anual a 1 año de plazo, 4,2% a 5 años, 4,2% a 10 años y 4,3% a 30 años. Y con eso en el exterior el dólar subió 0,5% en Chile, 0,3% en Japón y 0,1% en China, pero bajó 0,2% contra el euro y en Brasil, y cedió 0,3% en México y contra la libra.
Mientras tanto, a nivel local, con el dólar exportador a $ 923,76, el BCRA logró comprar US$ 303 millones en el mercado, la mayor compra diaria de los últimos tiempos, casi sin participación de sojeros, que esperan un mejor precio, y al final del día el BCRA igual logró sumar US$ 311 millones a las reservas. Y con ese resultado, con la gente sin pesos porque las licitaciones de los Bopreal se los llevaron casi todos, los argentinos de a pie deben seguir vendiendo el canuto para pagar cuentas.
Por lo que el dólar blue cayó $35 hasta $1.015, el Senebi bajó $24,33 hasta $1.064,80, el MEP bajó $27,76 hasta $1.031,59 y el contado con liquidación bajó $24,12 hasta $1.065,91. Por lo que la brecha entre el dólar oficial y el blue bajó al 14% y la del CCL con el mayorista cayó al 26%.
Pero como si todo funcionara como un relojito, con Milei convocando a los gobernadores a una primera reunión este viernes, con miras a los 10 mandamientos de mayo, los títulos públicos volvieron a ser una fiesta. Con poco volumen, los bonos argentinos saltaron 3,3%, hasta el mejor nivel desde setiembre de 2020. Y con eso el riesgo país bajó otras 45 unidades, hasta 1.590 puntos básicos, cuando con el Gobierno anterior rozó los 3.000 puntos.
En papeles privados en muchas plazas están abriendo el paraguas. Hay muchos ojos mirando lo que diga Powell, y temor por como salga el empleo el viernes, también hay fracasos como la multa o el auto eléctrico fallido de Google, por lo que la Bolsa de Nueva York terminó el lunes con los peores precios al final: el S&P cedió 0,1%, el Dow achicó 0,2% y el Nasdaq declinó 0,4%. En tanto que la Bolsa de San Pablo bajó 0,6% y la de México achicó 0,2%.
Y a nivel local los inversores se mueven también con cautela. El estancamiento se convierte en recesión y eso no será bueno para nadie. No hay rebote a la vista y, en consecuencia, con $17.982 millones operados en acciones y $23.530 millones en Cedears, la Bolsa de Buenos Aires bajó 0,7% en pesos, pero subió 2,7% medida en dólares. Al tiempo que los ADR argentinos en Nueva York se mostraron mixtas, con subas del 1% al 5% para YPF, Loma Negra, Francés, Supervielle, Despegar y TGS, con bajas del 1% al 3% para Mercado Libre, Pampa E, Galicia y Edenor.
Pero si alguien quiere adivinar qué es lo que puede venir, solo tiene que pasar una mirada por encima de los precios de los commodities. Hubo una nueva baja del 1,6% para el petróleo, a pesar de más recorte de la Opep+. Se dio un brinco para los metales preciosos, con los metales básicos mixtos. Hubo sí una mejora para los granos tanto en Chicago como en Rosario, aunque en el mercado santafesino no hubo negocios con soja. Y, como dijimos, lo más llamativo de todo es lo que pasa con la balsa criptográfica: hubo un salto del 7,8% para el Bitcoin, con subas menores para el resto de los valores del panel.
