Inicio de mayo

El dólar de los ricos sube y el de los pobres va más lento

Con algunas señales de menor inflación global, en Wall Street empezaron a estimar que quizás no sea necesario que la Fed suba tanto la tasa de interés, y Wall Street volvió a subir
En la apertura del nuevo se marcó una notable diferencia entre el que llaman el dólar de los pobres y el de los ricos.
Luis Varela 02-05-2022
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Mayo arrancó ayer con alguna distensión en los mercados de todas partes, ya que los precios de algunas materias primas esenciales están mostrando algún freno, tras subas espectaculares, y empezaron a aparecer en Wall Street algunos analistas que estiman que la Reserva Federal podrá subir la tasa de interés esta semana, pero la inflación global parecería ir amortiguándose, por lo que quizás la suba de los intereses claves del mundo no vuelen tanto como se esperaba hasta las últimas ruedas de abril, un mes que le pegó muy duro al precio de los activos.

Por supuesto, esta reacción es producto de un solo día de tranquilidad. Ayer el petróleo se mostró sostenido, pero los metales preciosos se comieron una baja importante, también hubo descensos en las criptomonedas y bajas para los granos en Chicago, aunque la Bolsa de Rosario mostró subas muy consistentes tanto para el trigo como para el girasol, pero la cosecha gruesa que se vende ahora tuvo bajas, alta liquidación, y eso le permitió juntar unas pocas reservas al BCRA (US$ 61 millones)  luego de cuatro largos meses de agonía y fuga de divisas.

Al ritmo de Powell

Con ese cuadro, y la expectativa de que quizás Powell anuncie una suba de 0,5 punto esta semana, con tasas de los bonos largos todas colocadas en el 3% anual, en todos los plazos (5, 10 y 30 años), la Bolsa de Nueva York pasó de perder a terminar con subas, con una mejora promedio del 0,8%, al tiempo que las bolsas latinoamericanas estuvieron mixtas (México subió 0,9% pero San Pablo bajo 1,1%). Y la Bolsa de Buenos Aires sigue envuelta en una languidez que no termina: con $987 millones operados en acciones y $2.549 millones en Cedears, perdió otro 0,7% (mientras los ADR argentinos en Nueva York siguen debilitándose).

De todas maneras, esta sensación de que la Fed puede subir un escalón la tasa esta semana y quizás algo menos después no impidió que el dólar volviera a colocarse en el centro del escenario, mejorando su paridad contra absolutamente todas las monedas, y alcanzando su valor más alto en dos años. Ayer, de hecho, en el exterior el dólar saltó 2,3% en Brasil, 1,1% en Chile, 0,6% contra la libra, 0,4% contra el euro y 0,3% en Japón y México.

En Argentina, mientras tanto, la apertura del nuevo mes habilitó la compra de US$ 200 por ahorrista/inversor, y con eso se marcó una notable diferencia entre el que llaman el dólar de los pobres (el que se mueve en la calle, informalmente) y los dólares de los ricos (que se manejan a través de operaciones con bonos, de manera legal en el sistema financiero, o en el mercado blue de los operadores).

Y ciertamente, con los dólares oficiales aún utilizados como ancla, tanto el dólar blue como los dólares oficiales (mayorista, oficial y turista) tuvieron subas inferiores al 0,3%, pero los dólares de los ricos pegaron un salto, que se ubicó entre 1,5 y 2,2%. 

De hecho, mientras todos esperan que el titular del BCRA Miguel Pesce vuelva a subir la tasa de interés ni bien se difunda el IPC de abril, que estaría entre 5,5 y 6% mensual según los números que estima cada consultora, las Leliq siguen pagando 47% anual y los plazos fijos 46%, y esa renta claramente no seduce a los que deber renovar colocaciones.

El dólar en Argentina

Así, el dólar blue subió ayer 50 centavos hasta $201, el dólar Senebi saltó $6,22 hasta $213,72, el MEP subió $3,39 hasta $209,39 y el contado con liquidación subió $3,76 hasta $210,72.  

Por lo que la brecha entre el dólar oficial y el blue fue del 66,1% y la brecha entre el CCL y el mayorista fue del 82%. Y con el dólar subiendo fuerte en el mundo, medidos en pesos, el euro oficial bajó un centavo hasta $121,56, la libra cayó 34 centavos hasta $144,58 y el real cayó 43 centavos hasta $22,76.

Detrás de estos movimientos cambiarios y de la debilidad y achicamiento de la Bolsa local, los inversores perciben que los políticos de todos los partidos están sumergidos en otro juego, armando o desarmando posiciones para ver cómo resuelven candidaturas que deberán presentarse dentro de dieciséis meses un período imposible de proyectar en un país que no sabe qué va a pasar dentro de tres días.

Más allá de eso, a cuatro semanas y media de la primera auditoría del FMI, con el ministro Guzmán atacado por tirios y troyanos, sin que nadie lo deje en paz (todos lo acusan de no tomar ninguna medida concreta que oriente un poco las cosas), persiste el lento desangrado de los títulos públicos, con ventas persistentes, esta vez con volúmenes más altos y con operaciones mucho más diversificadas, en todo tipo de papeles.

Ayer, en promedio, los bonos argentinos volvieron a caer 0,8%, ya están en la zona piso que tuvo Cristina Kirchner en 2012 cuando rompió el Indec, y las condiciones siguen sin mostrar ninguna mejora a la vista. Por eso ayer, con movimientos muy selectivos, el riesgo país argentino volvió a anotar otro escalón alcista: creció en 17 unidades y llegó a 1.818 puntos básicos, un número ciertamente complicado.

La próxima licitación

Con ese contexto los operadores comienzan a estimar que a Guzmán le será difícil reunir los pesos suficientes en la licitación que hará dentro de dos semanas, ya que el FMI le sigue insistiendo que no tome deuda ni atada al dólar ni ajustable por inflación. La idea del organismo y de Gobierno es tomar deuda en pesos, ofreciendo sobre tasas de hasta 16 puntos anuales, lo cual sería 60% anual, para ver si logra seguir roleando la deuda.

Pero en los inversores crece un temor. Así como funcionaba con la mecha encendida de la película “Misión Imposible”, o con los cartuchos explosivos que impulsaban al Delorean que viajaba en el tiempo en “Volver al Futuro”, los fondos de inversión y los formadores de mercado temen tomar deuda en pesos, y que con este gobierno o con el que viene se produzca una devaluación de proporciones, o un cambio monetario, y que deje a todos los que tienen deuda argentina en moneda local absolutamente colgados de un pincel.

El analista de Ecolatina Federico Moll hizo un análisis que hizo girar la cabeza de muchos observadores: "Estamos sufriendo acortamiento de contratos, con paritarias a tres meses, cuatro meses, y cualquier shock se perpetúa en el tiempo. Cualquier suba que esté arriba de la vara, se pedirá inmediatamente lo que ocurra, pero qué nadie sabe qué va a pasar cuando suban las tarifas y el tipo de cambio. La inflación se va a acelerar y por contratos tan cortos, vamos a tener un proceso de aceleración, que puede provocar un nuevo escalón en la inflación".

Al buscar el origen del problema Moll hizo una explicación muy particular: "Dejemos de lado la bomba de pasivos remunerados que se está generando en el BCRA, el problema no parece estar tanto en el déficit fiscal y ni en la asistencia del Central al Tesoro, sino en la incapacidad del Gobierno de coordinar expectativas; no existe en el Ejecutivo un funcionario que diga que es lo que cree que va a pasar y por qué pasa lo que pasa. Algún vocero habla de la guerra y le echan la culpa a eso, pero nadie establece expectativas".

"Y sin expectativas -razonó Moll- tenemos analistas que dicen que la inflación va a ser del 40% y otros que dicen que será del 80%, y ahora lo que el mercado más necesita son hechos, que te crean, y no hay nadie a quién creerle, porque no hay nadie que hable. Y el tema es grave porque en muchas economías se sabe cómo se trabaja en procesos de alta inflación, pero este es un proceso nuevo, donde se acortaron demasiado los contratos y ya es peligroso. No parece probable una hiperinflación, pero si es probable una inflación de tres dígitos, y ahí ya no es tan claro como serán las tomas de decisiones, será un escenario desconocido".