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“No puede bajarse la pobreza más de 5 puntos sin cambios estructurales”

"Se requiere de más y mejores empleos, así como de más y mejor Estado en materia de políticas de inversión, seguridad social y promoción del desarrollo", dice Agustín Salvia

03 julio de 2017

Entrevista a Agustín Salvia ODSA-UCA Por Delfina Torres Cabreros

Para Agustín Salvia, director de Investigación del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA), en el mejor de los escenarios posibles la pobreza por ingresos podría bajar cinco puntos hacia 2019, pero no mucho más si no se producen cambios estructurales. En diálogo con El Economista, dice que lo que se necesita son “más y mejores empleos”.

 ¿Qué balance hace de la situación social en 2017?

La situación comenzó complicada por el repunte que tuvo la inflación y el estancamiento del consumo interno. Sobre todo en sectores como comercio, industria y servicios vinculados a la economía informal. El único sector que está reactivando la demanda de empleo en los segmentos menos calificados es la construcción, pero el volumen de su demanda no alcanza para suplir la recesión que atraviesa el mercado interno. Sin duda, los aumentos que por ley en jubilaciones, los programas y las transferencias, así como las paritarias, funcionaron como un alivio y lograron mantener cierto nivel de consumo. En términos generales, no se observa ningún cambio estructural ni un cambio sustantivo en la tendencia. En ese sentido, tampoco creemos que el resto del año sea muy diferente. Desde el punto de vista económico, tasas levemente positivas de crecimiento, inversión en obra pública y una caída de la inflación harán bajar un o dos puntos la pobreza. No más que eso, y siempre en un nivel de mucha vulnerabilidad social.

¿Cuál es una meta razonable de reducción de pobreza en el corto plazo?

Hacia el 2019 el mejor escenario posible es que la caída de la inflación se articule con una mayor reactivación del mercado interno a través de una demanda de consumo en los sectores medios, asalariados y segmentos informales. La obra pública, la construcción, los créditos de vivienda, mejoras reales en el salario mínimo y de convenio, y el crédito a la pequeña empresa serán algunas de las pocas herramientas que podrá usar el Gobierno. Obviamente, mucho mejor si se suman a esto las grandes inversiones internas o externas. Mucho mejor si Brasil sale de la crisis y se reactivan ramas industriales transables como la alimentación, la siderurgia y la industria automotriz. Bajo esas condiciones podríamos bajar 4-5 puntos la pobreza por ingresos, pero no mucho más sino hay cambios más estructurales.

¿Es suficiente crear puestos de trabajo sin más o se necesita que sean de calidad?

Crear empleos precarios o trabajos de subsistencia puede ser relativamente fácil. De hecho se están creando y parte de que el problema de la pobreza no se agrave tiene que ver con que el segmento informal continúa creando y destruyendo empleos precarios con alto nivel de rotación, aunque con caída de las remuneraciones reales. El desafío es crear empleo de calidad en las micro y pymes, así como en los emprendimientos familiares y en la economía social. Pero para eso se necesita más mercado interno, más promoción y más subsidiaridad fiscal hacia estos sectores, como líneas de crédito, cobertura de la seguridad social paga, seguros por despido, etcétera. Se requiere de una política económica, social y laboral integral hacia los segmentos  informales de la economía.

¿Qué resultados han dado hasta el momento las políticas de transferencia de ingresos?

Por ahora las políticas de transferencias permiten que los segmentos más pobres no agraven su situación de indigencia o exclusión, o incluso que los segmentos pobres no indigentes no caigan en situación de pobreza extrema. Pero no son una solución estructural al problema. De hecho, su cristalización en el tiempo tampoco ayuda al desarrollo de una cultura de la inclusión social a través del trabajo, la educación y la cohesión social. Los sectores carentes demandan trabajo digno, vivienda, educación y servicios, pero reciben ingresos que obviamente son necesarios y vienen muy bien para el consumo básico, pero no compran lo que valen las condiciones de plena inclusión social. Para ello se requiere de más y mejores empleos, así como de más y mejor Estado en materia de políticas de inversión, seguridad social y promoción del desarrollo.

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