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No es lo mismo cortar un nudo que desatarlo

Tendremos forzosamente que recurrir al uso de adelantos transitorios del BCRA para que el Tesoro tenga los recursos necesarios.

22 noviembre de 2019

Por Miguel Zielonka CFA y Director Asociado en Econviews

La expresión nudo gordiano viene de una leyenda griega. Los habitantes de Frigia (hoy Turquía) necesitaban elegir rey y para decidirlo consultaron al oráculo. Cuenta la leyenda que el oráculo respondió que el nuevo soberano sería el que entrase por la Puerta del Este, acompañado de un cuervo posado sobre su carro. Al poco tiempo, Gordias, un labrador que tenía por toda riqueza su carreta y sus bueyes, cumplió con las condiciones y fue elegido rey, fundando la ciudad de Gordio y, ofrendando en señal de agradecimiento a Zeus su carro. Antes de hacerlo, ató la lanza y el yugo con un nudo cuyos cabos se escondían en el interior y que era complicadísimo de desatar, quedando como remate de la leyenda que el que consiguiese desatar tan difícil nudo sería el conquistador de Oriente.

Muchos años después, cuando Alejandro Magno se dirigía a conquistar el Imperio Persa, pasó por Frigia. Ahí, fue sometido al reto de desatar el nudo gordiano. Solucionó el problema cortándolo con su espada, mientras decía: “Es lo mismo cortarlo que desatarlo”. Esa noche hubo una tormenta de rayos y Alejandro la consideró un símbolo de que Zeus estaba de acuerdo con la solución.

Hasta tanto no tengamos el alta médica de nuestra adicción al alcohol, no parece sensato trabajar de sommelier.

Argentina enfrenta su propio nudo gordiano, y como el de la leyenda, es muy complicado de desatar. Para lograrlo hay que resolver de manera pronta y prolija la crisis de la deuda, lo que a su vez implica definir y acordar un tamaño del sector público tal que podamos sostenerlo sin ahogar al sector privado. También generar más divisas y ya que estamos en tren de deseos, volver a crecer sostenidamente. Como si eso fuera poco, necesitamos encontrar la forma de volver a confiar en nuestra moneda mediante de un plan monetario que permita bajar de la inflación.

En las elecciones de octubre elegimos como sociedad a Alberto Fernández para que intente desatar nuestro nudo gordiano. Estamos ansiosos por conocer su plan para hacerlo. El escenario está dominado por los rumores y todo indica que tendremos que esperar a diciembre para tener más precisiones. No se sabe cuál va a ser el equipo, ni cómo se asignarán prioridades. Algunos opinan que hay que abordar todos los problemas en simultáneo de manera integral, y otros que recomiendan fragmentar y resolver problemas más pequeños de manera secuencial.

Donde parece haber menos dudas o debate entre los referentes del nuevo gobierno es en el rol que se pretende asignar a la emisión monetaria. Para ser sinceros, actualmente la República no tiene acceso al crédito y la situación de reservas internacionales es delicada. Estacionalmente hay que enfrentar los gastos del sector público de fin de año y no hay caja suficiente. Tendremos forzosamente que recurrir al uso de adelantos transitorios del BCRA para que el Tesoro Nacional tenga los recursos. No es la mejor medida de política económica, pero es la menos nociva en el contexto actual. Repito a riesgo de ser reiterativo, en lo inmediato no parece haber mejor opción que imprimir pesos para que el sector público cierre el año fiscal.

La emisión de pesos en las condiciones actuales conlleva dos riesgos.

El primero es que nadie puede ser obligado a mantener más pesos que los que desea. Con el muy bajo nivel de confianza que tenemos en nuestra moneda, la mayor cantidad de pesos circulantes se irán a precios o a la brecha cambiaria. No será un proceso instantáneo ni lineal, tomará sus rezagos.

El segundo riesgo, y tal vez todavía más grande, es que en lugar de tomar la emisión monetaria como una salida de emergencia para evitar un mal mayor en el corto plazo, el próximo Gobierno vea esta alternativa como una forma de “cortar” el nudo gordiano en lugar de “desatarlo”. En otras palabras, que la próxima administración crea que se pueden eludir los desafíos de fondo en lugar de enfrentarlos.

No tenemos buenos antecedentes administrando la emisión de pesos. Más allá de un resultado temporario, la Historia nos ha mostrado que lo que es un recurso válido en otros países y circunstancias, a nosotros no nos da buenos resultados. Necesitamos caminar un largo trecho, recuperar la confianza en nuestra moneda, y restablecer la sobriedad en términos monetarios. Hasta tanto no tengamos el alta médica de nuestra adicción al alcohol, no parece sensato trabajar de sommeliers.

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